, archivado en Boardwalk Empire

El mayor problema de Boardwalk Empire ha sido su ambición. No, eso no tiene por qué ser malo “de suyo”. The Wire o Mad Men -desde esquinas complementarias- nacieron ambiciosas y nunca faltaron a su cita. En el caso del nuevo transatlántico de la HBO, la serie ha venido a las pantallas con esa vocación tan literaria de convertirse en la enésima “gran novela americana“. Una epopeya. El (re)nacimiento de una nación. ¡¡Scorsese, Winter, Buscemi, millones de dólares, HBO…!! Palabras, todas ellas, obligadas al éxito absoluto de encerrar una cosmogonía sociopolítica en una botella de whisky prohibida con sangre.

Pero, claro, las expectativas han jugado en su contra. Hasta el final del quinto capítulo (Reviriego lo cifra en el cuarto), la serie no tiró por la borda el agobiante fardo de las expectativas. Antes de llegar a ese excelente “Nights in Ballygran“, la serie no era mala, ni mucho menos, pero le faltaba frescura, originalidad, vapor. Disponía la crítica política necesaria, ejercía la violencia de shock tan scorsesiana y se afanaba en retratar una colmena histórica tan fascinante como brutal. Pero restaba hacerle un par de caños al espectador. Porque una serie así no puede ganar a los puntos; solo le vale el KO.

(A partir de aquí, detalles de la trama)
Por supuesto que el nivel de producción era apabullante (a pesar de su excesiva “limpieza”), que el reciclaje del cine de gángsters se movía entre el homenaje y su superación, que la crudeza HBO (sangre y sexo sin contemplaciones) iba directa a la yugular… pero a Boardwalk Empire le faltaba alma. Y, por qué no decirlo, algo de ritmo.
Hasta que llegó la explosión.
La verdadera bofetada no fue otra salvajada de Capone ni un dedo cortado en negro. No. El revolcón vino por este instante de inenarrable lirismo, una auténtica patada en el estómago, lanzada con tanta maestría visual como literaria:

Desde esa secuencia de Jimmy y Pearl, uno contempla la serie con otros ojos. Como si los creadores se hubieran aflojado el corsé y bajaran a tumba abierta con/contra sus personajes. Los sucesos de Chicago han entrado en una espiral sin salida, la relación amorosa NuckyMargaret engrandece la complejidad de sus protagonistas y, en fin, hasta la carrera político-criminal ha ganado una viscosa solidez. En este sentido, la presencia de personajes reales tanto de la mafia (un Capone muy pasado de vueltas, un irresistible y freudiano Lucky Luciano) como de la política (¡vaya viaje al futuro presidente Harding en el último capítulo!) refuerzan la sensación de tragedia griega que ya apunta la trama. Porque sabemos cómo acabará esto: muy, muy mal.
Y, por el camino, los personajes han ganado aristas. Muchas. Jimmy Darmody ha regresado al centro del relato, con sus huidas imposibles y sus traumas; el atormentado Van Alden (quizá la mejor actuación en lo que llevamos de temporada) cumple su deber con tenacidad monástica en una guerra que sabe amañada; y Nucky Thompson va desvelando unas heridas familiares y emocionales que anticipan un antihéroe de proporciones casi míticas. Gracias a todo eso, parece que Boardwalk Empire ha encontrado su voz. Aún le queda crecer para convertirse en la gran serie que promete; pero, desde luego, progresa adecuadamente.

 

——–

Cortesías (¡Vaya Tele! y las intros alternativas)

9 Comentarios

  1. satrian

    Van Alden me da mucho miedo, que personaje tan retorcido, uf, cada vez mejor.La historia de Pearl increible.Y ahora parece que vamos a tener el pandemonium en Atlantic City por donde va tirando el guión.

    Responder
  2. WATANABE

    Voy por el cuarto episodio, y aunque me gusta mucho la encuentro exactamente como dices. Falta frescura y originalidad para caer totalmente rendido a sus pies.

    Responder
  3. Heisenberg Dufresne

    Una obra que se desgaja por varias rutas es necesario que se tome su tiempo, que parezca que le falte "frescura, originalidad, vapor".Esa sensación de limpieza tanto en su ambientación como con sus personajes (al menos es donde yo más lo he detectado) ha explotado en el capítulo 7.Creo que lo único que puede jugar en contra de esta serie es su coste y la audiencia y que tenga que verse abocada a acelerar acontecimientos. Ojalá que en nombre de la calidad no ocurra esto.

    Responder
  4. OsKar108

    Muy buen post, como de costumbre.Yo estoy encantado desde el principio, no me he dado cuenta de un "cambio" en un momento determinado, solo se que me gusta mucho, cada vez más.¡Saludos!

    Responder
  5. Administrador

    Pues para mí, que la sigo religiosamente "al día", no decayó ni un ápice ni percibí falta de frescura u originalidad. Disfruto mucho de la peculiar cadencia rítmica, sabiendo que a pesar de lo taimado de la acción tarde o temprano habrá un revés cañero. Incluso en los momentos más recreativos, con silencios, planos contenidos o pequeñeces, disfruto como un pitufo con unas amanitas al horno. Los personajes son excelentes, así como las actuaciones.

    Responder
  6. Julen Alonso

    Estoy bastante de acuerdo, pero aun así están sacrificando demasiado la trama a favor de los personajes y todavia tiene mucho que demostrar para estar a la altura de Deadwood o los soprano!www.lapalomitamecanica.com

    Responder

Trackbacks/Pingbacks

  1.  Diez balas para Nucky Thompson | Diamantes en serie

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *