Winehouse durante su actuación en 'Rock in Rio Madrid 2008', la última vez que cantó en España.
Las personas mueren, pero sus obras nunca fallecen. A Amy Winehouse le perseguían, con merecimiento o sin él, de aquí para allá, por sus fechorías temperamentales y por el morbo que provocaba aquella imagen frágil, extraordinariamente corriente, callejera. Las idas y venidas amorosas con Blake Fielder-Civil, así como los frecuentes conflictos de la veinteañera londinense con el alcohol y las drogas, eclipsaron en demasiadas ocasiones lo más importante: su talento artístico, esa capacidad vocal única, capaz de abarcar diferentes estilos como pop, R&B, soul, jazz, hip-hop o reggae.
Ahora que ya no podrá recibir más 'flashes' ni protagonizar excentricidades, sólo hay espacio para las canciones que integraron 'Back to black' (2006) -un disco aclamado con sabor a clásico por ser un álbum redondo-, y las menos mediáticas, aunque brillantes, de 'Frank' (2003). En este último, llegó a marcarse una versión de Billie Holliday ('There's no greater love') que firmaría la mismísima cantante y compositora norteamericana. Únicamente nos queda lo que pudo ser y no fue o lo que fue y podría haber sido de otra manera. Nadie cambiará lo sucedido (falleció el 23 de julio en su casa de Candem Town con un alto nivel de alcohol en sangre, según la autopsia), pero el mito de la artista londinense -cuyo corazón dejó de latir a los 27 años- merece una cálida página tras la reciente publicación de 'Lioness: Hidden Treasures' (tesoros escondidos). Estamos ante un álbum póstumo (escúchalo en Spotify) que cuenta con el beneplácito familiar y cuyos beneficios se destinarán a la Fundación Amy Winehouse, creada por su familia para ayudar a todas esas personas que tienen problemas con las adicciones. Ella las tuvo y la causa lo merece.
Según Island Records, quienes han trabajado con Winehouse desde aquella mítica grabación de 'The Girl from Ipanema' -la primera, en mayo de 2002-, hasta el dúo con Tonny Bennet ('Body&Soul')-la última, en marzo de 2011-, decidieron rendirle homenaje con esta colección de canciones (concretamente doce) tan terrenales en la frescura e intimidad que desprenden, como celestiales en su resultado, conocido para ellos pero inédito para sus seguidores. Ellos son dos figuras tan relevantes como Salaam Remi, que coprodujo 'Frank', y Mark Ronson, gran culpable junto a Remi del insaciable caramelo sonoro que supone la escucha de 'Back to black'. Ambos productores han llevado las riendas de esta sentida recopilación, siempre con la previa aprobación de la familia, el 'management' de Amy Winehouse y su sello.
Los que han estado cerca de ella aseguran que nunca cantó o tocó una canción igual dos veces. Además, reescribía con sus cuerdas vocales cualquier letra hasta darle un significado personal e impactante. Así sucedió con el popular tema brasileño durante su primera visita a Miami para grabar con Remi. "La manera en la que interpretó este clásico de la bossa nova me hizo darme cuenta de que estaba frente a un talento muy especial. Su versión de la canción era tan joven y fresca que realmente sirvió de inspiración para el resto de las sesiones de grabación", afirma el productor que formó parte del lanzamiento discográfico de la artista. Su padre, Mitch Winehouse, ha definido como "maravilloso" este álbum, "un digno tributo al legado musical de Amy", aunque asegura que "no puedo seguir escuchándolo". Dolor y placer están aquí estrechamente ligados.
Amy tuvo su bautizo español en el FIB de 2007. Aunque tímida frente al público, su voz generaba una sonrisa de oreja a oreja, una sensación de paz imperturbable. Un año después, el 'fenómeno Amy' había crecido de forma exponencial, debido a la enorme difusión comercial de 'Back to black' y a surrealistas arrebatos personales. Regresó a España para actuar en Madrid, en el festival Rock in Rio 2008, tras haber hecho el ridículo en la edición portuguesa de este evento. Entonces, hubo casi más ríos de tinta periodística por la incertidumbre de su llegada y su estado de salud sobre el escenario, que referencias a la exhibición vocal que realizó.
El destino tenía previsto unir nuevamente a Amy Winehouse con nuestro país el pasado 8 de julio, fecha para la que estaba programado su directo en el BBK Live de Bilbao. El nuevo disco seguía sin una fecha concreta. Canceló la gira tras el desastroso concierto de Belgrado a finales de junio, y el trágico final de esta joven conmocionó al mundo. Fue la constatación de un temor que dio paso a un nuevo mito.
Doce temas para conversar con la intimidad
'Lioness: Hidden Treasures' propone doce acercamientos sonoros a Amy Winehouse, capaz de transmitir, a través de sus interpretaciones profesionales, toda esa sensibilidad que le pasó factura en lo personal. Esta especie de homenaje a la artista hará las delicias de los fans y funcionará como una especie de conversación privada entre quien canta y quien dispone los oídos para atenderla. ‘Between the cheats' podría haber formado parte del tercer disco que estaba preparando, ‘Tears dry' supone un guiño original a la balada que posteriormente fue el ‘uptempo' para ‘Back to black', y versiones como ‘Will you still love me tomorrow' (Carole King) constituyen un fiel reflejo del viaje al pasado que generaba su música, un billete al más allá.
Artículo publicado en la contraportada del número 222 de las ediciones madrileñas del periódico Gente y en el número 100 de sus ediciones nacionales.
Publicado el 9 de diciembre de 2011 a las 12:45.