Archivado en: New York, Kings of Leon, Roosevelt Dime, Creed
Quienes han estado allí pueden corroborarlo. De hecho, lo advierten. Te sientes pequeño allí dentro, entre tanto rascacielos. Necesitas alejarte de Manhattan, escalar el Empire o subir en helicóptero para contemplar mínimamente la urbe neoyorquina. Allí, todo funciona a lo grande, en dosis brutales. Incluso, si hablamos de música. En la tremenda radio del apartamento podías sintonizar emisoras de todo tipo, con una selección tremenda. En España no podemos decir lo mismo. Allí pegan mucho los Kings of Leon y su 'Use somebody' no paraba de sonar en mi cabeza. "I've been roaming around, always looking down at all I see..." Me fascina la voz de Caleb, así como la versión que interpreta Pixie Lott.
Al llegar a nuestra casa provisional por la noche y también cuando nos levantábamos, la FM funcionaba a tope en el 207 de Dyckman Street. Durante el día, sólo necesitabas caminar para llevarte divertidas sorpresas. Un buen sitio para probar suerte es Central Park, una bella inmensidad. Un tipo preparaba su guitarra para tocar y ensayaba con 'Lonely People' de America. Más adelante, tres hombres entretenían a un buen grupo con su 'acid country'. Se hacen llamar 'Rooselt Dime'. Tony, Ebem y Andrew son de Brooklyn. ¡Eran tremendos! Me gustó especialmente este tema...
Los americanos tiene dos virtudes que, bajo mi punto de vista, no aceptan ningún tipo de discusión. Son los reyes del marketing y del entretenimiento. Poseen un sentido del espectáculo descomunal. Un grupo de jovencitos 'breakdancers' puede prepararse una buena coreografía, un discurso simpático y salir a la calle listos para ganarse unos dólares. Porque si lo hacen bien, si eres bueno, la gente mete la mano en el bolsillo. Da igual que estés en Times Square o en un vagón del metro. Ponen un fondo musical y dan volteretas hasta que se te caiga la baba. Incluso, me impactaron unos señores mayores a capella en el interior de la línea 1. Precisamente, en las catacumbas del metro tuvo lugar el momento más emotivo del viaje. Por inesperado. Avanzaba la madrugada. Todavía nos quedaba un rato para llegar a nuestro refugio. Último trasbordo. Un pasillo enorme con azulejos blancos. Los ecos de una melodía familiar me ponen en alerta. "Well I just heard the news today, it seems my life is going to change. I closed my eyes, begin to pray, then tears of joy stream down my face..."
El tío se desgañitaba al igual que Scot Stapp en esta canción (una de mis favoritas) de los Creed. 'With arms wide open'. Cuando el cantante de la banda americana supo que iba a ser papá, compuso un hinmo a la esperanza. Seguramente, habrá sido una jugarreta del destino. Quién sino iba a regalarme un detalle tan extraordinario. Cuando pasé a su lado, casí le doy un abrazo. Seguro que cuando se lo cuente a la gente nadie lo entenderá...
P.D: Mañana, siguiente capítulo de 'I love New York'. Un tributo a Harlem.
Publicado el 27 de agosto de 2009 a las 12:30.