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No recuerdo una ansiedad similar ante el final de una serie. Ansiedad en tiempo real, al menos. Desde que abrí esta estafeta (enero de 2009) han concluido series tan importantes como Battlestar Galactica o Lost, por supuesto, pero a la primera llegué unos meses tarde y la segunda me dejó de hacer mariposas en el estómago años atrás, por lo que la despedí más con la cabeza que con el corazón.

Breaking Bad es distinta. En primer lugar, porque he seguido su trayectoria desde el inicio, año a año, reseñando el vértigo de las desventuras de Walter White, Jesse Pinkman y demás remeros. Este blog ha madurado con ellos. Y, en segundo lugar, porque el relato se cita con sus últimos ocho capítulos sin apenas un traspiés, conjugando las expectativas de misterio, transformación de personajes y “clausura moral”.

Por ello, en una mezcla de homenaje y necesidad, voy a reseñar aquí cada uno de estos ocho capítulos. Cada lunes. Es algo que jamás he hecho y, honestamente, no sé qué tal saldrá. ¡Probemos! Me apetece tener un espacio propio de reflexión y diálogo sobre esta recta final que tan sin aliento nos tiene… y nos puede dejar.

No soy muy amigo de las reseñas semanales, puesto que pueden caer en la sobreinterpretación y tienden a apresurarse en los juicios al olvidar la temporada como unidad narrativa. Además, como podéis comprobar durante este último año y medio, me cuesta dedicarle al blog más de una entrada semanal. Pero me apetece quemar las naves con Breaking Bad, aunque esta apuesta me obligue a despejar a córner muchas otras reseñas jugosas de agosto-septiembre. Tengo la serie fresca (hace poco revisé las dos primeras temporadas) y, bueno, son solo ocho capítulos, por lo que se antoja un esfuerzo asequible. El lunes 12 de agosto comenzamos.

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Como aperitivo, aquí os dejo algunos artículos y enlaces de interés sobre la serie, incluido el me que me publican hoy en Jot Down.

-Esta comunicación a un congreso en Oxford, hace unas semanas, junto a Pablo Echart: “Crime and Punishment. Greed, Pride and Guilt in Breaking Bad“.

-La reseña de la (mitad de) temporada pasada, para recordar por dónde nos quedamos: “El vuelo de Ícaro“.

-Esta serie-documental sobre guionistas televisivos que Mr. McGuffin traía hace unos días. El primer episodio se centra en Gilligan y sus amigos. Merece la pena verlo.

-En la revista Time, sobre la moralidad de la serie: “It’s Not Breaking Bad‘s Job to Punish Walter White“.

-Un sabroso ensayo en Los Angeles Review of Books: “In Hell, ‘We Shall be Free’: On Breaking Bad

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“Yo soy Ozymandias, rey de reyes:
¡Contemplad mis obras, oh poderosos, y desesperad!”
(“Ozymandias”, Percy Bysshe Shelley, 1818)

Dentro de ocho capítulos comprobaremos si Breaking Bad cristaliza como una de las tres mejores series de la historia de la televisión. Clausurar con brillantez esta salvaje huida hacia adelante no se antoja fácil, pero Gilligan y cía han dado sobradas muestras de que saben cómo manejar la nitroglicerina narrativa que tienen entre manos.

Sin embargo, ahora que se acerca el final de la metamorfosis de Walter White, tan relevante como el cierre narrativo es la “clausura moral” del relato. Ambas están entrelazadas, como es lógico. Porque desde aquel encontronazo con Jesse y aquella primera “cocinada” de cristal –medio en pelotas, ahumando el desierto de Nuevo México–, Breaking Bad se ha caracterizado por levantar una serie gravemente moral. De esas que estampa al espectador contra el muro de su conciencia una y otra vez. Pocas teleficciones nos han obligado a asomarnos al abismo de la naturaleza humana con tanta intensidad… y hacernos disfrutar con las vistas.

El hombre, el mal, y unos antihéroes a los que adoras. Empatía, lo llaman. Quizá el primer Dexter, el inefable Tony Soprano o la impresionante cabalgada de The Shield podrían emparentar con el grado de gris ético que dibuja Breaking Bad. Pero existe una diferencia crucial: al inicio de la historia Walter White es un tipo normal. No un serial-killer domesticado, ni un mafioso con corazoncito patoso, ni un poli tan cabrón como efectivo para contener el crimen en la jungla de asfalto. No. Es un profesorucho que vive con miedo y anda abonado a la derrota:

“Doctor, mi esposa está embarazada de siete meses, con un bebé que ni siquiera planeamos. Mi hijo de 15 años tiene parálisis cerebral. Yo soy un profesor de Química extremadamente superdotado. Cuando puedo trabajar hago 43,700 dólares al año y, sin embargo, he visto cómo mis colegas y amigos me han superado en todo lo imaginable. ¡Y en 18 meses estaré muerto! ¿Y me pregunta por qué huir?” (“Bit by a Dead Bee”, 2.3.).

Esa confesión de Walter ante el psiquiatra –formaba parte del pretexto para acreditar su ausencia tras ser secuestrado por Tuco Salamanca– marca bien la primera clave empática del relato: el espectador se pone del lado de Walter White porque es una víctima. Revisar el capítulo piloto –una experiencia muy enriquecedora con la perspectiva que otorga ahora toda la serie– sirve para recordar por qué el personaje interpretado por Bryan Cranston genera tanta identificación.

Seguir leyendo en Jot Down Cultural Magazine

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10 Comentarios

  1. Cecilia García (@averseries)

    Estupenda noticia, Alberto! Me encantará leer cada semana tus reviews sobre Breaking Bad!! Se nos va una grande y, con ella, uno de los personajes más carismáticos de la historia de la televisión. Por cierto, excelente artículo el de Jot Down. Me ha traído a la memoria muchos comentarios de cierto curso de guión en Alicante, jeje. Un abrazo y disfruta del Mediterráneo 🙂

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  2. Alberto Nahum

    Jaja, Cecilia, sí: es el artículo al que hice referencia, literalmente. Como ves, ya estaba bastante avanzado cuando impartí el curso. Abrazo grande. A ver qué tal nos sale esto de la reseña semanal.

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  3. Arnold Layne

    Me parece fantástico que vaya a hacer reseñas semanales. Usted es la persona que mejor escribe de Breaking Bad que conozco, y siempre está bien tener un sitio donde comentar la jugada. Lo espero con ganas.

    Un saludo.

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  4. Richard

    Gran noticia profesor Nahum! Justo estamos a portas de que finalice una de las mejroes series, y si lo hacen bien, personalmente se covnertiria en mi serie favorita. Le hago dos preguntas, una curiosa y otra incómoda:

    1) La curiosa: ¿Ha tenido chance de leer el libro \”Difficult Men\” de Brett Martin? es un libro que habla sobre los showrunners y los entretelones en los salones de escritores. Califican al de Breaking Bad como el \”happiest room in hollywood\”.

    2) La incómoda: Si bien es serializada, de frente, ¿Cuál es su capìtulo favorito de Breaking Bad? Si me apura, el mío sería \”Half Measures\”.

    Un gran saludo y nos vemos cada lunes =)

    Richard

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  5. yurik

    Yo también estoy muy expectante, desde el Made in America de David Chase no sentía algo igual. Tengo una certeza casi mística de que Gilligan va a terminar su obra maestra como ésta merece. Estas últimas semanas he vuelto a ver la serie completa y, desde el punto de vista narrativo, todo se dirige hacía una apoteosis final tan solo comparable a The Shield.

    Y el año que viene, el final de Mad Men. Que suerte tenemos de poder vivir todo esto, pues al fin y al cabo, esta capacidad de socializar a la audiencia es uno de los grandes triumfos de la ficción televisiva contemporánea.

    Seguiré atentamente tus análisis de estos ocho episodios.

    Responder
  6. Rafael

    Me parecería mas correcto de titulo algo asi como \”Amar a Walter White Odiar a Heisenberg\” jajajaja me estoy comiendo las uñas esperando para ver el capitulo pensar q tengo q esperar a mañana para bajar el torrent!!!! y bueno esperando también los reviews de cada capitulo!!

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