Erykah Badu, un encanto fugaz
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Apenas 24 horas después de gozar con el mítico Jimmy Cliff en el Circe de Price de Madrid, el emblemático escenario madrileño acogió otra noche (18 de julio) precedida por grandes expectativas debido a la presencia de Erykah Badu, esa artista estadounidense de 41 años que desde ‘Baduizm' (1997) encabeza las referencias femeninas en la música negra contemporánea.
Había una buena entrada, que distaba mucho del lleno, en el recinto para disfrutar con una mujer tan bella (físicamente) y brillante (desde el punto de vista musical) como impuntual. Badu salió al escenario con más de 20 minutos de retraso sobre el horario previsto. Mientras tanto, sus alucinantes coristas, ángeles caídos del cielo, entonaron ‘Amerykahn Promise' y hubo un grata percusión para calentar el ambiente.
Como si de una diva se tratase, Erykah Badu apareció envuelta en una gabardina, un sombrero y unas alas doradas monísimas. Miro al público, entregado sin que hubiese abierto la boca, con sus ojos color miel y se dispuso a iniciar un ‘show' precioso en intensidad y eclecticismo sonoro (funk, disco, electrónica, hip-hop, soul), que tuvo su momento álgido cuando, en pleno ‘Bad Lady', se lanzó sobre la gente. Desgraciadamente, andaba muy lejos para poder acariciar su cuerpo.
Badu puede presumir de ser una de las artistas más originales e innovadoras por la música que ha hecho en sus quince años de trayectoria, caracterizada por una voz única y un talento inconmensurable sobre las tablas. Sin embargo, los escasos 75 minutos del espectáculo fueron inadmisibles. No puedes marcharte tan pronto, querida. Por muy diva y única que seas.
Publicado el 18 de julio de 2012 a las 12:00.