Un sueño cumplido: ver a U2
Archivado en: U2, No line on the horizon, concierto, Camp Nou, gira mundial, Barcelona, Bono, The Edge, Adam Clayton, Larry Mullen
Será una de las batallitas que le contaré a mis nietos cuando sea abuelete, si llega ese momento. En todo caso, desde este mismo instante nunca dejaré de mencionar y recordar que he visto a los U2 en directo. Me enganché a su música con el piscodélico 'Achtung Baby' en plena adolescencia. Poco a poco, fui descubriendo sus discos anteriores, cuya escucha permite comprender la polivalencia estilística y rabiosa creatividad liberada por estos cuatro fenómenos. Tanto 'Pop' como 'Zooropa' aumentaron la leyenda, pero ésta no ha aumentado su tamaño a lo largo del siglo XXI. La gota que ha colmado el vaso ha sido 'No line on the horizon'. Aunque personalmente no me dice nada, uno tiene que marcharse a la tumba con la imagen y el sonido de esta gente en un contexto tan sobrenatural como el Camp Nou. El 30 de junio de 2009 quedará apuntado en mi agenda como uno de esos días en los que tu vida toma sentido. He cumplido un sueño. He visto a los U2.
No soy un fan que persiga cada detalle o novedad relacionada con U2. Soy un simple melómano. Un adicto a las emociones que pueden surgir en cualquier ser humano que escuche 'Still haven´t found what I am looking for'. Por supuesto. Triunfaron los clásicos, las piezas de siempre. Sin embargo, también lo hicieron otras composiciones de menos calado histórico como 'In a little while' o 'Crazy tonight'. Fue algo mágico. Si el espíritu latente en el ambiente pudiese guardarse en contenedores, tendría una utilidad suprema para mejorar las deficiencias de este mundo, creadas por nuestra capacidad para destruirnos. En un principio, tenía previsto acercarme al Nou Camp como alma solitaria. Finalmente, tuve pareja. Parece que sólo nos unimos para las grandes ocasiones. La posibilidad de compartir tantos sentimientos duplica el valor de lo sucedido. El sonido recorría cada centímetro de mi cuerpo. Los ojos, redondos como platos...
Daba la impresión de que este escenario iba a levantarse en unos segundos para surcar la estratosfera. La hipnosis audiovisual me abrumaba. Acostumbrado a ciertas escapadas cerebrales durante esas citas que requieren concentración extrema, sucumbí a una espiral placentera. Allí dentro, todo era trascendental y secundario a la vez. 'Vértigo', 'Sunday bloody sunday', 'Pride'... El repertorio tenía margen de mejora. Cada futbolero, lleva un entrenador dentro. Cada melómano, su propia selección. Su microcosmos. Nos situábamos en pleno oleaje, con los protagonistas del evento sumidos en una inercia deliciosa. Estaba viendo a los U2. Miraba alrededor. Personas de diferentes nacionalidades, aspectos y formas a la hora de exteriorizar la recepción musical evidenciaban lo de siempre. La música. Una de las pocas cosas que unos une. Da igual de dónde vengas o cuánto tengas.
Los asientos de mi graderío eran tan estrechos que parecían aquellos tan habituales en las compañías aéreas de bajo coste. Demasiado calor. ¡A las escaleras! ¿No podían seguir tocando por los siglos de siglos? Quiso el destino, un error técnico o el cansancio de Bono que la burbuja se rompiese al entonar 'One'. Quisieron los elementos que 'With or without you' fuese un tema corriente. Nadie comprendió qué pintaba 'Moment of Surrender' como fin de fiesta. Cualquier razonamiento o explicación tiene todas las de perder. No hay vuelta atrás. La magia experimentada se había pegado a mi piel. Por cierto, queridos pequeños, voy a contaros una anécdota que pasó hace cuarenta años por lo menos, allá por 2009...
Publicado el 2 de julio de 2009 a las 13:00.