María Galiana y Rosario Pardo, dos 'Fugadas' de la vida
Archivado en: María Galiana, Rosario Pardo, Fugadas, Teatro Bellas Artes de Madrid
Decía en la presentación de este blog que el teatro es una representación de la vida y, en este caso, de la más cotidiana. El abandono de personas mayores en residencias, y el sacrificio de las madres de familia de cuarenta y tantos cansadas de sus rutinas, son coplas que nos suenan, y quizás demasiado.
Esta semana he tenido la suerte de charlar con María Galiana y Rosario Pardo. Las conoceréis, de la tele, de ‘Cuéntame'; también del cine, de ‘Tapas', por ejemplo. Ambas actrices presentan ahora ‘Fugadas' en el teatro Bellas Artes de Madrid.
Son las seis de la tarde, es domingo, hace calor, pero Rosario mantiene prendida la estufa en su camerino. Muy amable me hace pasar. Lo primero que me sorprende es su acento. Siempre había pensado que lo enfatizaba en sus personajes televisivos. Pero no. La mujer es de Jaén.
¿Si fuese una fugada...?
Estaría en el Pirineo, maravilloso, me gusta el verde porque soy un poco cabra.
Guarda pocas cosas en su camerino.
Soy poco de camerino, nunca me siento como en casa, sólo tengo maquillaje y flores, regalitos, y un jarabe para la tos maligna...
De momento dos ramos de rosas rojas.
Sí, son de mi marido, del estreno. Pero no me gusta tener fotos de mi marido y mi hijo, ni Santos... Me gustan las flores y poco más.
¿Y la calefacción a estas alturas?
Es que hay mucha humedad, fíjate que estamos en las cloacas de la antigua República, en los subsuelos de Madrid.
¿Estos vestidos son de la función? Una gabardina de leopardo y una...
Ni es rebequita, ni toquita, es un minipún-chinpún, no sé...
Eso sí, los potingues muy ordenados.
Es por Sara, de vestuario, que es más buena que el pan, yo soy un desastre. Cuando compartía camerino con Silvia Abascal, ella es superordenada y yo... todo un desastre fuera de casa.
¿Esta caracola?
Creo que vino en un ramo de flores, que ahora son muy sofisticados.
¿Con cuánta antelación viene al teatro?
Dos horas, me gusta calentar, maquillarme, dar una vueltecilla...
¿Una manía?
Estar sola el último cuarto de hora y agua. Hay agua mía en todas partes.
¿Cómo se trabaja en teatro con María Galiana?
Estamos muy contentas, tranquillas, a gustito, esto es ya trabajo de oficina, hay que venir y ya está.
¿Alguna anécdota?
Tenemos poco tiempo para cambiarnos. María da muchas vueltas y nunca llega. Es un follón... Y yo me he reventado un dedo con una piedra que hay en escena, cosas del oficio.
Ahora me toca María Galiana. Qué impresión. La abuela de España.
María, ¿la pillo ya poniéndose guapa?
Tranquila, me pinto rápido, no necesito a nadie, sólo me pinto los ojos y los labios. No uso maquillaje, sólo me decoro la cara, colorete para no estar blanca, me quito los brillos... En el camerino tengo lo justo para maquillarme, en este neceser, y estas flores del estreno.
¿Qué significa este lugar para usted?
Yo no me instalo. Es un lugar al que vengo a preparame antes de cada función. Hay algunos inhóspitos. Sólo quiero que este limpio y despejado. Necesito venir una hora antes y lo uso poco. La mayoría de las actrices tienen algún fetiche, fotos, un muñequito... porque necesitan calor, pero no es mi caso...
Va muy discreta.
Empiezo discreta, pero debajo llevo un camisón decorado que enseño cuando le hago ver a Marga que yo también soy ridícula.
¿Un día malo?
El día que vino Su Majestad la Reina tenía que haber dos vigilantes en el escenario, por seguridad. Y tuvimos que desnudarnos delante de ellos. Bueno, supongo, porque estaba muy oscuro. Tenemos una chica que nos ayuda, y no tardamos ni tres segundos. Sólo metemos los pies en un agujero y ya.
¿Cómo es Rosario?
La conozco desde el 90, cuando hizo una función en Sevilla, en el Centro Andaluz de Teatro. Luego estuvo cuatro años en 'Cuéntame', y coincidimos en alguna película, en 'Solas', en 'Tapas'... y no hemos perdido nunca el contacto. De vez en cuando nos llamamos y cuando se trató de hacer una función de este calibre, dos actrices, una de mediana edad y otra vieja que soy yo, dije, la mejor es Rosario, es de mi mismo temple.
¿Camerino de tele o de teatro?
Me da igual, pero en la tele tengo uno muy agradable, sobre todo por el sofá, donde me puedo tumbar entre secuencia y secuencia, porque son muchas horas. El de teatro es más agradable por las luces, el espejo... En la tele tengo una mesa, un flexo y el sofá, donde me echo la siesta unos 40 minutos, y se agradece al levantarte a las siete de la mañana.
Publicado el 8 de abril de 2009 a las 13:00.