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Gente en León

con la venia señoría

Luz de luciérnaga

Como una auténtica sinfonía dentro de su verdadera atracción (que incluso va más allá de nuestro pundonor) es la magia que protagoniza la existencia de una inigualable complicidad, ocasionada por dos o más personas, puesto que la hermosa lectura emocional que unas oportunas miradas pueden y deben reconfortar, son armonizadas y dentro de su especial sensibilidad que afrontamos.

Archivado en: Manu Salamanca, luz de luciérnaga

Manu Salamanca
04/11/2022 - 01:10

Liberamos así el mejor y realizable proyecto que de forma tan cercana y noble nos depara con enorme satisfacción. La clave de ese preciso instante se vincula a la comprensión de su efecto llamada y dentro de su sensitivo espacio que recreamos con el entusiasmo de su emparejada expresión que nos vincula ensimismados. "Solo quiero alguien a mi lado, que me comprenda". Ésta es, sin duda, una de las frases que más se escuchan en nuestro entorno muy habitualmente.
La demanda es lógica si no existe empatía basada principalmente en la intuición y en sus necesidades. No existiría la correspondencia en su vital manera de afrontar con energía positiva, su ceremonial encuentro, se vería apocada por la indeterminación de su reflexivo pensamiento y mucho más allá de ese convulso interior que en ciertas ocasiones guardamos todos. Mostramos algunas necesidades sensitivas, son identificadas, leídas e incluso resueltas en su demostración a propósito de ese alguien maravilloso que a priori empieza por delatarse como persona normal. Pero nuestra dignidad es un hilo frágil y delicado que muchísimas veces comprometemos a lo idiota, puede quebrarse hasta descoser los vínculos de todas nuestras relaciones afectivo- emocionales. Son demasiadas las veces que cruzamos la frontera sin querer, quizá hasta llegar a comprender que, dejarnos llevar por extremos en los que nuestros limites morales se vuelven débiles, atemoriza y daña nuestra mejor perspectiva, compuesta por dos corrientes en ese océano peligroso.
No se ruega ni se sostiene con el tiempo nuestra peculiaridad bien estructurada. Nuestro respeto hacia los demás no debe aceptar una rebaja sustancial que no llega, que no llena, que duele incluso, y vulnera. Al implicarnos con buena motivación personal, diseñamos cierta igualdad con no menos fascinación y deleite. Somos ‘Luz de luciérnaga' que se enciende de modo natural en noches oscuras queriendo encontrar un largo silencio invadido por un lejano olvido (especializado en alzar muros y en tejer alambradas en todas nuestras relaciones presentes y futuras) la arrogancia de cada detalle, hendir su victimismo en cada palabra y gesto, no dejan de ser actos destructivos que enmascaran una realidad con muy baja auto-estima. Sed felices.

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