colorear o colorearse

Vamos a ver

Hay una nueva pasión por las cajas de lápices de color y el papel de dibujo, como elementos fundamentales del aprendizaje y el descanso. La civilización actual ha priorizado el gusto sobre el tacto; y así, por ejemplo, se insiste en que señales ‘me gusta’ cuando algo te parece bueno de lo que la máquina ofrece: ‘me gusta’, su primer significado es ‘me lo comería’, lo interiorizaría, lo haría parte de mi. Como si todo estuviera al servicio de lo que pudieras admitir dentro de lo que te gusta a tí, más que de lo que pondrías fuera para verlo con mayor objetividad.
En realidad, todo lo que ponemos fuera de nosotros, no sólo pueden contemplarlo los demás, sino nosotros mismos desde todos los ángulos posibles. Eso hace que el dibujo, el uso de lápices de colores sobre un papel, se esté convirtiendo en una de las mejores maneras de expresar lo que somos, y de separarnos de todas esas cosas impuestas para que las interioricemos como propias, aunque vengan de fuera. Colorear se ha convertido en un modo de salir de la vida gris a la que nos lleva la rutina, los horarios, o hacer siempre lo mismo cada día, dependientes de lo que nos digan los jefes, la publicidad, o de lo que se le haya ocurrido a otro para que lo hagas tú.
Incluso, para liberarse, dibujar es mejor que escribir, porque la escritura se hace con palabras copiadas de aquí o de allá, mientras que el dibujo expresa con mayor facilidad la relación de cada uno con lo más auténtico que existe fuera de uno, con la realidad que tú ves, que tu sientes, no con la que quieren imponerte unos u otros, a saber con que intenciones de sometimiento o dominio. O para venderte una moto que no necesariamente sea lo que más necesites.
La gente que se colorea a si misma, en realidad no llega a saber bien qué es lo que está haciendo. Por eso los maquillajes o los tatuajes son siempre imperfectos: solo pueden verse por uno mismo como una imagen reflejada en un espejo, no como hayan quedado a la vista de los demás. Es un modo de representar la inseguridad de uno mismo, la necesidad de crear una apariencia diferente, porque se duda de la que uno tiene.
Hay otras actividades que también son muy relajantes, como hacer punto o cuidar un jardín. La cosa es salir de uno mismo y objetivar lo que uno hace ante si mismo y ante los demás. Y lo más sencillo es pintar en un papel con lápices de colores.

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