Mar 122014
 

El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Ricardo Blázquez ha querido lanzar, en su primera intervención tras su elección, un mensaje de esperanza y también ha subrayado que la Iglesia es una casa con las puertas abiertas, especialmente para aquellos que sufren algún tipo de indigencia.

«Que sepan todos que la Iglesia es una casa con puertas abiertas y, especialmente estas puertas están abiertas siempre que sentimos la indigencia», ha dicho tras advertir poco antes de que «hay motivos para la esperanza», aunque en muchos momentos los hombres se «vean abrumados por las dificultades y las incertidumbres», tanto desde el mensaje cristiano fundamental, como desde el entorno y en la Iglesia.

Tras agradecer su elección a los obispos y también el servicio a su antecesor, Antonio María Rouco Varela, con quien ha dicho que mantiene una amistad desde Salamanca, ha asegurado que acepta este puesto desde la fe cristiana, el ministerio apostólico y el servicio a todos los hombres y mujeres de la sociedad.

Concretamente, ha destacado que a las personas les «viene bien» creer en Dios pues «no es lo mismo la fe que la increencia» y que, aunque a veces se «desplace» a Dios, se le «relegue a vía muerta, se le de la espalda», van surgiendo interrogantes y «Dios es una realidad inolvidable». Además, ha recordado que el Evangelio «siempre coloca a los pobres en su corazón».

Del mismo modo, ha asegurado que en la elección del presidente de la CEE no hay candidatos ni programas. «No tengo programa, sí deseamos y queremos convertir en tema de reflexión para la Asamblea Plenaria las prioridades apostólicas evangelizadoras y cercanas a los más necesitados que el Papa nos viene mostrando–ha señalado–. Entre todos los diseñaremos para entre todos recorrerlo».

El arzobispo de Valladolid también ha hecho referencia a la amabilidad, cercanía y comunión con el Papa Francisco, con el que se encontraron hace poco más de una semana en la Visita Ad Limina. El Pontífice, según ha indicado, tiene la gracia de «abatir las barreras invisibles» que puedan existir entre las personas y ha subrayado que en este primer año, tanto él como Benedicto XVI han dado un ejemplo de «fe cristiana y de colocarse al servicio de los demás». «Desde la CEE siempre hemos sintonizado sin fisuras», ha asegurado, al tiempo que ha insistido en que Francisco es «un regalo de Dios».

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