Siempre he creído que con educación y respeto se va a todas partes. A más de uno, sobre todo últimamente en Internet, 'se le va la olla'. Seguramente, no tienen nada más entretenido que hacer con sus vidas. En fin... Lo importante es aclarar ciertos aspectos en relación al concierto que los Lori Meyers ofrecieron el pasado jueves 22 de enero en la Sala Joy Eslava de Madrid. El 'menda lerenda' tenía ganas de ver al grupo granadino y, como periodista en el ejercicio de la profesión, consiguió un par de invitaciones. Siempre me he sentido muy afortunado por hacer lo que me apasiona. Además, por ciertos privilegios que eso conlleva.
Al no comprar la entrada desconocía lo que se podían imaginar tantos seguidores de Noni y compañía. Evidentemente, la mayoría de los asistentes (por no decir todos con alguna excepción como la mía) pensaban asistir a un espectáculo único de los Lori, con telonero, teloneros o quien sea antes de su salida al escenario. Si uno paga 15 o 20 euros por un billete y recibe la contraprestación artística ofrecida por la banda (un 'títere' en manos de la promotora o de quienes hayan organizado tal desaguisado) tiene todo el derecho del mundo a cabrearse. Yo lo haría. Y me cagaría en todo. Así sucedió cuando después de 45 minutos el grupo se dio a la fuga sin despedirse con buenos modos. Si en las entradas ponía 22:30 como hora de comienzo y la historia finalizó a las 23:15, debería caérseles la cara de 'vergüenza', señores promotores. No se puede jugar con la gente. Claro, a ustedes les da igual, pero quienes van a pagar los platos si la cosa no cambia van a ser los artistas. Si ustedes tuvieran conciencia, deberían devolverle el precio de las entradas al personal.
Al desconocer este asunto (entonamos el 'mea culpa'), me quedé un tanto perplejo por los insultos de la peña al acabar el 'show'. "Deberían haber dicho algo para despedirse o hecho algún bis", pensaba. Pues no. En el exterior de la sala, caras largas, mosqueos considerables. Al 'menda lerenda' le dijeron desde la organización del evento que todo comenzaba a las 20 horas. Si en los tickets ponía 22:30... ¿Alguien de arriba me explica esa diferencia si finalmente hubo dos 'teloneros'? Patético. Navegando por Internet y viendo algunos carteles por ahí me defraudó saber que la cita musical se denominaba 'Food&Wine experience', cuyo cartel incluía también a dos bandas como 'Ovni' o 'Yani Como'.
Al igual que sucedió en la sala El Sol el pasado mes de octubre (aquí lo decía su cantante), pensé que estábamos ante otro concierto con el tiempo repartido y, seguramente, con una hora, como máximo, de Lori Meyers. Llegué a las ocho de la tarde a la Joy. Pregunté a miembros de la organización, que tenían mucho lío. No hubo respuesta concreta. Que si a las nueve, nueva y media... Decidí ir a tomar algo con un amigo, regresando a la sala sobre las 9:30. Me sorprendió el gran espacio que había en la pista de la Joy. Sobre las 22:15 aquello estaba lleno. Pusieron la publicidad del evento en las pantallas... y luego pasó lo que pasó.
La promotora debería dar la cara. Todos los que hayan estado implicados en la organización del 'show', Lori Meyers incluídos. Que si los grupos anteriores tocaron más de lo previsto, que si las normas de la Joy obligan a cortar los conciertos a esa hora... La gente que estuvo en el concierto quiere respuestas. Por cierto, 'cerrar' la web del grupo por miedo a las quejas no viene a cuento.
Publicado el 23 de enero de 2009 a las 13:30.