Al cielo le toca esperar por Dylan
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Este miércoles 25 de mayo supone, entre otras cosas, el 70 cumpleaños de uno de los artistas más grandes de todos los tiempos: Bob Dylan. La admiración que provoca ha llenado la Red de comentarios sobre esta fecha, los medios se han rendido una vez más a su contribución universal y miles de personas tratan de explicar los motivos que han situado al poeta estadounidense en lo más alto del olimpo musical. Una de las más emotivas tiene como autor al escritor madrileño Benjamín Prado, quien le recuerda de la siguiente manera:
"El primer periodista que escribió un artículo sobre Bob Dylan lo hizo para decir que aquel adolescente al que había visto actuar en un sótano de Nueva York era el futuro. Tenía razón: ser el futuro es llegar antes que los demás a lo que aún no existe y él lo hizo no una, sino varias veces, porque cuando los genios cambian de opinión mueven el futuro de sitio, y él movió el del rock, el country y el folk. Por eso es el compositor más imitado de la historia: si quieres avanzar, tienes que usarlo como combustible, da igual la música que hagas.
Huyendo de la fama, Dylan se hizo un mito, corrió tanto para intentar alejarse de la carrera que llegó donde no había llegado nadie; ató la poesía al rocanrol con una cuerda de guitarra eléctrica y si no le dan el Premio Nobel de Literatura es por la misma razón por la que le dieron el de la Paz a Kissinger. Es el poeta del rocanrol, el músico de los poetas. Mi hija se llama Dylan en su honor y él es su santo por lo civil. Qué más quieren que les diga. Feliz cumpleaños, Bob".
Dylan ha llamado a las puertas del cielo (guiño personal a la dedicatoria de Garaje Jack en su Twitter), nos ha recordado, amigos, que la respuesta está en el viento y ha dicho tantas cosas con tanto sentido, implícito o explícito, le ha dado valor a tantas palabras, a tantas expresiones que merece un espacio privilegiado, también, en la historia de la literatura.
Sus canciones están a medio camino entre la música y la literatura, residen en un espacio común donde habitan ambas disciplinas artísticas y las acaricia con esa forma de cantar tan única. Recuerda a esos ciudadanos que transmiten de generación en generación historias cotidianas de modo oral. Se ha reinventado mil veces y ha hecho lo propio con los estilos que ha tocado. El día que le tuve delante, él decidió ponerse de lado y transformó la tormenta en un sol brillante en el desierto de Arganda del Rey. Cuando le escuchas, aunque no le entiendas, comprendes su honestidad. La del que solamente sabe hacer canciones desde lo más profundo de su ser.
Publicado el 24 de mayo de 2011 a las 18:30.