The Beatles o The Rolling Stones, una elección más emocional que artística
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¿Beatles o Rolling? ¿Rolling o Beatles? Seguro que les han hecho alguna vez esta pregunta, de respuesta transparente para algunos y difusa cuando se dirige a otros. ¿Existe la obligación de quedarse con uno de los dos grupos? Evidentemente, ambas formaciones forman parte de una lista exclusiva en la que se encuentran las más grandes jamás conocidas, ya sea por su trayectoria, la calidad que han atesorado o la influencia mostrada sobre el resto de los seres humanos, coetáneos o posteriores. Más allá de una posible elección, este aspecto no concibe dudas. Si surgen, os agradecería que me las explicáseis.
Una vez dicho esto y teniendo en cuenta su paralela creación a principios de los 60, The Beatles y The Rolling Stones han creados estilos sumamente diferentes debido a su concepción musical, a la forma de hacer canciones, y también a la imagen artística que se ha transmitido a la opinión pública. Manifiestan dos personalidades distintas, por lo que al final la respuesta siempre dependerá de gustos sonoros, etapas vitales que provocan una u otra identificación o esos discos que tus padres, hermanos mayores o familiares te ponían cuando eras pequeño. Esta última teoría atañe, sobre todo, a quienes integran la generación nacida en los 80.
Ni quiero ni puedo elegir. Nunca me canso de escuchar sus discos, de tararear las letras que poseen y siempre aparecen detalles nuevos que mejoran la anterior escucha. La música de The Beatles suele transmitirme una alegría fresca, dulce, directa y contundente, debido a esas composiciones que, de forma habitual, resultan muy pegadizas tanto en el fondo como en la forma. Un buen ejemplo sería 'I should have known better', del 'A hard day's night' (1964). Todo parece muy medido, suena nítido y, aunque su discografía incluya numerosos guiños estilísticos, representan la esencia de la música popular. No del pop difundido en la actualidad, sino de una forma de hacer canciones que probablemente no tenía referentes anteriores.
En cuanto a los Stones, el efecto que provocan en mi interior es más introspectivo, paranoico y profundo, no por ello menos placentero que la felicidad anteriormente descrita. Desde esa base 'bluesera' que marcó sus inicios (rememoremos el 'I got the blues' del 'Sticky Fingers', 1971), disfrazando este corazón con diferentes capas, transmiten a quien escribe una sensación más barroca, picante, con segundas interpretaciones y de penetración progresiva. Definirles constituye un atrevimiento tan osado que simplemente me limito a opinar desde la emoción y elegir uno de los nombres (The Beatles o The Rolling Stones) debe responder al mayor número de sentimientos positivos provocados, a los recuerdos que nos persiguen, no a la calificación numérica de sus grandezas.
Publicado el 11 de abril de 2011 a las 17:00.