Ética actualizada, 2020
Julio Llorente entrevista a José Ramón Ayllón, autor de Ética actualizada, Ed. Homo Legens, 2020
¡Qué país, Miquelarena!
El periodismo español celebra esta biografía de Jacinto Miquelarena, un vasco elegante y jovial; corresponsal durante la Segunda Guerra Mundial en los frentes de Alemania, Grecia y Rusia; después corresponsal de ABC en Londres y París.
Maestro de la crónica deportiva y del humor, Miquelarena fue el primer director de Radio Nacional de España, después de sortear dos condenas a muerte durante la Guerra Civil.
Una vida apasionante, fielmente contada por Leticia Zaldívar y publicada con esmero por Renacimiento.
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Ideologías
Homo Legens publica un pequeño libro con las claves ideológicas para entender nuestro complicado mundo. Julio Llorente entrevista a su autor…
Usted es profesor de Antropología filosófica. ¿Por qué ha escrito este libro?
R. Deje que le conteste con otra pregunta: ¿entiende el mundo en el que vive?
Sinceramente, creo que no.
R. Pues ahí está el origen del libro. A esa pregunta, todos mis alumnos responden lo mismo que usted, igual que la mayor parte de la gente. Esta situación de desconcierto generalizado es típica del presente, algo que antes no pasaba.
¿Y qué está pasando ahora?
R. Imagine una cancha donde, en lugar de dos equipos que respetan unas reglas de juego, hay un montón de equipos que no se atienen a ningún reglamento y van descaradamente a lo suyo.
Eso sería un caos…
R. Exacto. Y está provocado por las ideologías, filosofías revolucionarias que ya no aspiran a comprender el mundo, sino a cambiarlo, a conquistar el poder político, cultural o económico. Como son una docena y se disputan el mismo espacio, hacen que el mundo resulte sumamente complejo e ingobernable. Quizá podamos dudar del calentamiento global, pero no podemos dudar del calentamiento ideológico que estamos soportando.
¿A qué ideologías se refiere?
R. Los primeros ideólogos fueron Rousseau, Voltaire y los enciclopedistas, que en su propuesta de cambio desencadenaron la Revolución francesa, con todas sus luces y sombras. Querían acabar con el absolutismo del Antiguo Régimen, pero impusieron la guillotina, provocaron una guerra civil, desataron las guerras napoleónicas en media Europa… Después irán surgiendo, en cascada, la masonería, el positivismo, el capitalismo, el marxismo, los nacionalismos, el evolucionismo radical, la revolución sexual, el segundo feminismo, la ideología de género, el ecologismo radical y la posverdad.
¿Qué entraría en la cuenta de resultados de las ideologías?
R. Un parto múltiple que da origen a todo el mundo moderno. Solo la enumeración resulta apabullante, pues desaparecen las monarquías absolutas y los estamentos; surgen las democracias liberales y las dictaduras comunistas; el nacionalismo provoca las invasiones napoleónicas y las guerras mundiales; la cosmovisión bíblica se sustituye por un modelo evolucionista y materialista; triunfa la revolución sexual y la cultura abortista; se impone el feminismo radical y la deconstrucción de la familia… Por todo ello –y respondo a su primera pregunta- repasar esos proyectos de ingeniería social en un libro breve, brinda al gran público una perspectiva esencial en la comprensión de la historia contemporánea y del mundo en que vivimos.
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Leer más“Mayo del 68”
Josemaría Carabante, autor de este breve ensayo, doctor en Filosofía del Derecho por la Complutense, profesor universitario, no se ciñe a las revueltas estudiantiles del 68. Se remonta a las causas filosóficas y sociológicas que impulsaron la protesta, y realiza un balance de sus consecuencias filosóficas, psicológicas y políticas. En realidad, no nos habla de un año, sino de un siglo: el siglo del 68.
La revuelta estudiantil de Mayo del 68, en París, escogió una retórica anarco-marxista para incriminar las instituciones democráticas y la cultura occidental. Los universitarios rechazaban en bloque la sociedad y la política del momento. Toda autoridad -estatal, familiar o docente- les parecía opresora. Toda norma -legal o moral- atentaba contra la libertad personal. Toda tradición –cultural, religiosa o artística- coartaba la autenticidad. Toda institución, en fin, parecía una camisa de fuerza.
Un año antes, al otro lado del Atlántico, los universitarios de Columbia protestaron contra el reclutamiento para Vietnam en el campus, mientras la ciudad de San Francisco se convertía en el paraíso de la contracultura con la convocatoria hippy del “verano del amor”. Se pedía libertad sexual y legalización de las drogas, vida errabunda en la naturaleza…
En todos los casos se trataba de una revolución sin programa. “Ya fuera con motivo del Vietnam, del autoritarismo o de la represión sexual, los manifestantes planteaban una enmienda a la totalidad del sistema”, sin proponer alternativa. Por contraste, al otro lado del Muro, los checoslovacos arriesgaban su vida reclamando un régimen como el que rechazaban los occidentales, y sus pretensiones eran ahogadas en la Primavera de Praga.
¿Qué ha quedado del 68 después de medio siglo? No se hundió el sistema, pero triunfó una forma de pensar y vivir tejida con el rechazo a la tradición, el recelo ante la verdad, el deseo de autenticidad, la revolución sexual, el impulso libertario, el individualismo, el respeto acrítico a la diferencia… Nicolás Sarkozy, durante las elecciones francesas de 2007, identificó como herencia de del 68 la crisis moral de Francia, concretada en el relativismo, la erosión de la autoridad y el declive de la familia.
No parece que tal herencia sea muy positiva. Lipovetsky, presentado por Carabante como el más brillante y sagaz de los filósofos posmodernos, advierte que la pulverización de los patrones intelectuales y morales conlleva inexorablemente la más profunda apatía, la trivialidad y la indiferencia. Lo ha descrito en La era del vacío.
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Leer másEl alma del mundo
Rialp apuesta por Scruton y acierta.
A Roger Scruton (1944) le apasionan el arte, la música, la filosofía, la religión, la política, la universidad, la biología, la neurociencia… Su enorme cultura le permite ser muy crítico con las modas y los tópicos intelectuales, y su brillantez oral y escrita le ha convertido en referencia intelectual obligada.
En El alma del mundo sostiene que hay dos formas de abordar la realidad: desde la física y desde el sentido. Y argumenta que ni la ciencia, ni la música, ni la arquitectura, ni una simple sonrisa se explican por su base material. Aun cuando alcanzáramos la ciencia total de las causas, todavía necesitaríamos buscar el sentido de la vida, de la muerte y del mundo en su conjunto. Intuimos entonces un Creador, fuente de todo sentido, que ha de ser una persona con quien podamos relacionarnos.
Más convincente nos parece Scruton cuando despeja la vía hacia Dios, y menos cuando llega a la meta, en la que tampoco se detiene mucho. Pero la fuerza y el interés de esta obra están precisamente en la bien argumentada defensa del pensamiento humanístico y de la verosimilitud de la fe, frente al craso positivismo que tantas veces se da por incontestable. Se trata de un empeño intelectual de Scruton a lo largo de muchos años. Por eso estas páginas son también una buena manera de entrar en contacto con un autor al que interesa conocer.
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