Carmen: "Vine a este centro de acogida después de cumplir una condena de 3 años"
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CARMEN (HUELVA). 39 años.
"Vine a este proyecto de Horizontes Abiertos después de cumplir una condena de 3 años, 6 meses y 35 días. Todo esto sucedió en Andalucía, pero al quedarme embarazada de mi hijo pedí el traslado a Madrid para poder estar en un módulo familiar, con su padre también. Por eso he acabado en este piso. De la prisión madrileña salí en libertad y me incorporé a este proyecto. Aquí las cosas me han ido bien. Mi hijo tenía siete meses y medio cuando salí y ahora ha cumplido 29 meses. Está a punto de entrar en el colegio, aquí le han dado buena educación, mucho cariño, me apoyaron en todo, me encontraron trabajo, sigo trabajando... le debo mucho a esta fundación".
Carmen se refiere a la Fundación Padre Garralda, una institución que lleva 30 años dedicándose a la integración social y que gestiona cuatro centros de acogida en Madrid para reclusas, ex reclusas y mujeres sin recursos.
¿Por qué terminaste en prisión?
Por un delito contra la salud pública, un delito de drogas.
¿Te has rehabilitado?
Sí, llevo cinco años y medio sin consumir nada.
¿Recuerdas tu primer día en este centro?
Fue un cambio duro. La convivencia en prisión es muy diferente. Aquí hay personas que desde el primer día te dan mucho cariño, pero estaba acostumbrada a vivir en cuatro paredes. Cuando llegué, al poco tiempo, fuimos al Centro Comercial de La Vaguada para comprarme algo de ropa y yo no sorportaba el ruido, la gente, me mareaba, tenía una angustia muy grande... Pero me incorporé rápidamente y siempre me llevé bien con las otras chicas, con la trabajadora social, la educadora, los voluntarios...
¿Cuánto tiempo viviste aquí?
Un año y medio. Ahora me acabo de independizar, hará mes y medio, porque mi marido ya está en tercer grado y pasa más tiempo fuera que dentro de la cárcel. Estamos esperando a que le den la libertad.
Cuando te trasladas a este piso, ¿ya estás en libertad?
Sí, en libertad definitiva.
¿Cómo era tu día a día?
Hay una serie de normas básicas. Mientras una madre trabaja, la que se queda aquí tiene que cuidar a los niños. Con la comida y la limpieza nos organizábamos, también con las compras... Pero aquí todo es diferente, no es la prisión, es tu casa, porque mientras vives aquí es tu casa, y tienes libertad para salir, pasear a tu hijo, libertad en todos los aspectos.
¿Con quién compartías vivienda?
Siempre he sido la mayor, el resto eran mujeres muy jovencitas, de Honduras, Bulgaria, Valencia...
¿Sus casos eran similares?
Sólo una venía de la cárcel, de la misma que yo, el resto eran mujeres sin recursos.
¿Contabas con apoyo familiar?
No, aparte de mi marido, alguna vez me iba a ver mi suegra y mi familia cuando estaba en Andalucía, pero nunca he tenido ayuda económica.
¿Dónde trabajas ahora?
Como limpiadora en una fábrica de coches. Antes estuve en una cocina, en un hospital... En este centro te facilitan las entrevistas de trabajo y luego, si tienes suerte...
¿Cómo ha cambiado tu vida?
Las cosas me van bien gracias a esta Fundación, no puedo quejarme.
Publicado el 20 de mayo de 2009 a las 20:30.