Un tal Jaime Cullum (o el 'crooner' sin traje)
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Aquí estamos, prestos y dispuestos a pasar buenos ratos. ¿Tiene diez minutos? Vamos a ello. El primer protagonista de mi melomanía ( "amor desordenado por la música" según la RAE) es un tal Jaime Cullum. ¿Le conocen? A más de uno, señoritas incluídas, le he dado tanto el coñazo con este artista que tiemblan al escuchar su nombre. Además de melómano, mi condición de mitómano provocó que la bandeja se hubiese tambaleado un poco cuando tocó servirle una 'tuna salad'. Aquel joven de 26 años (ahora ya tiene 30) parecía agradecido, simpático y tan chiquito que para nivelar las alturas en la foto quien escribe tuvo que subirse a un escalón. Tiene narices. Cuánto arte en tan pocos centímetros.
Abandonemos la parte 'rosa'. Tiro de Wikipedia. "La denominación ‘crooner' se aplica a ciertos cantantes masculinos que interpretan un tipo concreto de baladas. Esta palabra es de origen estadounidense y en inglés tiene connotaciones semejantes a trovador. Suele poseer una voz grave y normalmente se hace acompañar por una orquesta o una Big Band". Bueno, bueno. Depende, que diría un gallego. Frank Sinatra, Dean Martín, Tony Bennet, Paul Anka, Harry Connick Jr... ¡o Jaime Cullum! Sin embargo, el caso de este treinteañero, natural de Whiltshire (Inglaterra), abandona por varios motivos este significado, aunque mantiene el espíritu de tal denominación.
Piensen en un 'crooner'. Michael Bublé es el ejemplo más reciente. Seguro que dibujan en su mente un tipo con cierto atractivo físico, desprendiendo elegancia tanto en el vestuario como en las formas sobre el escenario. Canta al amor o a la vida, siempre con un talante sobrio. Pues Cullum se sale de la norma. Salvo que haya experimentado un cambio radical en las últimas semanas, podríamos estar ante un adolescente 'grunge', no creo que aparezca en el escritorio del ordenador de muchas mujeres y juguetea en directo como si fuera un niño. Redescubriendo las teclas de su piano, a la guitarra, hacendo música con la madera, sonsacando extraños instrumentos, buscando la empatía onomatopéyica entre el público, acelerando o frenando el ritmo según los ritmos de su caja roja... ¡Guau, Jaime!
En uno de esos días en los que no te apetece hacer nada, pones la otra caja, la tonta, y... ¡Zas! Aparece el tal Cullum. Retransmisión televisiva. Festival de Jazz de Vitoria. Año 2005. Desgrana los temazos de una obra maestra como es 'Twenysomething' (desde 'What a difference a day made' hasta 'Next year day' todo es un deleite), versiona el 'High and dry' de Radiohead que incluyó en 'Pointless Nostalgic' (2002) y susurra 'Nature Boy' como si la vida le fuese en ello. Sí, hace jazz, ha mamado de los clásicos, pero 'pica' en otros estilos. Prueba de ello, son sus versiones de Jimi Hendrix, Jeff Buckley, White Stripes, Massive Attack o Love Affair. Denle un pasoble, que lo traducirá a su idioma. El fraseo de Jamie resulta sutil, puede ser claro o trasnochado, con un punto nasal de ida y vuelta. 'Catching Tales' ha sido su última perla discográfica. Ofrece más ornamentación que los anteriores, algún truño como 'Get Your Way' pero contrapuntos rítmicos (escúchese 'Photograph' y de seguido 'Only have eyes for you') o vocales propios de un grande. Prepara nuevo trabajo. El concierto de Vitoria está en Youtube por entregas. Aprovechen una hora de su ocio para apreciar una noche imposible de repetir. Siguen tocando, Jaime... ¡Hasta que amanezca!
Publicado el 19 de noviembre de 2008 a las 11:00.