"¿Miedo a esta profesión? Más miedo da el toro, ¿no?"
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Fotografía: Luis E. Sánchez
Quédense con este nombre: Cristina Regueira. Con todo el respeto hacia Alejandro Talavante y compañía, quizás esta fuenlabreña de 16 años protagonice en breve el cartel taurino de San Isidro, llenando el vacío femenino de los últimos tiempos. De momento, es la única alumna en la Escuela de Tauromaquia de Madrid 'Marcial Lalanda', y comparte clases con veinte compañeros.
Entramos en su nave, en Batán, donde desfilan capotes y carretones bajo las indicaciones del ex matador José Luis Bote, que la corrige: "Levanta la mano al final, Cristina. Intenta torear por abajo, por ahí es por donde se somete al toro". Bote es uno de sus maestros, junto a Faiqui, con quien ya ha trabajado esta tarde, y bajo la lluvia. "Todos los que vienen son chicos, aunque antes (la escuela se creó en 1976) siempre había tres o cuatro chicas en la clase. Desde hace unos cinco años para acá, nada de nada", explica el ex banderillero.
Sin embargo, por la 'Marcial Lalanda' han pasado desde Cristina Sánchez a Ana Infante, dos de las referencias para nuestra joven promesa. "Son casi un espejo, y pienso que si ellas lo han conseguido, yo también podré hacerlo". Como ven, seguridad no le falta, pasión, mucho menos. "Llega un momento en el que, desde el tendido, lo único que quieres es estar ahí abajo. Lo más bonito de esta profesión es ese sentimiento que tienes por dentro toreando, lo sacas todo, te desahogas", confiesa.
"Mírala, ahora Cristina está mostrando un toreo sobre piernas para llevar el toro al caballo, junto a su compañero", me indica Bote en medio del jaleo de la clase. Aquí, ella es una más. "Siempre es bonito ver a una mujer torear y cumplir sus sueños. Me gustaría competir con mujeres y contra todo el que se vista de torero y luche por lo mismo que yo, sea hombre o mujer", aclara Borja Pereira, alumno de 19 años.
Esa fue también la máxima de Bote, a quien le tocó compartir cartel en su día con Cristina Sánchez. "Ella lo que quería era competir como un torero más. El día que compartimos cartel triunfamos, en San Sebastián de los Reyes, y gracias a ella esto ha sufrido un cambio", recuerda.
Lamentablemente, y escuchando de nuevo a Faiqui, "hay muchos matadores remisos a torear con mujeres, pero aquí a Cristina la tratamos como a uno más, les enseñamos a todo el mundo por igual, a que banderilleen con estética, con arte". Unas lecciones que Cristina recibe desde octubre cuatro veces por semana y durante dos horas diarias, de lunes a jueves, compaginándolas con el primer curso de Bachillerato; unas clases que llevaba dos años pidiendo en casa. "Empezó a decirlo con 7 u 8 años e incluso tenemos un vídeo en el que torea al perro. Su mayor ilusión es ser torera, lo tiene muy claro", comenta su madre, Ana Feijóo.
El reloj marca las ocho y es hora de volver a casa. "No es que tenga ganas de volver, es que no quiero irme", confiesa mientras recoge su capote. "¿Que si me da miedo este mundo de hombres? Más miedo da el toro, ¿no?".
Fotografía: Luis E. Sánchez.
Publicado el 26 de abril de 2013 a las 09:00.