Terrorismo de género

La campaña electoral acababa de empezar y los candidatos a sentarse en algunos de los 129 escaños de la Asamblea de Madrid hacían el trabajo solicitado por los aspirantes a la Presidencia de la Comunidad de Madrid. El socialista Tomás Gómez había lanzado sus dardos contra la candidata del PP, Esperanza Aguirre, a la que acusa de representar a la derecha más rancia y radical de España y de querer privatizar todo para que sus amigos se queden con el negocio de lo que es de todos. La popular Aguirre aprovechaba cualquier ocasión para arremeter contra Gómez por querer para Madrid lo que su jefe nacional, José Luis Rodríguez Zapatero, ha hecho en España y centraba sus ataques en los 5 millones de parados y en la crisis económica. El aspirante de IU, Gregorio Gordo, trataba de desmarcarse del PSM por apoyar los recortes del Gobierno de España y del PP por querer más de lo mismo.

El tercer día de campaña, saltó la noticia del asesinato de Marisol Consuelo, a manos de su marido. Otro nuevo caso de violencia de género en Madrid, en plena campaña electoral. La presidenta de la Asamblea de Madrid, Elvira Rodríguez, convocó una concentración silenciosa delante de la sede parlamentaria de Vallecas en repulsa por este atentado contra la dignidad de las mujeres. Después de cada acto de terrorismo de género, el Parlamento regional da la misma respuesta silenciosa. En esta ocasión, además de Rodríguez, acudieron varios diputados del PP y una parlamentaria socialista. La agenda de los candidatos estaba repleta de actos electorales y no había hueco para gritar contra este terrorismo machista y repugnante. Perdieron una excelente ocasión para dar una imagen de lucha y unidad contra esta lacra tan lamentable y, por ejemplo, además de haber acudido a la Asamblea de Madrid a protestar en silencio contra este nuevo crimen, podían haber parado cada uno de sus actos electorales unos minutos para convertir el asesinato de Marisol Consuelo en la noticia electoral del lunes 9 de mayo. ¿Habrían reaccionado igual si el atentado hubiese sido obra de ETA o de los amigos de Bin Laden? Nunca lo sabremos pero sí conocemos que este asesinato de género pasó sin pena ni gloria y se movió entre  silencios electorales. Qué pena.

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