Finalizamos el año 2013 y es tiempo de reflexión y análisis de lo acontecido durante los últimos doce meses. Es lógico que si hacemos esta reflexión tengamos propósitos de año nuevo que además vendrá cargado de nuevos deseos e ilusiones que puedan llevarnos a tener un nuevo año más gratificante.
Analizando todos los momentos vividos durante este 2013 en torno al deporte, me surge un deseo que aunque bien es cierto no depende de mí, si que conseguiría ahorrarme algún disgusto o malestar, y es que una de las cosas que más me ha molestado durante este último año en las instalaciones deportivas es la falta de colaboración de los padres de los jugadores en la educación y formación de sus hijos.
A día de hoy no puedo comprender como los padres y madres que supuestamente quieren lo mejor para sus hijos, y entre ese mejor estará ofrecerle la mejor educación posible y por ello eligen el deporte, por los valores que ahí se transmiten y de los que ya he hablado en varias ocasiones, no colaboren en esa educación.
Eligen un club u otro en función de los entrenadores, del nivel o de la calidad que estos ofrecen, y por suerte en el ámbito en el que yo me muevo (baloncesto principalmente), la mayoría de estos clubes tienen unos valores educativos y formativas que ayudan a los niños a crecer más que como deportistas, como personas.
Es por ello, por lo que acudir a ver un partido de niños en donde los padres se dedican a criticar decisiones arbitrales, a gritar e incluso a insultar, me crea una gran pena, ya que esa actitud la ven sus hijos y posiblemente la imitarán en el campo o en otros roles, como cuando vean un partido.
Más lamentable aún es ver a un padre levantarse en una grada para gritar a un árbitro y ver como a su lado un niño de apenas diez años repite el mismo comportamiento sin que nadie diga nada, lo que hará suponer al niño que su comportamiento es correcto y por lo tanto poco educativo.
Otra situación que he visto recientemente que también me entristece bastante, ha sido en un partido de minibasket (niñas de once años), donde el entrenador animaba a los padres a meterse con los árbitros, y así lo hicieron, llevando a esos árbitros a quitarles las ganas de volver a ser "deportistas", (si, los árbitros también son deportistas), o ofreciendo un ejemplo pésimo para esas niñas que disputaban el partido.
También es habitual que en todos los partidos haya algún padre o madre que tenga que dar la nota gritando y voceando a todo el mundo, es triste ver como otros padres se unen a esa actitud, mientras que aquellos que están en total desacuerdo no hagan nada por evitarlo, a fin de cuentas, ese comportamiento también les llega a sus hijos y les maleduca.
Por todo esto y otros muchos ejemplos que podría poner de situaciones vistas durante el año 2013, mis deseos para el 2014 van dirigidos a los padres, solicitando que colaboren en la educación de sus hijos cuando van a verles jugar un partido, que entiendan que es más útil animar y alentar al equipo en lugar de insultar a los árbitros, entrenadores o compañeros de sus hijos, y sobre todo, que si ven un comportamiento incorrecto y no educativo, que tengan valor para reprimirlos y frenarlos.
Creo que es labor de todos, trabajar en la educación de los niños y los padres son los primeros interesados y por ello, para este 2014 pido su colaboración.
¡Espero que en el próximo año se cumplan todos vuestros deseos! (El mío depende de vosotros).
¡Feliz 2014!
Publicado el 8 de enero de 2014 a las 11:30.