"Me estoy jugando la vida dando la cara. Sólo espero que la sociedad responda"
Vive con la certeza de que algún día volverá a intentarlo, privada de libertad, oculta, aunque ella no ha intentado asesinar a nadie. Los días pasan protegida únicamente por su portero y con el sufrimiento extra de una madre alejada de sus hijas. Las autoridades le denegaron la pulsera telemática por suponer una pena añadida para el agresor, que se ha saltado en dos ocasiones la orden de alejamiento vigente de cinco años.
Cansada de su inmerecida condena, de su particular prisión y consciente del riesgo que corre, Marta Anguita se ha puesto a las órdenes del director austriaco Günter Schwaiger para protagonizar el documental que cuenta su propia historia de supervivencia: 'La maleta de Marta'. "Me estoy jugando la vida, doy la cara, también mi nombre y mis apellidos. Sólo espero que la sociedad responda con la misma intensidad", subraya. Una sociedad a la que exige reacción, implicación y medios para volver a empezar.
"La vida me ha dado una segunda oportunidad y tengo que aprovecharla. Por eso he hecho esta película, para ayudar a otras mujeres y darles esperanza, para decirles que se puede salir. Y hablo en nombre de todas las que ya han muerto y no tienen voz", añade, contundente y segura de sí misma, porque ahora es "la mujer que siempre quise ser".
El padre de sus hijas -"ya no es nada, estoy separada, divorciada y anulada", matiza Marta- le atropelló, le rompió las dos piernas y le degolló con un cuchillo de doble hoja de veinte centímetros que se ha quedado marcado para siempre en las cicatrices de defensa que reflejan sus manos, lo único con lo que pudo protegerse. El arma estuvo a un centímetro del corazón y pudo quedarse tetrapléjica. "Él sabía donde estaba dando, es farmacéutico", aclara, mientras recuerda el trágico episodio, curiosamente la única agresión física recibida por parte de quien le había maltratado psicológicamente durante años.
Porque la violencia psicológica también puede desembocar en asesinato, y afecta a todas las capas sociales, incluso a quienes cuentan con estudios universitarios, como en este caso. Aunque las ayudas, por ejemplo a nivel laboral, se dirigen mayoritariamente a los niveles más empobrecidos. El abanico sólo contempla puestos de limpiadora o reponedora, sin ir más allá.
agresores arrepentidos
El juez condenó a su entonces marido a quince años de cárcel. "Ha cumplido once años y tres meses y ya está en la calle, sin ningún tipo de control", advierte Anguita. Maltratadores como él, pero arrepentidos, conforman la segunda cara del documental, rodado entre España y Austria para reflejar la universalidad de esta lacra, "un problema de salud pública de proporciones epidémicas", según la Organización Mundial de la Salud.
En este otro ángulo de 'La maleta de Marta' se muestra la visión del agresor que quiere abandonar la violencia machista, a través de los testimonios grabados en el consultorio para hombres 'MännerWelten'. "Yo pienso que la prioridad es el apoyo a la mujer. Me veo impotente, sin ayuda de las instituciones ni de nadie, ni siquiera de mi familia, que me ha rechazado. Sólo de Amnistía Internacional, que denunció mi caso. Por eso hay días en los que no puedo ni salir a la calle, porque no me encuentro bien", concluye. Las puertas de la cárcel se abren para unos y se cierran para otros.
Si necesitas ayuda llama al 016 Teléfono contra el maltrato. Es gratuito y no deja rastro en la factura del teléfono.
Publicado el 27 de septiembre de 2013 a las 10:00.