La democracia, medicina contra los ‘dedazos’

En tiempo de elecciones, todo sirve. Este parece ser el lema de los que posibilitan que uno entre en una lista electoral en un puesto decente o de relleno o que sea el elegido para poner su cara en el cartel electoral. La democracia que posibilita la participación de los afiliados sobre asuntos como la elección de aspirantes a gobernar es una asignatura pendiente. En primarias se han elegido a los candidatos de Ciudadanos y UPyD a la Presidencia de la Comunidad de Madrid; con el mismo sistema, IU puso a Tania Sánchez y el PSM, a Tomás Gómez, y el PP, fiel a su obediencia al que manda, está pendiente del ‘dedazo’ de Mariano Rajoy. Tania se fue y su lugar lo ocupa ya el poeta Luis García Montero y a Tomás le pusieron de patitas en la calle, dando paso a Ángel Gabilondo. Antes de echar a Gómez, distintas informaciones le señalaban como responsable de posibles delitos relacionados con el tren de Parla, y ahora los que quieren que Ignacio González abandone le relacionan con maniobras policiales en la oscuridad para tapar lo de su ático en Marbella. Echar al candidato del PSM elegido en primarias es una patada en la cara de este sistema de participación y hacer lo mismo con el del PP antes de que Rajoy descubra sus cartas es sencillamente un gesto que retrata al que se comporta así. El espectáculo que se está produciendo tiene que ver con la enfermedad del ‘dedazo’, que se cura con una medicina que se llama democracia. Nos habríamos evitado luchas encarnizadas por ‘colocar a los míos’ en puestos clave antes de mayo.

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