Lenny Kravitz, un clásico que sigue en forma
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El sábado comenzó la tercera y última edición de Rock in Rio Madrid, ese festival que cerrará sus puertas definitivamente por las pérdidas económicas. La propuesta inicial, ese centro de comercial para todas las edades con grandes estrellas musicales, parecía prometedora, pero se ha convertido en un evento muy descafeinado por la selección de artistas y su ubicación en el cartel de cada jornada. Atrás quedan los tiempos de Neil Young, Amy Winehouse o The Police, que maravillaron en aquel 2008.
Este Rock in Rio Madrid 2002 se estrenaba con una programación muy española, propia de las radiofórmulas adolescentes de nuestro país. El Pescao, Maldita Nerea y La Oreja de Van Gogh (Leire le da mil vueltas sobre un escenario a Amaia Montero) precedieron el ‘buenrollismo' de Macaco, tan motivador con lo que dice como repetitivo en el desarrollo de sus melodías. Eso sí, ‘Moving', ‘Con la mano levantá' o ‘Love is the only way' dejaron muy bien cuerpo al personal, que despidió el día con el barcelonés y recibió la noche con un entonadísimo Lenny Kravitz.
El cantante y guitarrista neoyorquino de 48 años ofreció un recital corto por la lucidez de una organización que priorizó a Maná (dos horas) como cabeza de cartel por delante de un músico más contrastado a nivel internacional. Así les va. Lenny apenas actuó durante una hora y cuarto, pero hizo gozar al público, sobre todo con los temas de siempre (American Woman, Rock and Rol is dead, Mr Cab Driver, Fly Away, Are you gonna go my way?, Let love rule), esos que recordaban al mejor Kravitz, el que desde finales de los 80 hasta que este nuevo siglo firmó cinco álbumes fantásticos. ‘Lenny' y ‘Baptism' fueron dos pinchazos notables antes de una importante recuperación con los dos trabajos discográficos más recientes. De hecho, ‘Black and White America' está muy bien, muy bien.
El increíble final con ‘Let love rule' (paseíllo incluido entre los fans para cantarle al amor) podría haber sido el cierre final de la jornada musical porque Maná fue una decepción mayúscula. Sus temas fueron tan plomizos que les convirtió en seres irreconocibles tras tantos ‘hits' agradables con aquel rock latino más artesanal de otras épocas. Ahora, están de capa caída, como un Rock in Rio Madrid 2012 al que sólo le salvará el probable conciertazo de los Red Hot Chili Peppers.
Publicado el 3 de julio de 2012 a las 01:45.