Excelencias rockeras en lugares recónditos
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Después de la vorágine laboral vivida esta semana, ayer tocaba comida navideña con los compañeros de trabajo y, como suele suceder en estos casos, la sobremesa acabó en plena noche con ese cachondo colectivo que emociona, al sentirte afortunado por estar cada día con gente bondadosa, verdadera y trabajadora. Su compañía era maravillosa, pero el objetivo nocturno estaba clarísimo: el desembarco en Madrid de The Soul Jacket y Óscar Avendaño y Los Profesionales.
Cuando la lluvia mojaba las calles de la ciudad, el interior del Rock Palace, un ‘garito' sumamente agradable situado en Vara del Rey (Delicias), se preparaba para una sesión rock de rock & roll vigués. Dos de los mejores exponentes olívicos de esta forma de vida demostraron sobre su coqueto escenario que los grandes conciertos y las grandes bandas pueden vivirse en lugares recónditos, sin el agobio de las masas ni una promoción agotadora.
Óscar y los suyos, entre los que estaba el baterista Mauro Comesaña para hacer posteriormente doblete, sonaron de lujo con un ‘set' basado en la canciones del primer trabajo de este bonito proyecto, donde no sobra ningún tema y ‘Rajad, rajad, malditos' adquiere la condición de ‘hit'. Después, apareció uno de los mejores grupos en vivo que he visto jamás. Ya van varias ocasiones en primera fila y la pasión continúa. Repasaron los cortes de ‘Wood Mama', disco extraordinario, y cerraron su vibrante espectáculo con ‘Stampeding Cattle', un canto a la excelencia.
Ojalá ambas bandas vuelvan pronto y sigan juntos haciendo kilómetros. Son muy, muy buenos. No lo digo desde el cariño ni el patriotismo. El corazón nunca miente.
Publicado el 15 de diciembre de 2012 a las 21:15.