Los disgustos que dan los créditos y sus tarjetas

Hay muchas razones para pensar que The Wall Street Journal es el mejor periódico del mundo y una de ellas podría ser que publica artículos tan políticamente incorrectos como este, sobre los usos de las tarjetas de crédito. Cualquiera de los periódicos que conocemos se lo pensaría dos veces, ante la posibilidad de que los bancos le quitaran la publicidad que le mantiene tan adormilado, y las teles, ni te cuento: la misma chica que lee las noticias, te puede vender tarjetas, o la del tiempo, o la que acompaña a Wyoming.

Diez razones para cancelar sus tarjetas de crédito
Por BRETT ARENDS
El billete de dólar necesita de usted.
Una creciente cantidad de comerciantes ya no aceptan efectivo. Eso incluye muchas aerolíneas, que insisten en que paguen con tarjeta de crédito si quiere comprar una bebida o un sándwich a bordo. Y ahora llega la noticia de que el Tesoro de Estados Unidos imprime menos dólares, conforme avanzamos a una economía totalmente operada con plástico.
Es una gran noticia para los bancos. Una gran noticia para las compañías de tarjetas. Una gran noticia para el mundo del marketing, que ahora puede revisar nuestras transacciones y vidas privadas con mayor detalle.
Iré contra la corriente, pero veo esto con gran pesimismo. No es un paso adelante. Es un paso atrás. Personalmente, he ido en el sentido contrario. He reducido el uso de tarjetas de crédito y tarjetas de débito. La noticia más reciente era el último empujón que necesitaba para eliminarlas por completo de mi vida. Usaré solo efectivo.
He aquí diez razones.

1.Gastaré menos. Una variedad de estudios científicos, como uno del Instituto de Tecnología de Massachussets, han descubierto que la gente está simplemente más dispuesta a gastar más cuando usa tarjetas de crédito que cuando usa efectivo. Es sentido común. No sorprende que nuestra obsesión nacional por las compras haya realmente despegado cuando entraron en escena las tarjetas de crédito. Lo descubrí personalmente. El año pasado, cuando pasé un periodo prolongado sin ninguna tarjeta, mi tasa diaria de gasto se desmoronó por completo.

2. Las bonificaciones de las tarjetas no valen la pena. Mucha gente usa sus tarjetas de crédito para las millas de viajero frecuente u otros beneficios. Pero muchas de estas ofertas se están volviendo menos valiosas. Las aerolíneas están reduciendo sus programas de viajero frecuente. ¿Y cuán buenos son? Schwark Satyavolu, cofundador de BillShrink, dice que si uno es realmente inteligente, dedicado y enfocado acerca de conseguir y usar sus beneficios, a veces consigue muy buenas ofertas. Pero en general, dice, las ofertas se están volviendo menos valiosas y están cada vez más concentradas en tarjetas con cargos anuales. La mayoría de nosotros nos podemos considerar muy afortunados si conseguimos recuperar 2% sobre nuestras tarjetas. Comparado con la cantidad extra que gastamos, es una miseria.

3. El efectivo facilita hacer un presupuesto. Los planificadores financieros personales alientan a los clientes a preparar presupuestos. Gran consejo, en teoría por lo menos. Pero tengo una confesión: no soy tan organizado. Tampoco lo son, sospecho, muchas personas. Pero si voy al banco una vez a la semana y retiro una cantidad de efectivo, mi presupuesto es automático. Fácil.

4. Menos preocupación sobre el robo de identidad. ¿Le preocupa entregar su tarjeta o su información cada vez que hace una compra? Yo sí. Los bancos y los comerciantes en línea trabajan con tenacidad para mantener la seguridad, pero los ladrones son igualmente creativos. Y hay muchos. La gente sufre robo de identidad todo el tiempo. Usar efectivo reduce el riesgo.

5. Menos compras impulsivas. Una manera en que las tarjetas de crédito nos permiten gastar más es que facilitan la compra de cosas que no necesitamos, y quizá no queramos, por un impulso momentáneo. Y las tiendas están pensadas para alentarlo, Estas se apoyan en sofisticadas estrategias de marketing para manipularlo sacar la billetera. Si no tiene dinero encima, no puede derrochar. Si realmente quiere el artículo en cuestión, puede volver y comprarlo mañana. La probabilidad es que no lo haga.

6. Puedo seguir comprando en línea. Tan solo porque uso efectivo no estoy completamente privado de conseguir ofertas en línea. Sí, tendré que torcer un principio, pero no quebrarlo: puedo comprar una tarjeta prepagada en una tienda y cargarla con efectivo. Está bien, es plástico, pero tengo que pagar por ella por adelantado, con efectivo, y tendrá un límite. (De igual modo, puedo usar una tarjeta prepagada como respaldo de emergencia si viajo).

7. Diga adiós a la deuda. Pago mis tarjetas completamente cada mes, pero mucha gente no lo hace. Usan las tarjetas para tomar prestado, y es un desastre financiero. Hemos visto lo que ha hecho a nuestra economía el uso excesivo de deuda. Según Bankrate.com, la tarjeta promedio le cobra 14% de interés. Muchas cobran mucho más. Y uno paga con dólares después de impuestos. A modo de ilustración, uno tendría que ganar al menos 16,5% en la bolsa (antes del impuesto a las ganancias de capital de largo plazo de 15%) tan solo para mantenerse parejo. Según la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, desde 1928, las acciones estadounidenses han producido un retorno compuesto promedio de apenas 9,7%. Y Bankrate calcula que alguien que compra un artículo de US$1.000 con una tarjeta de crédito que cobra 14% de interés, y solo paga 2% del balance cada mes, terminará pagando US$1.750 por él. Le tomará 110 meses terminar de pagar la factura.

8. Privacidad. Las tarjetas de crédito son fabulosas para seguir los pasos de la gente. Le dicen exactamente qué compró, dónde y cuándo. (Agregue a eso todos los datos que rastrean sus teléfonos inteligentes, su iPad y todo lo demás, y en esencia somos ratas corriendo en una jaula transparente de laboratorio mientras estrategas de marketing estudian cada uno de nuestros movimientos). Debo confesar que odio eso. Y amo la privacidad y el anonimato del efectivo. La semana pasada me junté con mi esposa para almorzar. Pero antes pasé por mi banco para sacar efectivo. No le incumbe a American Express.

9. El efectivo reconstruye el lazo entre lo que gano y lo que gasto. Recuerdo cuando conseguí mi primer empleo: comencé a calcular cuánto costaba todo en términos de horas trabajadas. Ese nuevo disco compacto costaba dos horas de mi tiempo, y así. Era una buena disciplina. Las tarjetas de crédito debilitan ese vínculo. No sorprende que el aumento del plástico haya causado una explosión en la cantidad de personas que viven por encima de sus medios. (¿Es también coincidencia que el ascenso de las tarjetas de crédito haya coincidido con el colapso de los sindicatos? Antes de VISA, si uno quería un mejor auto y mejores vacaciones al año siguiente, uno necesitaba un aumento salarial).

10. El efectivo ayuda a gente a la que quiero ayudar. El dinero va al comerciante y sus proveedores. Cuando voy a mi cooperativa local a cobrar un cheque, ayudo a un par de cajeros a que conserven su empleo. ¿Las tarjetas de crédito? Ayudo a financiar ejecutivos bancarios, equipos de marketing y centros de servicio al cliente en India. Estoy seguro que todos son buenas personas y tengo buenos deseos para ellos. Pero si tuviera que elegir, y lo hago, antes ayudo a los comerciantes y personal de la cooperativa locales.

3 comments

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  2. @rafaelguijarro nos trae un artículo en el que se dan 10 razones para cancelar las tarjetas de crédito ¿Cuáles son… http://t.co/1ggArkw

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