Archivado en: Bob Dylan, Desolation row, insomnio
No he pegado ojo esta noche. Hace demasiado calor en casa con las ventanas cerradas. El aire acondicionado molesta y cuando abres las ventanas para acariciar cualquier arrebato de brisa, ésta viene acompañada por gritos incomprensibles a las cinco de la madrugada. Básicamente, vivo en un lugar privilegiado con la única pega de que resido frente a una plaza muy concurrida. De día y de noche.
¿Sabes cuándo no tienes energías para hacer absolutamente y simplemente deseas dormir pero algún elemento externo impide un deseo tan banal? Te levantas. Vas al sofá. Abres la nevera para picar algo. Visitas el baño. Regresas a la cama. Abrazas a tu querida, fuente insoportable de calor. Marcas territorio. Todo arde. Cuando esto sucede, la vitalidad aguanta hasta media tarde. Luego, se cae al igual que una pota cuando la colocas apresuradamente en cualquier estantería. Entonces, aparece Dylan con sus palabras infinitas. Recita una historia casi interminable atrapada en diez minutos somnolientos. 'Desolation Row'. Intento traducir las letras del tema, pero mi concentración desaparece tras cada frase de Bob por la huella que dejan sus labios.Sopla la armónica. Después, el silencio. Mentira. Un desalmado interrumpe este acto de paz interior. Bob, cómo jode el maldito insomnio.
Publicado el 7 de septiembre de 2009 a las 20:30.