"¿Quién es la chica que te llevó dentro?"
Lleva las uñas pintadas de rojo, zapatos de lunares, de flamenca, y se llama Manuela. Probablemente tardaríamos mucho en encontrar algo más español alrededor. Por continuar con la descripción, al anterior vestuario hay que añadir una diadema, también color sangre, y un pijama de idéntico tono... con un gato estampado. Manuela tiene tres años, nació a 10.000 kilómetros de Montecarmelo (Fuencarral), su barrio, y hasta pasados sus primeros doce meses de vida la escondieron en el limbo legal de quienes han venido al mundo por gestación subrogada. Sus padres, Juan y Toni, recurrieron a esta técnica de reproducción asistida en el estado de California (EE.UU.), donde es legal tener un hijo a través de esta vía, a diferencia de en España, que en un primer momento no reconoció su paternidad.
"La dificultad llegó cuando intentamos registrar a la niña en el consulado de Los Ángeles. Los funcionarios nos lo denegaron, al deducir que Manuela había nacido por gestación subrogada", explica Toni. La pequeña entra entonces en el país con pasaporte americano, con un visado que caducaría a los 90 días. "Emprendimos entonces una lucha legal y al final terminó saliendo la famosa instrucción del la Dirección General de los Registros y del Notariado del 5 de octubre de 2010. Pero desde que vino al mundo, en febrero de 2010, no conseguimos registrarla hasta julio de 2011", añade.
Como buena española, Manuela disfruta bailando y cantando, y así me recibe, tocando el piano en su salón, presidido por la bandera estadounidense. "¿Cómo se llama la chica que te llevó dentro, que nos ayudó a que tú nacieras?", le pregunta Juan. "Se llama Down", responde automáticamente, gritando al ver su imagen en el teléfono móvil. Manuela sabe que dos hombres no pueden parir y conoce perfectemente su origen biológico. Una mujer americana ayudó a gestarla gracias, previamente, a la donación de óvulos de una segunda mujer. Con la primera mantienen en casa un contacto permanente, aunque a distancia. "Periódicamente le enviamos fotografías y, en cuanto colgamos alguna en las redes sociales, es la primera que opina con esa frase tan suya de 'so cute'", apunta Juan. Lo que seguro desconoce Manuela es que su llegada al mundo supuso un desembolso de unos 100.000 euros para sus padres. "Los costes varían mucho, hay que sumar el abogado, la agencia de subrogación, la gestante, la donante, la clínica médica... Nosotros, además, tuvimos dos intentos fallidos y se encareció. Pero para poner la maquinaria en marcha la cosa ronda los 70.000 u 80.000 euros", aclara.
"El coste es muy alto y a todos nos gustaría que esto se pudiese hacer en España. Aunque lo primero que nos proponemos es la visibilización, que la gente conozcan nuestros casos, que vean que no plantean problemas éticos, y que los procesos se pueden llevar a cabo con garantías. Sólo así irán cambiando las leyes para adaptarse a la realidad, que es lo que defendemos desde la plataforma", subraya Toni. Se refiere a 'Son nuestros hijos', una asociación de familias homoparentales que, por primera vez, pondrá sobre la mesa la gestación subrogada con su presencia en la manifestación estatal que este sábado 6 de julio recorrerá las calles de la capital, dentro del acto central del Orgullo. De momento, a Manuela la dejamos descansando, todavía con los bigotes de chocolate pintados, después de hacer algo también muy español: un Cola Cao nocturno.
Publicado el 5 de julio de 2013 a las 07:15.