El memorable 'bolo' vigués de The Pretty Things
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Sentado en una mesa en los exteriores de la sala Playmovil (referencia olívica en la programación de eventos musicales), Phil May disfruta saludando a los fans, sacándose fotos y vacilando con el personal a sus 67 años mientras degusta una copa de vino blanco. Tan exhausto físicamente como feliz en su interior, ha sido uno de los artífices del conciertazo ofrecido en Vigo por The Pretty Things, uno de los grupos más legendarios de la música en su último medio siglo, durante la noche del pasado sábado tras el excelente prólogo de los lanzadísimos The Soul Jacket.
Junto a él estuvieron, a dos metros del público por la extremada cercanía que ofrece el alargado escenario, el soberbio Dick Taylor (sí, sí, el que fuera primera bajista de los Stones) a la guitarra, Frank Holland (un cuarto de siglo tocando el mismo instrumento que Taylor en la banda) y dos maravillosos jóvenes que ya llevan unos años tocando con ellos: George Pérez (bajo) y Jack Greenwood (batería). A sus 22 años, Greenwood, encargado de aporrear las baquetas ya se está convirtiendo, sin lugar a dudas, en uno de los mejores en lo suyo. Lo hace todo de un modo tan natural que te deja boquiabierto.
Del quinteto inicial (Phil May, Dick Taylor, Brian Pendleton, John Stax, Viv Prince) sólo quedan los dos primeros en el grupo, pero la esencia de este mítico proyecto nacido en 1963 permanece intacta con espectáculos técnicamente sobresalientes y sentimentalmente inmejorables por el sudor desprendido durante todo el repertorio vigués. Aquello fue un no parar, perfecto para recordar a esos The Pretty Things que marcaron una época en el Reino Unido con su prodigioso R&B. El ‘garage', la psicodelia, el punk y ese rock crudo que mueve tantas cabezas de un lado para otro forman parte de la singular genética de un grupo emblemático donde los haya.
Cuando se bajaron del escenario para compartir tertulia con las decenas de personas que fueron a verles demostraron una humanidad, una normalidad que ya para sí querrían muchas figuras de cartón piedra, aupadas desde hace dos días por cuatro críticas y ensalzados como un plato de consumo obligatorio. Mientras Taylor se marchaba para el hotel sin hacer ruido, después de un rato largo, May aseguraba que no tiene fecha de caducidad. "Supongo que llegará un día en el que me levante y no quiera seguir, pero por ahora no ha sucedido", afirma con un agudo sentido del humor. Seguidor de Queens of Stone Age o Kasabian, entiende que hoy en día es muy complicado hacer algo fresco. Ellos lo hicieron. Tanta modernidad y esas ansias por las novedades suele nublar nuestras neuronas.
Publicado el 25 de junio de 2012 a las 21:00.