El desahucio también es cosa de niños
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Dos niños de 6 y 9 años han descubierto esta semana un nuevo juego, algo cruel. Consiste en guardar juguetes, libros, y el resto de sus tesoros, en cajas de cartón. "Es la única forma en la que me atrevo a explicarles que nos tenemos que ir, aunque les digo que es por una temporada", explica su madre, Nieves, víctima de maltrato con orden de alejamiento en vigor. Este 22 de febrero (13:00), si no hay cambios, los menores, que en los primeros años de su vida han conocido también de cerca el peligroso juego de la violencia machista, se enfrentarán a su propio desahucio.
La sentencia de divorcio de sus padres les otorgó la vivienda, en Arganzuela, hasta cumplir la mayoría de edad. Sin embargo, los abuelos paternos, propietarios de la misma, reclamaron posteriormente el inmueble y, como consecuencia, el desalojo de sus propios nietos. Finalmente, en junio de 2012, la Audiencia Provincial dejó a un lado la protección de los pequeños para dar prioridad al derecho de los demandantes, siempre según Nieves.
Temiendo que este desalojo se ejecute, la madre busca ya una habitación para los tres a través de Cruz Roja, pagando un máximo de 300 euros. "No tengo recursos, me pagan 137 euros de REMI (Renta Mínima de Inserción), mi ex marido no me pasa la pensión de los niños desde hace años y ya he vendido en el rastro todo lo que me quedaba. Además, en Servicios Sociales y en Cáritas me dicen que no doy el perfil para entrar en una casa de acogida, por mi edad -45 años- y por la de mis hijos", aclara. Mientras tanto, acude cada día a un comedor social para conseguir la cena de los niños, que almuerzan en el comedor escolar pagando 1,20 por cada uno, al ser demandante de la renta mínima.
"No hay justicia. Me siento sola, aunque luchadora, abandonada por Asuntos Sociales y por la Comunidad de Madrid", reclama, mientras piensa qué hacer con los menores este viernes. "En el primer desalojo estuvieron fuera de Madrid, pero permanecerán en la vivienda en este segundo intento, porque son ellos los desahuciados. Sé que será duro, pero tenemos mucho apoyo", avanza.
Mientras los niños corretean por el salón, esquivando paquetes, aparentemente ajenos a la realidad que les ha tocado vivir, Nieves confiesa su verdadera preocupación. "Me pregunto qué secuelas les quedarán de todo lo que han visto, las palizas, los insultos. Van al psicólogo, pero no se expresan, se callan. Esto es lo verdaderamente duro, porque yo olvidaré los golpes con el tiempo". Esperemos que ellos consigan hacer lo mismo con sus recuerdos.
"Me quedé con la cara desfigurada"
Primero fueron los insultos, los empujones. Pero la violencia se agravó cuando Nieves le comunicó su intención de separarse. "Me dio un golpe con el coche y una paliza a los seis meses. Me operaron de un desprendimiento de retina, necesité 89 puntos y me quedé desfigurada. Pero nunca olvidaré la noche en la que me arrinconó y empezó a pegarme sin parar, con mi hija presente, diciéndole que me iba a matar. Vio cosas que no tenía que haber visto".
Publicado el 22 de febrero de 2013 a las 09:30.