Carlos Núñez: "La música es un reflejo de nosotros mismos, de nuestras pasiones y búsquedas"
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La curiosidad ha provocado que Carlos Núñez (Vigo, 1971) se haya pasado tres años buscando las conexiones entre Galicia y Brasil. Así surgió 'Alborada do Brasil', que presenta este sábado 27 en el Teatro Fernán Gómez (Madrid) dentro del festival 'Músicas en la Villa'10'. Lo hará en una doble sesión. La primera actuación tiene lugar a las 7.30 de la tarde y la segunda a las 10 de la noche, con un precio individual de 28 euros por concierto. El artista, que con ocho años ya enseñaba su talento, alcanzó una notable popularidad con 'A Irmandade das Estrelas' (1996). Desde entonces ha hecho carrera como uno de los gaiteros más famosos del mundo, magnificando el sonido celta y trabajando la fusión con diferentes estilos sonoros o costumbrismos musicales.
Carlos Núñez exprime al máximo el reloj. Hiperactivo, manifiesta una electricidad vital inquietante desde el otro lado de la línea telefónica. Entusiasta de lo suyo, se explaya sin medida ante cualquier cuestión. Supo que su bisabuelo había viajado a Brasil. Allí se le perdió la pista. "La policía me acaba de certificar que Jesús Nunes es José María Núñez, mi bisabuelo", señala en el primer intercambio de palabras. Le ha encontrado. Esta quizá ha sido la mayor alegría para Núñez en el proceso creativo de 'Alborada do Brasil'. El álbum, producido por Alê Siqueira y Mario Caldato Jr., cuenta con casi cien músicos invitados. The Chieftains, Carlinhos Brown, Lenine, Adriana Calcanhotto, Jaques Morelenbaum, Dominguinhos, Fernanda Takai, Yamandú Costa, la Escola do Samba Beija Flor o Wilson das Neves han sido algunos de los artistas que han participación en el álbum, publicado durante junio de 2009.
Con Núñez uno no sabe si la música funciona como el motor que propicia su interés por las cosas o si el proceso recorre el camino inverso. "La música es un reflejo de nosotros mismos, de nuestras pasiones, de nuestra búsqueda. Como todo el arte. Es como el amor, una eterna búsqueda". Sin comerlo ni beberlo, se arranca con un resumen filosófico de sus intenciones para 'Alborada do Brasil' y le sale un análisis sociológico-musical contundente. "Sentí que era el momento de dar el salto a Brasil e inicié esa exploración. Me he encontrado con que a ese Brasil que vemos a través de las fotos o las películas (Copacabana, Carnaval, samba, fútbol) le sucede lo mismo que a mucha gente cuando viene a España con el flamenco y los toros. Curiosamente, la parte más extensa de Brasil es la que nunca nos han contado: la parte galaica. Hubo un gran país que se llamaba 'Galaecia' y que cogía casi toda la mitad norte penínsular, todo el noroeste. Allí, se tocaba la gaita, se decía que eran descendientes de los celtas", apunta Núñez, quien continúa con esta pequeña clase de historia.
"El hecho es que cuando Portugal se independiza, los portugueses llegan a Brasil en 1500 y escriben esa famosa carta al Rey de Portugal, la carta del descubrimiento. Lo primero que hacen es bajar del barco a un gaitero para que toque ante los indios. Eso acabó en una fiesta. Esto es un poco el símbolo de lo que llevó Portugal a Brasil, esa Edad Media, esa parte galaica. Sucede que, después, fueron llegando otras cosas. En aquellos barcos viajaban dos mundos. Por un lado, el mundo medieval con la gaita y las tradiciones rurales de la península ibérica. Por otro, el renacimiento, las ciudades, la guitarra. Toda esa parte más moderna se quedó en la costa. Hay dos grandes Brasil. En el de la costa están los negros y se hizo toda esa mezcla, pero si te vas 50 kilómetros hacia adentro, ves que todos son 'blanquitos', te encuentras con ese Brasil gallego, medieval, y escuchas cantos de bueyes en la voz de Caetono Veloso o Gilberto Gil. Aquí, Alejandro Sanz nunca te cantaría un canto de bueyes", añade.
Sin tirarle de la manta, Carlos Núñez desarrolla toda una parafernalia lingüística que cautiva al oyente, interesado en conocer otras realidades diferentes a la suya. "Lo interesante de Brasil es que somos nosotros mezclados con esa parte africana, indígena. Esa parte es la clave del éxito. El flamenco lo tuvo clarísimo. El único que funciona en Brasil es el de las rumbas flamencas. ¿De dónde viene? De Cuba. Es la parte africana. Allí está nuestro pasado y nuestro futuro, porque el futuro pasa por esa mezcla", argumenta el artista gallego sobre la fusión galaico-brasileira o hispano-brasileira.
La elaboración de 'Alborada do Brasil' ha requerido, en el caso de Núñez, una estancia prolongada en aquel país. "Ha sido un proceso de tres años, viviendo allí y viniendo a Europa para los conciertos. Los 'brasileros' son muy complejos, porque son como gallegos perfeccionados. Si el gallo no sube ni baja, el 'brasilero' es eso multiplicado por mil. Entonces, no te escuchan, te huelen. Estás delante de Carlinhos Brown y es como estar delante de un paisano de Lugo. Él ya sabe lo que quieres. El brasileño tiene un olfato natural para el éxito. Si perciben que lo que le llevas es caballo ganador, se te van a sumar. Ha sido muy intersante el proceso de conquista, porque ellos lo que conocen es Barcelona, Madrid... Entonces, cuéntales tú que esa lengua que hablan es la misma que el gallego. Eso sólo le interesa a las clases de la parte superior de la pirámide. Brasil es un país muy piramidal, pero tiene unas minorias culturales que si entras en ello tienes acceso a todo", considera este vigués de 38 años.
Que si Nélida Piñón, Adriana Calcanhotto, Caetano Veloso, María Bethania, Carlinhos Brown. La lista de colaboraciones presentes en 'Alborada do Brasil' no tiene medida. Ha sido un proceso largo, pero he aprendido un montón porque Brasil es un país muy competitivo. Son gallegos perfeccionados, pero también americanos. Es una música muy completa porque lo tiene todo. Tiene la armonía europea, la melodía europea. Encuentras la armonía de las músicas celtas, las armonías de Beethoven y de Bath y además tienes el ritmo de los negros. ¿Quién puede más?", pregunta Núñez sin una intención concreta.
Carlos comenzó en todo esto cuando era muy pequeño. "Tenía 8 o 10 años", recuerda. "Ahora, tengo 38 años", concreta. Con tres décadas de entrega personal y, posteriomente, profesional a la música, ha recibido reconocimientos por su trayectoria en todo el mundo. Gaitero universal, ha hecho mucho por la música celta, pero no le otorga demasiado importancia a su privilegiada situación actual en el panorama sonoro internacional. "Tengo la sensación, todos los días, de estar empezando de nuevo. En cuanto el artista se acomoda y empieza a vivir como un burgués, ahí se quedó. Como pierdas esa curiosidad, casi de adolescente, estás perdido. Eso es lo que me da energías. También es fundamental el hecho de haberlo tenido difícil. Si tocase flamenco o hiciese otro tipo de música que ya existe, como un género asentado, todo sería más sencillo. Encima, tocas un determinado tipo de música y no te queda más remedio que crear ese público en países donde no existe. Me ha tocado crearlo en Francia, Alemania, Japón, Italia o América. Esas pequeñas tortas y esas dificultadesson las que te hacen estar vivo", entiende el autor de 'Alborada do Brasil'.
Como si el gaitero gallego quisiese ponerle un final a esta entrevista, sin el conocimiento de que no existen más preguntas, Núñez propone una última reflexión. "Además, si te dedicas a la música no puedes verlo sólo como un negcio. Tiene que haber una pasión, un romanticismo. No debes hacerlo solamente por dinero. El dinero es un medio y la felicidad te la da ese gran placer de estar con la gente, los conciertos y la posibilidad de tener amigos en todo el mundo. Evidentemente, si tuviese otro oficio igual tendría una vida más cómoda, pero al final se trata de una elección personal".
Publicado el 24 de febrero de 2010 a las 14:45.