El último pleno

Los actos de la coronación de Felipe VI, tras la abdicación de su padre, Juan Carlos I, supusieron el aplazamiento del Pleno de la Asamblea previsto para el 18 de junio hasta el 26 del mismo mes. El último del actual periodo de sesiones se celebró el cuarto jueves de junio, habitualmente, en plena semana inhábil del Parlamento regional, que pasará a estar regida por la Diputación Permanente hasta comienzos de octubre. No habrá actividad parlamentaria durante los meses de verano y sólo la celebración del Debate sobre el Estado de la región, previsto para septiembre,  interrumpirá el merecido descanso de sus señorías. Se queda un servicio de urgencias para convocar cuando el partido mayoritario lo decida y una Diputación Permanente para atender las peticiones de la oposición sobre temas que ellos (PSM, UPyD e IU) consideren convenientes. Mientras que los datos relativos al incremento infantil no parecen alarmar mucho a nuestros gobernantes, centrados en vender las bondades de una reforma fiscal que provoca más preguntas que respuestas, el Parlamento regional deja de tener actividad porque así lo dicen el Reglamento de la Cámara y también el Estatuto de Autonomía y a nadie le parece importar demasiado. Los que pueden cambiar esas normas parecen más interesados en que todo siga igual y que los periodos de sesiones se ajusten a sus necesidades, las de los que jugando a ser gobierno u oposición nada cambian cuando ganan los suyos, en vez de tener en cuenta a los que dicen representar.

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