vamos a ver

La deuda navideña
Rafael Guijarro
Es muy pegadiza la idea de endeudarte por Navidad: así regalas a los tuyos algo más de lo que tu vecino regala a los suyos O tu pariente rico cuando viene a incordiar a casa por esas fechas. Los grandes comerciantes, que lo saben, son capaces de ofrecerte préstamos para que compres más en esos días, lo que luego, en las rebajas de enero, va a valer menos de la mitad. Viva la fiesta. Así, al empezar el año, ya sólo tienes que estar pendiente de devolver el préstamo hasta no se sabe cuando. Y nada más, para tu desgracia.
Endeudarse significa tener que pagarlo después o te lo embargamos, lo que sigue estando de moda. La crisis de la que no sabemos si salimos, o permanecemos en ella, ha sido por gastar más de lo que podíamos pagar. Desde Obama a Rajoy y, por supuesto, a los grandes almacenes, todos lo tienen claro: gastar y gastar para que todo vaya bien; aunque parezca que la única manera de que no vuelva la crisis, sea que la gente no gaste el dinero que no tiene; porque, cuanto más gastas, más gente encuentras dispuesta a quedarse con todo lo tuyo, en cuanto tenga la oportunidad; y mucha menos a gastar menos, y/o repartir lo que sobre.
Todavía un tercio de los españoles está convencido de que es mejor ahorrar y gastar sólo lo que hay. Pero los mandamases no saben pensar una situación en la que todo vaya mejor si gastamos todos menos; sólo saben decir que si aumenta el consumo, mejorará todo y a todos. Mejorará lo de ellos, seguro; pero lo tuyo se arrastrará como deuda, año tras año, y Navidad tras Navidad, como no le pongas freno a la cosa tu mismo. Ellos sólo están para embargarte.
(publicado en ‘Magisterio español’)

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