Haití: violaciones y abusos en tiempos de conflicto
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"Patricia, en este momento estamos reunidas organizaciones feministas de República Dominicana junto compañeras de Bolivia, Puerto Rico, Brasil, México, Santa Lucía, Nicaragua, Estados Unidos y Honduras. Estamos escuchando el testimonio de Lise-Marie Dejean, Directora de SOFA, una de las más destacadas organizaciones de mujeres haitianas, y luego iniciaremos los trabajos para definir las acciones solidarias mas allá de la ayuda humanitaria y de emergencia.
Se ha hecho una propuesta de establecer un Campamento Feminista Internacional que se especialice en dar atención a las mujeres, pero también que sea un espacio para que las compañeras haitianas organizadas puedan rearticularse después de la pérdida de sus líderes (1), y de muchas de sus militantes, y que todas podamos colaborar a fin de garantizar que las mujeres y las niñas haitianas no sean revictimizadas como consecuencia de esa tragedia, ni dejadas de lado en el proceso de reconstrucción".
Con este mail, Magaly Pineda, de CIPAF (Centro de Investigación para la Acción Femenina), me informaba acerca de las medidas que se desarrollan en Haití para proteger a las niñas y mujeres que ya sufren abusos y violaciones, unas agresiones que ya se producían antes del terremoto, pero que ahora se acentúan. Muchas niñas deambulan todavía por las calles de Puerto Príncipe, sin saber qué hacer, sin familia, sin nadie. Otras muchas mujeres, instaladas en esa especie de campos de refugiados que se han formado tras el terremoto, se exponen a graves situaciones de riesgo, por la falta de intimidad y de protección. Tampoco existe seguridad, ni comisarías, sólo soldados.
Esta situación, lamentablemente, se presenta como elemento común a las guerras y desastres naturales. En Darfur (Sudán), aunque ya han pasado siete años desde el inicio del conflicto, las mujeres y niñas todavía son víctimas de violaciones y agresiones sexuales. Soldados del Gobierno y milicianos las buscan en las afueras de los campamentos y tratan de aterrorizar a la población con estos ataques. Los responsables, que también suelen ser otros refugiados e incluso familiares, quedan impunes, mientras ellas guardan silencio, sin denunciar y atemorizadas para evitar consecuencias peores.
Kuwait, Ruanda, Argelia, la ex Yugoslavia, Sarajevo, Bosnia, Costa de Marfil, Colombia ... también han sido testigos de estas torturas durante sus respectivos conflictos. Y al igual que las guerras, desastres naturales como el tsunami que devastó el sudeste asiático en 2004, también dan paso a estas agresiones o a la condena de mujeres y niñas a la prostitución.
Para evitar que se produzcan de nuevo, ONG's como Intermón Oxfam, toman una serie de precauciones a la hora de realizar su trabajo en Haití y prestar su ayuda, que consiste en abastecer de agua a la población e instalar letrinas, entre otras cosas. Iván Muñoz, portavoz de esta institución en Puerto Príncipe, me cuenta que procuran instalar el agua en zonas visibles, porque son las mujeres las que van a buscarla, y de esta forma se intimida al posible agresor. También han pensado en su protección a la hora de instalar los baños, que tampoco estarán nunca en zonas apartadas. Hay más letrinas dirigidas a las mujeres y menos para hombres, para que éstas siempre sean más y se puedan defender en caso de que ocurra algo. Este modo de trabajo sobre el terreno, nos explica Muñoz, es común al que han desarrollado en otros países como Congo.
Pero la realidad es que ahora, desde Haití, nos llegan las primeras voces de alarma. Aunque este país caribeño ya registraba altos niveles de violencia sexual contra mujeres y niñas antes del seísmo (2), el caos, la emergencia y la inseguridad se ceban ahora con ellos. Julio César Alonso, periodista y colaborador en la misión de Mensajeros por la Paz en Haití, explica que los agresores no sólo son los presos que han huido de las cárceles tras el seísmo. Lo más grave, asegura, son las bandas organizadas que ya existían antes del desastre y que se refuerzan ahora con los reos. Las primeras violaciones se han producido en Cité Soeil, una de las zonas más miserables de Puerto Príncipe.
Llegados a este punto, sólo queda trabajar para protegerles, simplemente porque la reconstrucción no será posible sin ellas. Las mujeres en Haití encabezan el 43% de las familias y sin ellas no serán suficientes los diez años estimados para devolver a la vida a este país caribeño, uno de los más pobres del mundo.
*Campaña Pon Fin a la Violencia.
*Más información sobre el terremoto de Haití
ANOTACIONES
(1)Magalie Marcellin, de la organización Kayfanm; Myriam Merlet, una activista feminista y actual cabeza del Ministerio de la Mujeres de Haití; y Anne Marie Coriolan, de la organización feminista SOFA (organización feminista de Port-au-Prince), son tres luchadoras feministas que han perdido la vida en el terremoto.
(2) Ya en 1990, tras el golpe de estado que vivió Haití, se creó una formación de extrema derecha que agredía sexualmente a mujeres. En 1996, la Comisión Nacional para la Verdad y la Justicia de Haití declaró que la violación fue usada como arma política. Un año más tarde, Puerto Príncipe acogió el Tribunal Internacional contra la violación de derechos de las mujeres.
Publicado el 29 de enero de 2010 a las 11:30.