primeros de clase

Vamos a ver

Todo el mundo quiere ser el primero de la clase en algo y eso es posible con tal de que la clase sea suficientemente pequeña, y si tiene un sólo alumno, entonces él podrá sentirse el primero, e incluso presumir de ello.Se trata de que cada vez estemos más contentitos a solas y conectados a la red. Nos dan clase de lo que sea, nos ponen sobresaliente o lo que haga falta, nos hacen jugar, reírnos, soñar, e incluso nos pueden poner una novia virtual con la que charlar de lo que más nos guste, sin que se queje ni nada, y diga a todo que sí.
Cada vez está más fácil ser feliz, con tal de que la felicidad sea cada vez más pequeñita, e incomparable. Solo nos podemos comparar con nosotros mismos, darnos cuenta de lo estupendos que somos, no pensar en nada que no sea lo que te pone delante la maquinita.Eso fomenta el egocentrismo, la autosuficiencia, y un mal manejo de la agresividad, porque si somos los mejores en todo, llevamos muy mal que alguien nos diga algo que no nos parezca bien.
El espectáculo comienza cuando queramos llamar la atención de lo buenos que somos, no sólo a la máquina que siempre nos da la razón, sino a algún otro ser humano con el que coincidamos en alguna parte. Y nos demos cuenta de que tararí que te ví. De que eres sólo un presumido jactancioso, sin nada que exhibir fuera de tu relación con la máquina. Y que eso lo puede tener cualquiera que tenga una máquina como la tuya, de las que se venden a porrillo; y todo el que quiera perder el sentido de la realidad se puede comprar una y encerrarse con ella a solas. Así de fácil es convertirse en el primero de la clase.
(publicado en la revista Magisterio)

Comments are closed.