Mejor educados (I)

Mejor_educados

Mejor educados es uno de esos libros cuya lectura necesita mucho lápiz. Apenas hay página donde no tengas que subrayar una idea, un dato, un consejo atinado, una expresión feliz. Y es que el autor te va interesando y convenciendo párrafo a párrafo a base de sentido común, conocimiento de causa y buen humor.

La educación española no está precisamente en sus mejores momentos, pero Gregorio Luri, desde su amplia experiencia como padre y profesor, sabe que un pesimista podrá ser un buen domador, pero no un buen maestro. Por eso sus planteamientos son siempre positivos. Desde el realismo, lejos de cierta ingenuidad buenista, pone el dedo en la llaga, pero ofrece soluciones que permiten educar con esperanza.

 

En esta primera entrega resumo con concisión telegráfica ideas para educar en casa. Ahí van:

Tres condiciones para triunfar como padres: amor, tranquilidad y sensatez. Los Simpson pueden tener muchos defectos, pero se saben muy afortunados por ser una familia. ¿Que la familia es represiva? ¡Para eso está! Precisamente porque tiene cosas muy valiosas que preservar. Aunque hay que reconocer que, en algunos padres, la actitud de prevenir cualquier peligro se parece mucho a la paranoia.

En las familias se ha producido una monumental transformación: la madre ha salido de casa, pero el padre aún no ha entrado. Pocas reglas y muy claras, para no tener que estar continuamente discutiéndolas. Pero poner normas claras exige tener convicciones claras. No te extrañes si tus hijos salen un poco a su aire, porque también son hijos de su tiempo y de su libertad. A unos padres pacifistas, alternativos y ecologistas les puede salir un hijo legionario.

Nuestras obras son nuestro mejor autorretrato. Es muy fácil defender las razones de nuestro hijo frente a su maestro, pero no es muy inteligente. En cuestiones educativas, los aficionados suelen ser los padres. Leer con los hijos y comentar lo leído lleva consigo un sorprendente crecimiento intelectual, equivalente a ir un curso por delante del que corresponde. Hay dos lecciones de economía fundamental que todo niño debería aprender en casa con el ejemplo de sus padres: están resumidas en el cuento de la lechera y en la fábula de la cigarra y la hormiga.

Los niños no necesitan que sus padres sean sus iguales, sino sus padres. El infierno se parecerá mucho, sin duda, a una familia con varios hijos adolescentes. Precisamente cuando los hijos se ponen hiperbólicos, los padres necesitan más tranquilidad. Una familia no es un grupo de personas reunidas en torno a un televisor. Si ustedes quieren ser unos padres progres, no olviden el último consejo de Che Guevara a sus hijos: “Estudien mucho”.

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