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un amigo de león

Fútbol y salud o viceversa

El que diga lo contrario es que no ha percibido nada de lo que a su alrededor sucede. Me refiero a los acontecimientos que en estos días pasados han tenido lugar en nuestra ciudad y en el resto del mundo futbolístico.

Archivado en: Maximino Cañón, fútbol, contratos millonarios

Maximino Cañón
09/6/2017 - 02:20

Seguro que si hacemos una prueba gozan de mayor popularidad, admiración y, quizás, de reconocimiento los llamados ‘ases del balón' (me refiero a los de los grandes equipos) que, quienes después de superar duras y largas pruebas, tanto académicas como prácticas, y sobre todo útiles para la humanidad; se dedican a la importante e imprescindible labor de ¡casi nada! aliviar nuestros males y, en un altísimo porcentaje, a salvar vidas.
De todos los deportes el que sin ninguna duda sobresale muy por encima de los demás es el fútbol, al que también podríamos llamar ingrediente alimenticio porque nos lo meten hasta en la sopa, y asimilado por todas las clases sociales, aunque a muchos, como es lógico, les vaya al pairo la cuestión. Pero al César lo que era del César y con razón se le llama ‘el deporte Rey', de manera cuantitativa porque, sin lugar a dudas, es el que mayor número de seguidores concita. Cada uno es libre de tener las aficiones que quiera, así como de practicar el deporte que le sea de su agrado y hasta aquí punto en boca. Otra cosa es lo que valoro en esta columna, cuando se hacen públicas las astronómicas cifras que perciben las llamadas estrellas del balón, que resultan ofensivas para el común de los ciudadanos. Ya sé que algunos de los seguidores me contestarían diciendo: ¡Para eso lo ganan! Y, máxime cuando estamos en una sociedad de libre mercado, pero no es menos cierto, digo yo, que ¿cuál sería valor tiene una intervención médica que hace salvar la vida a una persona? sin, nunca mejor dicho, dar cuartos al pregonero.
De pequeño escuché a un amigo de mi padre decir, con mucha sorna, el otro día me encontraba con unos amigos en un bar de moda en Ordoño II, desaparecido hace muchos años, cuando vi que la gente se apartaba dejando paso a una persona a lo que yo, (siguió diciendo) pensé, ¿coño, será el Doctor Marañón? Pero no, resultó ser un conocido jugador del equipo local el cual gozaba de admiración entre los presentes. En cualquier caso, lo que quiero decir es que viva el fútbol y que vivamos los demás, que es de lo que se trata.
P.D. A Manoli Baza Sastre, por recordar la ‘Caridad' en el barrio.

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