"Ya tengo mi alquiler social, pero debo pelear por el resto"
Un inocente aplauso, agradeciendo a un compañero la comida y las mantas que ha traído a la Plaza de Celenque, pone en alerta a los antidisturbios que desde hace días vigilan la acampada pacífica de unos sesenta afectados por la hipoteca frente a la sede de Bankia. Piden la dación en pago, la condonación de la deuda, y alquileres sociales. Y, de momento, "la cosa va bien. Se han parado tres desahucios y se han concedido al menos dos daciones en pago. Estoy muy contento con lo que está sucediendo", explica Carlos, que tras avalar la vivienda de su hija, en Pinto, solicita una de esas daciones.
Todavía más sonriente nos encontramos a Luis, de Parla. "Me acaban de conceder un alquiler social por cinco años, de 250 euros mensuales. Yo ya lo tengo resuelto, pero hay que pelear por los problemas de todos", aclara. "No soy el único. Hoy mismo acaban de darle el alquiler social a otros compañeros", apunta. Se refiere a José, inmigrante peruano residente en Valdemoro y padre de tres hijas. Un alquiler social de 280 euros le permitirá mantener su casa y frenar su desalojo. Gloria, una colombiana que vive en Torrejón de la Calzada y que fue desahuciada recientemente, ha conseguido un alquiler de 200 euros; Robinson, nigeriano con hijos y nietos a su cargo, pagará 315 euros; y Lourdes, ecuatoriana, 375. Estos primeros éxitos de la acampada se produjeron tras un breve encierro de varios activistas en una sucursal de Bankia ubicada en Gran Vía, el pasado miércoles; tal y como ocurrió la pasada semana en otra sede de la calle Alcalá.
Y mientras el Gobierno central estudia cómo solucionar el aumento de los desalojos, pactando con los bancos y sin modificaciones legales, tal y como han publicado algunos medios de comunicación esta semana; en el campamento de Bankia aguardan soluciones otros afectados como Mónica, ecuatoriana vecina de La Elipa y con dos hijos menores. "Yo ya he dejado de pagar el piso hace un año. Fue subastado hace una semana y ahora espero el desahucio", señala.
Como ella, Gladis, peruana residente en Ciudad Pegaso, lleva quince años en España. "Yo vine con un contrato, cotizo desde el primer día, y tengo derechos, por eso estoy aquí", afirma esta última, aclarando que "mi subasta ha sido en septiembre. De momento está desierta, pero el banco se lo va a adjudicar a corto o largo plazo. ¿Quién va a comprar un piso a estas alturas?".
Todavía más dramático es el caso de Inma, que participa en los turnos de la acampada en apoyo a su hermana, española de 48 años residente muy cerca del 12 de Octubre. "Su pareja la maltrató, la abandonó y ahora no puede hacer frente a hipoteca. Todo esto le ha generado problemas de salud y ahora es pensionista, con tres hijos a su cargo, el menor de seis años. Su casa ya ha sido subastada y está esperando, como todos los que ves por aquí", concluye.
Publicado el 2 de noviembre de 2012 a las 08:45.