Elena, víctima de trata: "Hay que saber dónde y cómo pedir ayuda"
Archivado en: Trata, Rumania, Proyecto Esperanza, ONG
NOMBRE: Elena
EDAD: 20 años
PAÍS: Rumanía
ESTUDIOS: Universitarios
Imagínate por un momento que este es tu perfil. Tienes unos 20 años, acabas la carrera y te quieres comer el mundo. Lo primero: unas buenas vacaciones con amigos. Todos los que hemos podido, lo hemos hecho.
Este fue el pensamiento de Elena -nombre ficticio-. Pero los planes no salieron como pensaba. Vino de viaje a España, engañada por un presunto amigo, pero terminó en un piso con gitanos rumanos, sin pasaporte, sin papeles, sin libertad y obligada a explotar su cuerpo para entregar dinero cada día a su proxeneta. Elena es una de las muchas víctimas de trata que ha habido y hay en España. Una ley puso punto y final en 2008 al tremendo vacío legal que existía, pero todavía falta que la norma se desarrolle.
¿Cuándo te das cuenta de que algo no iba bien?
Al segundo día de llegar aquí. Me despierto en la casa de un presunto primo de mi supuesto amigo, pero de primo no tenía nada. Me habían quitado todo, el pasaporte, el dinero, no tenía nada... No me cuadraba y empecé a pedir explicaciones, pero sólo me sirvieron para las palizas que me he llevado.
¿Por qué te fiaste de él?
Era uno de mis mejores amigos.
¿Te pagó el viaje?
No, me lo pagaron mis padres, el viaje y todos los gastos de las vacaciones. No sabían que era un viaje con otros fines.
¿Cuánto tiempo estuviste en esa situación de explotación?
Unos ocho o nueve meses.
¿Cómo era tu día a día?
Estaba encerrada, no podía ver a nadie, hablar con nadie, no tenía acceso al dinero que ganaba por vender mi cuerpo, me llevaba palizas, bofetadas, de todo.
¿Qué sientes ahora hacia esas personas?
Ni odio ni nada, asco.
¿Qué supo tu familia durante tantos meses?
Cuando yo me decidí a inventarme un cuento para poder salir, aprovechando que el proxeneta no estaba en el país, escapé, denuncié, y entonces empezaron a amenazar a mi familia. Mis padres no se lo creían, decían que no podía ser verdad.
¿Hasta dónde llegó el sometimiento?
Hasta estar ingresada en el hospital por las palizas.
¿Quién te ayudó a dar el gran paso para huir?
Una ONG siempre venía al lugar donde ejercíamos la prostitución para ofrecernos su ayuda, para empadronarnos, tener derecho a un médico... Y bueno, una de mis compañeras tomó más confianza con esta gente. Le dijeron que le ayudarían a salir, que le acogían en su casa... Me lo comentó y me fui con esta ONG.
¿Qué tipo de mujeres compartían contigo esa terrible experiencia?
Mis compañeras eran de mi misma nacionalidad, entre 20 y 30 años. Algunas sabían a que venían a España, a ser traficadas; otras no, otras habían estado vendidas de un proxeneta a otro, y algunas se encontraban en peor situación que la mía.
¿Cómo vivíais?
Eramos unas seis o siete chicas en cada piso y de vez en cuando el proxeneta se pasaba por allí. Él vivía con su propia familia, pero luego tenía una serie de amantes en el piso, sus mujeres de confianza.
Afortunadamente, Elena, todo esto ha quedado atrás.
Sí, ahora vivo tranquilamente, feliz, sin problemas, sin miedo de que me pueda pasar algo, es diferente, como volver a renacer, recuperar tu libertad, una nueva vida.
¿Has pensado en volver a tu país?
No, porque ahí corro más riesgo.
¿Te gustaría regresar algún día?
No, voy de vacaciones, pero en periodos cortos de tiempo.
A nivel legal, ¿cuál es tu situación?
La de cualquier ciudadano de la Unión Europea, pero cuando decidí salir, mi situación era diferente, por más que había colaborado con la Policía y había sido testigo protegido. Sólo conseguí una tarjeta de residencia por circunstancias excepcionales, pero no tenía derecho a trabajar ni a nada.
¿Has tenido protección?
No, cuando denuncié, los proxenetas entraron en la cárcel, pero salieron al año. La Policía me avisó de que iban a salir y de que no podrían garantizar mi protección. Me aconsejaron que no me quedase en la zona, pero nada más. Ellos han salido y seguro que han vuelto a rehacer las redes y a traer otras mujeres.
¿Qué opinas de la trata de personas que hay en España?
No tendrá nunca fin. No hay nada en contra. No hay nada que lo prohíba. Mientras las leyes sean tan blandas...
¿Qué le dirías a las mujeres que ahora puedan estar en tu misma situación?
Pues que se escapen de esto cuando tengan la primera oportunidad, pero que lo más importante es saber cómo y dónde pedir la ayuda. No es fácil decirle a un cliente que eres una mujer explotada y que quieres salir. A él no le interesa, te paga por mantener relaciones sexuales, no por escuchar tu historia.
¿Has recibido algún tipo de indemnización por parte del Estado por todo lo que has sufrido?
No. En el momento del juicio denuncié que no había recibido ninguna cantidad de dinero de los proxenetas. Ni el juez, ni el abogado dijeron nada de la indemnización, aunque yo intentaba decir que había sido víctima, que había vendido mi cuerpo...
¿Cómo te ayudo la ONG?
Me ayudó bastante y si no fuera por ella a lo mejor estaba metida todavía en la trata de mujeres. A ella le debo mi situación actual.
P.D.: Proyecto Esperanza es la ONG que ayudó a Elena a salir de su situación. De esta institución hablaré en mi próximo post.
P.D.: Hola, soy Elena, Espero que mi testimonio sirva de algo. Gracias a todos.
Publicado el 17 de abril de 2009 a las 11:15.