Sep 192012
 

La capilla ardiente del histórico dirigente comunista Santiago Carrillo, fallecido este martes a los 97 años de edad, quedará instalada a las 10.00 horas en el Auditorio Marcelino Camacho de CCOO, según ha informado el sindicato.

De esta forma, todos los ciudadanos que deseen dar su último adiós al exdirigente comunista pondrán acercarse a la sede del sindicato ubicada en el número 40 de la calle Lope de Vega hasta las 21.30 horas de este miércoles.

El sindicato ha acogido así la petición de la familia de Carrillo, que ha realizado varias gestiones para que la capilla ardiente quedara instalada en un lugar público de la capital.

«Queremos que sea un lugar público de Madrid porque mi padre ha sido un hombre público y comprometido con la izquierda», ha apostillado Santiago Carrillo Menéndez, primogénito del histórico dirigente del PCE y portavoz de la familia, en declaraciones a la prensa en la puerta del domicilio familiar.

La familia tiene previsto incinerar los restos mortales del exlíder del PCE en el Cementerio de la Almudena y acto seguido trasladarse a Gijón para esparcir en el mar Cantábrico las cenizas, tal y como quería el exdirigente comunista.

Carrillo nació en Gijón (Asturias) el 18 de enero de 1915, donde pasó buena parte de su infancia. A los nueve años, se trasladó a Madrid junto al resto de su familia cuando su padre fue nombrado dirigente nacional de PSOE y UGT.

En 1930, comenzó a colaborar en la publicación ‘El Socialista’ y llegó a codearse con periodistas como Víctor de la Serna (Informaciones) o Wenceslao Fernández Flórez (ABC). Con la llegada de la II República, se encuadró en la minoría revolucionaria del Partido Socialista y en 1934 fue nombrado secretario de las Juventudes Socialistas.

Ese mismo año empezó a colaborar estrechamente con el líder revolucionario del PSOE Largo Caballero y participó en la Revolución de 1934. Por ello, Carrillo fue detenido y no saldría de la cárcel hasta 1936, después de la victoria electoral del Frente Popular, que formó el último Gobierno democrático de la II República, frustrado por la sublevación militar del general Francisco Franco.

En la cárcel se distanció de Largo Caballero, al considerarlo demasiado moderado para sus ideas. Ya en libertad, los representantes de la Internacional Comunista le propusieron viajar a Moscú para negociar la unificación de Juventudes Comunistas y Juventudes Socialistas. En la URSS, Carrillo quedó deslumbrado por el auge de la Revolución Bolchevique y volvió a España al frente de las Juventudes Socialistas Unificadas.

Durante la Guerra Civil, Carrillo abandonó el PSOE y se afilió al PCE después de que el Gobierno republicano dejase Madrid ante la presión del ejército nacional. Acto seguido, fue nombrado consejero de Orden Público por la Junta de Defensa de la capital, establecida como medida de urgencia para cubrir el vacío de poder en la ciudad y diseñar su escudo frente al enemigo.

Para evitar que el ejército de Franco ampliase sus efectivos, la Junta de Defensa decidió evacuar a los presos de las cárceles madrileñas, así como a todos aquellos civiles y militares afines a los nacionales. Con este fin, en noviembre de 1936 partieron de Madrid los primeros convoyes, pero varios autobuses fueron desviados de su camino.

Diversos miembros del ejército republicano desalojaron los autobuses y fusilaron a sus pasajeros en Paracuellos del Jarama (Madrid). Santiago Carrillo siempre negó su participación o responsabilidad en los hechos, aunque desde la derecha siempre se le acusó de haber amparado o permitido los fusilamientos.

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