Rage Against the Machine, fascinante rebeldía en Rock in Rio
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Pasaban unos cuántos minutos sobre la hora prevista. Silbidos. No salían. Un griterío ensordecedor presagiaba su aparición. Con la mítica estrella roja de cinco puntos (la bandera del Ejército Zapatista de Liberación Nacional) como fondo en el Escenario Mundo, los Rage Against the Machine tomaron posiciones como si estuviesen dando un paseo por las calles de su barrio. Ante todo, naturalidad.
Ubicado entre el escenario y las primeras filas por unos instantes, uno alucina con el fervor popular que despiertan los artistas o cualquier persona que provoque miles de cámaras digitales y móviles preparadas para inmortalizar la cita hasta la eternidad. Quienes esperaban a RATM probablemente hayan regresado durante su espectáculo a los 90, cuando esta banda provocó un lío descomunal durante sus dos primeros discos, con aquella rebeldía individual y social que todos llevábamos encima, negándonos a aceptar las reglas impuestas por el sistema. Como todos los medios han indicado en sus crónicas, resulta paradójico, contradictorio o, al menos, sorprendente, que semejantes valores brillen en una gigantesca fiesta comercial llamada Rock in Rio Madrid. Un espectador decía en la televisión que la situación tiene sentido. Para crear himnos anti-sistema, hay que hacerlos dentro del propio sistema.
El caso de Rage Against the Machine forma parte de esa innumerable lista de grupos con un directo increíble, causado por músicos de indudable categoría, que viven del pasado, porque tienen poco presente. Maticemos. Fascina observar como ‘Killing in the name' suena igual de bien que hace 18 años, cuando se hizo popular, pero duele admirar a una formación cuya creatividad, compuesta por tres discos (el cuarto era de versiones), se atascó en la penúltima década, aunque sigan tocan por todo el mundo con el mensaje de que su existencia se puede ir al garete en cualquier momento.
Vestido con una camisa roja y ese pelo tan característico, Zach de la Rocha y los suyos, con Tom Morello espléndido a la guitarra, se entregaron al personal con una respuesta inmediata, fácil. El desarrollo del repertorio fue muy adecuado, con la inclusión paulatina de los ‘hits' y la configuración de una ceremonia basada en rock, funk, rap y metal. Las cuatro señas de identidad creadas por esta banda californiana que provocan movimientos corporales tan impulsivos como metódicos. El sonido, bestial. Si les ves de cerca constatan que, cuando salen a la arena, son lo que fueron, aunque éste sea más bien un consuelo personal, la satisfacción de que el concierto ha merecido la pena y formará parte de nuestras vidas.
Rage Against the Machine fue una de las actuaciones estelares de Rock in Rio Madrid en su jornada del viernes 11 de junio. El próximo lunes 15 finaliza el festival.
Publicado el 12 de junio de 2010 a las 17:30.