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recomendaciones del obispo para 10 días en la intimidad de una pasión inédita

La Diócesis se prepara para vivir la Semana de Pasión como "una Semana Santa interior" animada desde la comunión espiritual por la oración

La Diócesis de León se prepara para vivir la Semana de Pasión como "una Semana Santa interior" animada desde la comunión espiritual por la oración. El obispo Julián López emite un documento de "Determinaciones litúrgicas en la situación de pandemia" que pide "orar las personas afectadas por la pandemia" y unirse espiritualmente a las celebraciones del Triduo Pascual. En León, la Semana Santa comienza el Viernes de Dolores con la procesión de 'La Dolorosa', también llamada 'la Morenica' o la Virgen del Mercado.

gentedigital.es
03/4/2020 - 11:09

La Diócesis de León se prepara para vivir la Semana Santa de este año 2020 en una situación inédita, con los templos cerrados y con todos los actos de piedad popular suspendidos. Una Semana Santa que habría de comenzar mañana viernes día 3 de abril, Viernes de Dolores, tras el rezo del rosario y la eucaristía con la que se clausura la Novena que se celebra en la Parroquia de Nuestra Señora de Mercado, que este año de manera extraordinaria se ha venido celebrando a puerta cerrada y se ha difundido por internet, y que al concluir daba paso a la Procesión de la Dolorosa, el tradicional acto con el que se abre simbólicamente la Semana Santa en la ciudad de León.

SEMANA SANTA INTERIOR

Esa procesión, y todos los demás actos de piedad popular propios de la Semana de Pasión han quedado suspendidos tras la declaración del estado de alarma por la crisis sanitaria "en una situación extraordinaria como la que nos está tocando vivir y que nos obliga a extraer de nuestro interior la experiencia de la fe y de la vida cristiana", como ha indicado el obispo de León, Julián López, quien considera que "ante esta pandemia que estamos padeciendo es preciso buscar de nuestro interior lo mejor de nuestra persona para que salga fuera porque la Semana Santa no consiste sólo en los actos externos, en las procesiones, en la contemplación de los pasos, en la música, sino que este año y en estas circunstancias, lejos de encerrarnos en nosotros mismo, nos va a permitir sacar de nuestro fondo lo mejor de la experiencia cristiana, que es el amor compartido. Y así vivir una semana santa interior que es necesario y que no por ello dejará de ser menos auténtica, sino que la experiencia de este año nos ayudará a vivir en años sucesivos más profunda y ricamente lo que es nuestra Semana Santa".

En esta línea, y para orientar la vivencia de fe de esta Semana Santa que hoy comienza, Mons. López Martín ha aprobado un documento sobre "Determinaciones y sugerencias litúrgicas en la situación de pandemia" en el que el obispo de León "exhorta a los fieles cristianos para que oren por las personas afectadas por la pandemia y por quienes las atienden y cuidas, así como por el personal que lucha para erradicarla y por los fallecidos como consecuencia de la misma".

‘CON VOSOTROS' EN TODA LA DIÓCESIS

Además, en este documento de carácter litúrgico se subraya que "los párrocos y demás rectores de iglesias, respetando la norma de tenerlas cerradas, procurarán, prudentemente, celebrar la Eucaristía a diario y, en la medida de lo posible, con algún fiel manteniendo siempre la distancia de seguridad". Una indicación que según el obispo de León "es una posibilidad que cada sacerdote verá como lo realiza desde esa idea esencial de que el Señor se hace presente en el sacramento de la Eucaristía y para eso tenemos los modernos medios como la televisión que permite en directo unirse a una celebración, a escuchar la Palabra de Dios, la oración común".

"El sacerdote, aunque esté a solas celebrando la misa, nunca dice ‘yo', siempre dice ‘nosotros', y se dirige al pueblo aunque no esté presente con el saludo litúrgico ‘El Señor esté con vosotros' y ese ‘con vosotros' llegará con la ayuda del Espíritu Santo al rincón más apartado de la Diócesis", ha querido enfatizar el obispo Julián López al recordar que "es la fuerza de la fe, la fuerza del Espírito Santo, la fuerza del amor cristiano, la que este año hará, si cabe, más profunda, más sentida, más amada la Semana Santa, y seguramente que en años sucesivos recordaremos la experiencia de esta vez y percibiremos cómo en el fondo la Semana Santa no es nada si no tiene ese alma, ese espíritu, esa vida interior".

Y junto con este documento litúrgico, y también con la mirada puesta en la ya inminente Semana Santa el obispo Julián López, ha hecho pública una carta pastoral en la que bajo el título "Entremos dentro de nosotros mismos y abiertos a los demás" realiza una llamada a que "ante la pandemia del COVID-19 que estamos padeciendo, deseo invitar a todos a la conversión pastoral y a la autenticidad de nuestros actos de carácter religioso, sean individuales, familiares o comunitarios". "Ante cualquier hecho o acontecimiento que se sale de los normal u ordinario, y esta pandemia tiene todos los visos de parecerlo, hemos de acudir a la fe y a la oración no solo para encontrar una respuesta sino para seguir adelante con la ayuda divina" prosigue Mons. López Martín, quien indica que "el mejor modo de afrontar la situación desde el punto de vista religioso consiste en hacer lo que el Señor aconseja en el Evangelio: ‘Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre' (Mt 8,7-8)" desde la convicción de que "la oración es ese primer paso, pero con ella la conversión del corazón y, en la medida de lo posible, la solidaridad o caridad práctica".

TEMPLOS A PUERTA CERRADA

En esta nota pastoral el obispo de León constata que "ahora que se acercan los días santos de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo se va haciendo realidad lo que ninguno de nosotros podía imaginar hasta hace unos días, que la Semana Santa de este año iba a ser del todo singular y no por causas meteorológicas como la lluvia, por ejemplo, sino por causas de "fuerza mayor" según el significado que esta expresión tiene en el derecho, es decir, cuando un acto no se puede evitar ni prever. Las consecuencias son claras y terminantes. En primer lugar la supresión de las procesiones que configuran la Semana Santa. Pero también el tener que realizar las celebraciones propias de estos días en los templos a puerta cerrada, sin la presencia de los fieles o con la participación de muy pocos".

Y en esas circunstancias, Julián López asegura que ante un "hecho, inesperado pero interpelante, que afecta a todos los fieles católicos, pero de manera especial a los párrocos y rectores de iglesias y a mí también como obispo" adquiere plena relevancia "mi deseo y mi ruego a todos los rectores de iglesias para que pongan en práctica lo más fielmente posible lo mandado por la autoridad competente, incluso como un gesto de apoyo solidario en esta difícil situación".

ORACIÓN SIN MOVERSE DE CASA

Monseñor López Martín recuerda en esta carta pastoral "que, mientras dure esta situación de emergencia, he dispensado del precepto dominical y festivo relativo a la Misa en los días establecidos, exhortando también a unirse espiritualmente a las posibles celebraciones litúrgicas a puerta cerrada, mediante la oración personal o la lectura de la palabra de Dios o de los otros textos recogidos en los misales de los fieles". Y, por último, anima a que "quienes puedan hacerlo, únanse a la Oración de las Horas u Oficio Divino que la Iglesia realiza cada día, especialmente en la mañana con los Laudes y en la tarde con las Vísperas. Al alcance de todos está siempre la práctica, recomendada por la Iglesia, del rezo del Rosario considerando los misterios de la vida de Cristo y de la Santísima Virgen María y, especialmente durante el tiempo de Cuaresma, la meditación de las estaciones del Viacrucis siguiendo algún devocionario, sin moverse de casa o del lugar en que se haga".

"ENTREMOS DENTRO DE NOSOTROS MISMOS Y ABIERTOS A LOS DEMÁS"
Carta a todos los fieles cristianos (2 de abril de 2020)

Julián López Martín, Obispo de León

Queridos hermanos: Nadie podía imaginar, hasta hace unos días, que la Semana Santa de este año fuera a ser del todo singular y no por causas meteorológicas como la lluvia, por ejemplo, sino por causas de "fuerza mayor" según el significado que esta expresión tiene en el derecho, es decir, cuando un acto no se puede evitar ni prever. En este caso la supresión de las procesiones que configuran la Semana Santa afecta también a las celebraciones litúrgicas, que tendrán que hacerse en los templos a puerta cerrada sin la presencia de los fieles o con la participación de muy pocos.

Este hecho, inesperado pero interpelante, nos afecta a todos los fieles católicos, teniendo en cuenta la responsabilidad que atañe a los párrocos y a mí mismo como obispo, de cara a la observancia tanto de las normas litúrgicas como de las tradiciones religiosas y al cumplimiento de las disposiciones de la autoridad civil en la situación de emergencia que estamos viviendo. En este sentido, mi deseo y mi ruego a todos los rectores de iglesias ha sido y sigue siendo que pongan en práctica lo más fielmente posible lo establecido por la autoridad competente, incluso como un gesto de apoyo solidario en esta difícil situación.

Quiero recordar que, mientras dure esta situación de emergencia, he dispensado del precepto dominical y festivo relativo a la Misa en los días de precepto, exhortando también a unirse espiritualmente a las posibles celebraciones litúrgicas a puerta cerrada, mediante la oración personal o la lectura de la palabra de Dios o de los otros textos recogidos en los misales de los fieles. Quienes puedan hacerlo, únanse a la Oración de las Horas u Oficio Divino que la Iglesia realiza cada día, especialmente en la mañana con los Laudes y en la tarde con las Vísperas. Al alcance de todos está siempre la práctica, recomendada por la Iglesia, del rezo del Rosario considerando los misterios de la vida de Cristo y de la Santísima Virgen María y, especialmente durante el tiempo de Cuaresma, la meditación de las estaciones del Viacrucis siguiendo algún devocionario, sin moverse de casa o del lugar en que se hace.

Y algo que considero muy importante y a lo que aludo en el título de este escrito: "Entremos dentro de nosotros mismos". Mediante esta sugerencia, ante la pandemia del COVID-19 que estamos padeciendo, deseo invitar a todos a la conversión personal y a la autenticidad de nuestros actos de carácter religioso, sean individuales, familiares o comunitarios. Creo que Dios nuestro Padre, si lo ha permitido, es porque quiere purificarnos o espera algo positivo de nosotros, sus hijos. Ante cualquier hecho o acontecimiento que se sale de lo normal u ordinario, y esta pandemia es un ejemplo, hemos de acudir a la fe y a la oración no solo para encontrar una respuesta sino también para seguir adelante con la ayuda divina, preguntándonos qué espera el Señor de cada uno de nosotros y convertirnos más profunda y sinceramente a Él.

En este sentido, el mejor modo de afrontar desde el punto de vista creyente o religioso es comenzar por poner en práctica lo que el Señor aconseja en el evangelio: "Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre" (Mt 7,7-8). La oración es el primer paso. Pero con ella la conversión del corazón y, en la medida de lo posible, la solidaridad o caridad práctica, el estar pendientes unos de otros y prestar todo tipo de ayuda que esté en nuestras manos hasta donde sea posible. Que Dios nos ampare a todos.

DETERMINACIONES Y SUGERENCIAS LITURGICAS
EN LA SITUACIÓN DE PANDEMIA
(Diócesis de León, 31 de marzo de 2020)

Julián López Martin, Obispo de León

Como consecuencia del grave peligro para la salud de las personas y mientras persistan las actuales dificultades para celebrar la Eucaristía y otros actos litúrgicos, además de los ejercicios piadosos como novenas, triduos y procesiones de la Cuaresma y de la Semana Santa, considerando el peligro de contagio que supone la asistencia numerosa de los fieles, por el presente y para la Diócesis de León establezco las siguientes normas y orientaciones de obligado cumplimiento por los párrocos y por quienes se les equiparan en derecho, como capellanes, rectores de iglesias y responsables de lugares de culto, incluso de religiosos exentos, unas porque así lo ha establecido la autoridad civil y otras porque lo exige una elemental prudencia:

1.- Todos los fieles católicos están dispensados de la obligación de participar en la Santa Misa los domingos y fiestas de precepto hasta que se declare el final de esta pandemia. No obstante, se invita a unirse a las comunidades que celebran la Eucaristía retransmitida en directo por radio, televisión u otro medio.

2.- Se ruega y exhorta a los fieles cristianos para que oren por las personas afectadas por la pandemia y por quienes les atienden y cuidan, así como por el personal que lucha para erradicarla y por los fallecidos como consecuencia de la misma.

3.- Los párrocos y demás rectores de iglesias, respetando la norma de tenerlas cerradas, procurarán, prudentemente, celebrar la Eucaristía a diario y, en la medida de lo posible, con algún fiel manteniendo siempre la distancia de seguridad.

4.- Estas normas se aplicarán especialmente los domingos y vísperas de días festivos, y los días del Jueves, Viernes y Sábado Santos, avisando a los fieles de las horas de celebración para que, al menos desde sus casas, se unan espiritualmente.

5.- Quedan suspendidas todas las procesiones y actos multitudinarios como, por ejemplo, Viacrucis por las calles, etc.

6.- La Misa crismal se celebrará en la Catedral el Miércoles Santo, con la participación únicamente del cabildo y de unos pocos fieles como se indica en el nº 3.

7.- El Jueves Santo, si se celebra la Misa, se omiten el lavatorio de los pies que es facultativo, la procesión y la reserva del Santísimo Sacramento en el Monumento. El Viernes Santo se hará la adoración de la Cruz de modo general, mostrándola a los fieles. La Vigilia Pascual se celebrará solamente en iglesias parroquiales y conventuales en la medida de la posibilidad real, establecida por aquellos a quienes compete, omitiéndose el rito del fuego y la procesión con el cirio pascual. La bendición del agua para el bautismo puede hacerse si está previsto celebrar el sacramento.

7.- El Domingo de Pascua se celebrará la Eucaristía en la Catedral, siendo válida también la indicación del nº 1 y omitiéndose la Bendición Apostólica, que quedará pospuesta para otra ocasión.

8.- En los funerales no se llevará el cuerpo del difunto a la Iglesia y se trasladará la Misa exequial para una fecha oportuna de acuerdo con la familia. No obstante, el párroco u otro sacerdote pueden celebrar el rito de la última recomendación o despedida, preferentemente en la calle.

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