la depre de verdad

La buena depresión, la que no se quita ni para atrás, no es la que tienen los parados, sino los que todavía trabajan, pero están cada vez más aburridos de hacerlo. A los parados les das un trabajo y se les quita la depre, el mal humor y las ganas de tumbarse; incluso aunque no se lo des, mogollón de parados se lo están buscando por su cuenta; y se hacen autónomos, ponen un chiringuito por su cuenta y salen adelante; o se van a Alemania, como hizo una buena parte de sus abuelos, o a América, o a donde sea.
La depre que nos están contagiando los bancos, las empresas y los gobiernos es la de los que se han cansado de trabajar, de hacer siempre lo mismo, ir a fichar y estar allí hasta que llega la hora de fichar para volverse, quererlo todo seguro, siempre lo mismo, la misma paga, los mismos moscosos, las mismas vacaciones; y un día y otro sin ninguna ilusión especial, más que dejar que pase el tiempo.
Los depres del sistema son los que se encargan de que nada cambie, los que miran para atrás y dicen: que no me toquen lo que ya tengo, posiblemente porque entonces me lo quitarán. Se tienen en tan poca estima que están seguros de que lo que hacen no sirve para nada y, como piensa el ladrón que todos son de su condición, propagan a los cuatro vientos que están cansados de hacer lo mismo siempre, sin ilusión, sin ganas; y que así somos todos, que nunca cambiaremos, ni falta que hace, para seguir llevando esa vida lánguida y pesarosa.
La depresión económica es la de la gente que no le encuentra gusto a ir a trabajar, hacer cosas nuevas, inventar algo, mejorar lo que hay, tener ilusión de que los días puedan ser distintos; son los que no quieren trabajar para que haya trabajo para todos, y que mejoren las condiciones de vida, trabajar por ello, disfrutar haciendo las cosas cada vez mejor.
No es fácil imaginarse a Steve Jobs cansado de ir a la oficina, o a cualquiera que tenga ganas de hacer algo para que mejoren las cosas. En cambio, cuando la depre llega hasta a los futbolistas, vemos que se cansan de jugar, piensan que ya no van a ganar nunca nada más de lo que ya hayan ganado, y entonces lo pierden todo.
(Publicado en Andalucía Noticias)

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