Izquierda y derecha II: la regresión ideológica

Había escrito ya una entrada sobre este tema, pero a raíz de la lectura del artículo de El País ¿Qué es ser de izquierdas? y, sobre todo, de sus comentarios, me he dado cuenta de que cabe un planteamiento más sistemático y más aprovechable.

La idea es, no que la persona tiene una ideología general y eso la induce a determinadas preferencias en las cuestiones que dividen a la sociedad, sino al revés: la persona tiene posturas específicas sobre esas cuestiones divisivas, y el conjunto de esas posturas determina si esa persona es de derechas, de izquierdas o de centro (sí, creo que se puede ser sinceramente de centro).

Esta idea no es nueva. El gráfico de Nolan se conoce desde 1971, y el sitio TestPolítico lo emplea para dar (gratis y sin registrarse) la posición política de una persona a partir de sus preferencias.

Veamos un ejemplo. Supongamos que una página de Internet permite a una persona, mediante un deslizador, expresar su acuerdo o desacuerdo con las frases siguientes:

1. El aborto debe estar prohibido por la ley.

2. El matrimonio es entre un hombre y una mujer.

3. Todas las drogas que ahora son ilegales deben continuar siéndolo.

4. Los impuestos son demasiado altos.

5. Las ciudades deben facilitar que cada cual utilice su propio vehículo.

Si a «muy en desacuerdo» se le asigna el valor -1, y a «muy de acuerdo», el valor 1, una persona podría dar los siguientes valores: -1; -1; 0,5; 0 y -0,5.

Sumados dichos valores, se obtiene -2, lo que permitiría clasificar a esa persona, dentro del diagrama siguiente, como de izquierdas.

El que en este ejemplo se asignen a las opciones de izquierdas un valor matemáticamente negativo no implica en absoluto una valoración moral negativa. Se hace así para facilitar la comprensión. Por convención matemática, en las gráficas, la parte negativa queda a la izquierda del eje vertical (ordenadas), y la positiva, a la derecha.

Vamos a plantearlo de un modo formal: sean ci cuestiones que dividen a una sociedad, con i variando de 1 a n. Sea pi la postura de una persona ante ci, con pi variando desde -1, para la postura más de izquierdas, hasta +1, para la postura más de derechas.

Entonces la ideología I resulta del sumatorio siguiente:


Si consideramos que algunas cuestiones son más definitorias que otras, y por tanto establecemos la existencia de diferentes factores fi, con 0 < fi <= 1, entonces:

«Regresión» está aquí empleado en el sentido matemático, del método que intenta ajustar un conjunto de puntos sobre el plano a una recta, no en el sentido de «retroceso», «involución». Debo admitir que uso el término algo impropiamente, pues hay puntos sobre el plano, pero no una recta a la que ajustarlos. Sin embargo, la analogía con la regresión multivariante ( y = a + b1·x1 + b2·x2 + .. + bn·xn) es innegable.

Por supuesto, debe tenerse en cuenta que:

– las cuestiones definitorias de la ideología son muchas más que las cinco del ejemplo (en la muy interesante página de la Wikipedia Espectro político se citan las principales);
– pueden variar de país a país, porque en algunos se han alcanzado consensos amplios y algunas cuestiones ya no los dividen;
– algunas cuestiones (por ejemplo, la pena de muerte) pueden tener en la fórmula más peso matemático (es decir, ir multiplicadas por un factor mayor) que otras (por ejemplo, la existencia de una banca pública);
– las frases con las que hay que manifestar acuerdo o desacuerdo pueden plantearse bien de manera que los de derechas estén de acuerdo y los de izquierdas, en desacuerdo, o bien al revés (ejemplo para la frase 1: La ley debe permitir la interrupción voluntaria del embarazo hasta el tercer mes);
– diferentes formulaciones pueden arrojar resultados ligeramente distintos para la misma población (a las personas, en general, les cuesta más manifestar su desacuerdo que su acuerdo);
– es por tanto preferible escoger la formulación más neutra; y
– se puede preguntar dos veces por la misma cuestión bajo formulaciones opuestas (ejemplo: La pena de muerte es un castigo adecuado para delitos muy graves-Debe erradicarse la pena de muerte), separadas en el cuestionario, para comprobar la sinceridad del que responde.

Pero lo esencial es que ahora se puede contestar a la pregunta inicial: ser de izquierdas es tener una posición predominantemente de izquierdas en las cuestiones políticas, económicas y sociales. De esta forma, si una persona es partidaria del aborto y el matrimonio homosexual, pero contraria a la legalización de las drogas, sí que puede ser de izquierdas. Algo, por cierto que los que se pretenden «verdaderamente de izquierdas» llevan muy mal.

Igualmente una persona partidaria de la prisión permanente revisable, la presencia de autoridades públicas en celebraciones religiosas y la sanidad privada será de derechas, aunque dé la casualidad de que prefiere el transporte público porque le da miedo conducir.

Porque la ideología no es monolítica, sino que se forma por la agregación (artificial) de las posturas sobre diferentes aspectos. Esto supone la reducción de múltiples dimensiones a una sola, lo que ocasiona una inevitable pérdida de información.

Las personas no tienen por qué ser coherentes. Una persona individual puede estar a favor de impuestos bajos y buenos servicios públicos, lo que es irrealizable. Pero un partido político, que agrega posturas individuales para llevarlas a la práctica en la sociedad, no puede pregonar posturas incoherentes.

Esto explica muchas cosas: por qué hay obreros que votan a la derecha; por qué el Frente Nacional francés se ha nutrido del antiguo voto comunista; por qué tantos latinos en Estados Unidos apoyaron a Trump…

Asimismo admite la existencia de personas de centro: aquellas para las que el sumatorio arroja un resultado cercano a cero. Bien sea porque en un número de cuestiones son de izquierdas y en un número parecido, de derechas, o bien porque, sobre muchas cuestiones, se manifiestan «ni de acuerdo ni en desacuerdo». Opción, por cierto, perfectamente legítima (aunque no sea la mía), dentro de la libertad de pensamiento de cada cual, pero que irrita a muchos dogmáticos.

También permite un abordaje sistemático de las cuestiones transversales: ser partidario de que la Constitución Española permita la secesión de una autonomía ¿es de izquierdas o de derechas?

Es un planteamiento erróneo: como hemos visto, la ideología NO es una caja negra a la que le metes una cuestión y te sale una postura. Al contrario: es un agregado indicativo de las diferentes posturas de una persona sobre distintas cuestiones. Por tanto, al surgir una cuestión nueva, el que una persona sea de izquierdas o de derechas no predetermina que esté a favor o en contra. De ahí que los debates ideológicos en los partidos sobre cuestiones nuevas sean encarnizados y a veces resulten en escisiones.

Una vieja anécdota, creo que del Partido Comunista de España, cuenta que, ante una cuestión nueva, esperaba que se ocupara de ella el ABC (diario español de derechas), para entonces adoptar la postura contraria.

Utilización de la regresión ideológica para orientar la acción de los partidos

Debido a las nuevas cuestiones que surgen cada día, los partidos pueden sentirse como ciegos, confusos, sin saber qué postura tomar. Lo que deben hacer es, a través de encuestas periódicas, detalladas y fiables, ir recabando datos sobre las posturas del electorado total, su electorado potencial (formado por las personas que no manifiestan rechazo directo a ese partido), y cómo se perciben las posturas del partido (ojo: un partido puede creer que mantiene unas posturas determinadas y el electorado percibirlas de modo muy diferente).

Por ejemplo, la imagen muestra las posturas en cuatro cuestiones: aborto, pena de muerte, sanidad pública y separatismo. El abanico tiene, por tanto, cuatro varas, pero pueden añadirse otras si se quiere representar más cuestiones. Cuando más cerca está el punto (que representa la postura) del centro del diagrama, más acuerdo representa con la cuestión (en la imagen el electorado total, en verde está muy de acuerdo con el aborto y muy en desacuerdo con la pena de muerte).

Puede verse que el partido representado tiene un problema con la percepción de sus posturas sobre el aborto y sobre la pena de muerte: está muy alejado de su electorado potencial, en azul claro. Por tanto, para acercarse a él, debe manifestar (y plasmar en sus programas) menor oposición al aborto y mayor hacia la pena de muerte.

Si se pide a los encuestados que, además de su postura (de acuerdo, en desacuerdo o indiferente) sobre determinadas cuestiones, manifiesten la importancia que tienen para ellos (nada importante, poco importante, algo importante, bastante importante o muy importante), el partido podrá obtener la distancia ponderada entre las posiciones de su electorado potencial y las que ese electorado percibe: un número.

En el diagrama, si asignamos a los segmentos el valor de la unidad, esa distancia es aproximadamente 0,25 + 0,2 + 0,1 + 0,2 = 0,75. Si en la encuesta del mes siguiente la distancia es 0,71, esto quiere decir que la estrategia del partido va por buen camino.

En principio el votante se decantará por el partido cuyas posiciones perciba como más próximas. Por supuesto hay otros factores, como la confianza que pueda tener en ese partido (que se gana cumpliendo las promesas y comportándose de un modo decente), el rechazo que sienta (motivado por las políticas que ha desarrollado o por la corrupción a la que ha sucumbido), el atractivo físico de los principales candidatos y su capacidad de conectar. Pero creo personalmente que el factor de proximidad de posturas es fundamental, lo que no quiere decir que se deban descuidar los otros.

Todo esto no es nuevo, y en mayor o menor medida ya se viene haciendo, aunque posiblemente de modo intuitivo y no sistemático.

Evolución de las posturas

Las posturas son bastante estables, pero cambian con el tiempo. Por ejemplo, para los españoles, el principal problema de su país lleva más de veinte años siendo el paro. Otras cuestiones, como el terrorismo o la corrupción, han fluctuado más. De estar bastante dividida sobre la prohibición de fumar en locales públicos, la sociedad española ha pasado a estar muy mayoritariamente de acuerdo.

Otras veces los líderes hacen cambiar las posturas: Felipe González consiguió cambiar la opinión predominantemente contraria a la OTAN en el referéndum de 1986.

En ocasiones, el líder, para llevar a cabo un programa, se ve obligado a intentar que las posturas del electorado evolucionen. Por ejemplo, si el electorado demanda una mayor eficacia en la lucha contra el paro, pero es tolerante con la economía sumergida (informal), hay que explicarle con datos, hechos, expertos, anuncios, ejemplos de otros países.. que o una cosa u otra. La importancia que el electorado asigne a posturas incompatibles puede servir al líder para decantarse por una u otra.

Tú no eres de izquierdas

Cuando compite electoralmente, un partido de izquierdas puede proclamar que es «la auténtica izquierda», «la verdadera izquierda», y que otro partido «no es realmente de izquierdas».  Mentiras interesadas. Si en Maracaibo (Venezuela) un día la temperatura máxima es 37º C, ese día hace mucho calor. Si al día siguiente es 35º C, también hará calor, aunque menos. De la misma forma, si un partido es percibido con I = -3,2 y otro con I = -2,1, de acuerdo con la segunda fórmula que hemos visto más arriba, los dos son de izquierdas. Ni el primero es la auténtica izquierda ni el otro es de derechas. El primero es más de izquierdas, sí, pero no por eso puede proclamarse moralmente superior al segundo, ni tampoco políticamente superior.

Por ejemplo, la renta básica puede considerarse más de izquierdas que la renta mínima pero, ¿la hace eso preferible? Pensemos en un elector desempleado y sin recursos que duda entre un partido que promete la primera y otro que promete la segunda. Si considera que la primera es mucho más cara, polémica y difícil de implantar, es posible que decida estratégicamente votar al que promete la segunda. Nadie puede acusar por ello a este elector de ser de derechas. Y por cierto, aunque yo soy de izquierdas, creo que ser de derechas no es un delito, ni una inmoralidad, ni una equivocación, sino una opción libre perfectamente admisible.

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Mete "Lo que hay que hacer" en Google y mira qué te sale: enlaces a un libro "Lo que hay que hacer con urgencia" del que las primeras páginas no están disponibles para descargar. Y mientras, tu ciudad, tu país, tu planeta bullen de problemas a los que no se pone remedio adecuado, cuando existen soluciones para todos. Escribo este blog desde Madrid, España, la Tierra, para unir mi voz a los que proponen estas soluciones y presionan para que se apliquen.
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