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¿Fidel? ¿Azkuna? No me suenan

18 May

Este es un post breve (por la cuenta que me trae) antes de marchar dos semanas de viaje a Cuba. Quienes me conocen saben que llevo toda la vida queriendo ir a Cuba. Primero por motivación política, para conocer (o al menos intuir) el sistema político en primera persona y así poder juzgarlo con conocimiento de causa. Últimamente tenía muchas ganas de ir a hacer periodismo. Tenía en mente un par de reportajes chulos sobre temas sociales que me preocupan. Pues ni lo uno ni lo otro. Ni militancia ni periodismo ni antropología ni leches. En estos momentos, después de unos meses muy locos en todos los sentidos, sólo tengo ganas de callejear, charlar con gente, beber mojitos, ir a la playa y bailar mucho. Cero pretensiones.

Se me hace muy raro irme justo estos días: en la recta final de la campaña electoral, y sin haber podido participar en las manis y acampadas por una democracia real. Me imagino preguntándome en una playa paradisíaca cómo  habrán sido los resultados de las elecciones, jiji.

No puedo evitar la tentación de hacer un poco de proselitismo antes de irme.

Gipuzcoanas, votad a Plazandreok. Me consta que se lo han currado un montón. No soy imparcial, pero por eso mismo: pese a no tener medios y tener sus propios empleos, han estado día a día repartiendo propaganda, escribiendo artículos…

Bilbaínas, bilbaínos, acordaros de la Ordenanza del Espacio Público, de quiénes la apoyaron, quiénes miraron para otro lado, y quiénes estuvieron a tope en la plataforma Kalea guztiona da. Por cierto, incluiría en ese #nolesvotes a Ezker Batua. Creo que ya es hora de que se lleven la gran hostia final (por trapicheros, por tardar demasiado en quitar a Madrazo, por apoyar la Ordenanza…), con la esperanza de que renazca o nazca otro partido de izquierda no nacionalista (ni vasco ni español) con el que nos podamos sentir identificadas.

Y si tenéis dudas, Ander Izagirre explica de maravilla por qué votar a un partido pequeño le parece (y me parece) mejor opción.

Nos vemos a la vuelta.

 

Me dicen que Bildu es feminista (y me entra la risa)

10 May

Hemos preguntado en el Facebook de Pikara Magazine si alguien sabe de algún otro partido feminista que se vaya a presentar en el Estado español a las próximas elecciones. Estamos casi seguras de que no (porque nos hubiéramos enterado), pero no está de más tantear antes de afirmar que Plazandreok es el único partido feminista en estas elecciones. Dos personas (una por Facebook y otra por Twitter; una mujer, el otro hombre) han respondido que Bildu también es feminista. La mujer también ha citado a Aralar. No era procedente contestar como Pikara Magazine. Como Mari Kazetari, os diré que me ha entrado la risa.

La foto de arriba es de las primeras que salen al buscar Bildu en Google Imágenes. Podría haber elegido cualquier otra. En todo caso, no soy la única a la que le chirrió ver que en las celebraciones por la aprobación de todas las listas, las caras visibles eran de hombres. Feministas que van a votar a Bildu han lamentado su imagen testosteronizada. Alternatiba y la izquierda abertzale tienen discursazo feminista. No he leído sus propuestas en materia de género pero seguro que me encantan. Piden asesoramiento al movimiento feminista. Se han aprendido el léxico y las reivindicaciones estupendamente.

En cambio, ni los unos ni los otros han mandado una mujer a ninguna de las reuniones de la plataforma contra la Ordenanza del Espacio Público a las que he asistido. Fue uno de la izquierda abertzale el que me soltó que la represión contra las prostitutas no es algo estructural; y que sí lo es que ellos no puedan poner mesas informativas en la calle. Y, en fin, si os digo: «Un, dos, tres, responda otra vez: ¿mujeres líderes en la izquierda abertzale?», apuesto a que a poca gente se os ocurrirá a bote pronto alguien más que Jone Goirizelaia.

Un día me reuní en SOS Racismo con Alternatiba. El plan era hacer un primer contacto para que se presentasen y nosotras les hablásemos de nuestro trabajo y nuestras reivindicaciones. Vinieron una mujer y un hombre. Diría que el hombre habló el 80% del tiempo. Y hablaba de feminismo. Cuando me tocó hablar a mí, pocas veces he sentido más claramente que por parte de ese tío que no le interesaba lo más mínimo lo que le estaba contando, que él ya me había vendido su moto y punto pelota.

Respecto a Aralar, la ausencia de mujeres en Kalea guztiona da también va por este partido.  Aintzane Ezenarro es una figura fuerte. Fue la única mujer entre quienes optaron a lehendakari en las últimas elecciones. Eso hay que valorarlo. Pero los otros líderes visibles también son hombres.

Alguien me pondrá a parir porque critique a estos partidos y no a otros. Las candidatas del PP tanto a la Alcaldía de Bilbao como a las Juntas Generales son mujeres. En su caso, la presencia está garantizada, pero es obvio que no sirve de mucho (más que el síntoma de normalidad que supone que se elija a mujeres como cabezas de lista) si esas mujeres defienden tesis reaccionarias. El PSOE y el PNV, ni convicción feminista, ni demasiada presencia. Y de Ezker Batua, con el debido respeto, yo ya ni hablo.

Total, que como bien dicen mis queridas compañeras de Plazandreok, paridad no es lograr que las mujeres seamos la mitad en política (y eso tampoco se consigue) sino que nuestras necesidades e intereses se tengan en cuenta en todas las políticas. Y como bien dicen, son las feministas las que pueden garantizar que eso sea así, porque son las que creen en ello. Pero claro, el único partido feminista en estas elecciones se presenta sólo en una ciudad y en una provincia. ¿Qué hacer en el resto? Pues cada una verá si pasar de todos o si apoyar a los que creen tenerlo claro y meterles caña para que en el día a día apliquen el discurso, para que los hombres enamorados de sí mismos se callen un poquito y se pongan en la segunda fila. Y para que las mujeres inseguras se sientan respaldadas y empoderadas como para ocupar el sitio que se mercen.

Allá cada cuál, vaya (así como admití abiertamente que el anterior post tenía como objetivo hacer propaganda a Plazandreok, este es Mari Kazetari independiente). Eso sí: me quedo con las ganas de que marujeemos un poco sobre las elecciones. ¿En qué os vais a basar para votar? ¿Sois de abstención sin complejos, de voto útil o de partido pequeño? ¿Veís que algún partido se crea y ponga en práctica de verdad los postulados feministas?

Nota final: Ando a tope y no he podido actualizar el post sobre Bildu. Evidentemente, me alegro muchísimo de la decisión del Tribunal Constitucional. Lo contrario hubiera sido terrible. Y me alegro por las personas que por fin van a poder ejercer su derecho a voto, porque por primera vez en años no han ilegalizado a la formación con la que se identifican. Pero vaya, si alguien ha empezado a seguirme aquí, en Twitter o Facebook por creer que soy una incondicional, imagino que se decepcionará con este post y que me caerá algún unfollow.

Pequeños grandes partidos (aupa Plazandreok!)

8 May

Foto de la pegada de carteles de Plazandreok

 

Las elecciones me pillarán este año en La Habana. Así que si no veía claro de entrada votar, ahora que supone hacerlo por correo, menos aún. Hay quien me intenta convencer de que no me abstenga: que hay que intentar echar a Azkuna, que si la gente crítica no votamos no se podrá cambiar nada, que si las sufragistas lucharon mucho para que nosotras hoy tengamos este derecho… Probablemente tengan razón. Pero me niego a votar a cualquiera de los «grandes» partidos, por diferentes motivos (PNV, PSOE, PP, Ezker Batua, Aralar, Bildu y UPyD). Y soy muy partidaria de votar a los pequeños partidos, pero  ninguno de los que se presentan en Bilbao me motiva lo suficiente.

Otro gallo cantaría si estuviera empadronada en Donostia, porque entonces podría votar a Plazandreok. Si sospecháis que el objetivo de este post es hacerles propaganda, estáis en lo cierto. Pero aparte de que esté trabajando por ellas, me lo creo. O, mejor dicho, si estoy trabajando para ellas es porque me lo creo. Además, estos días, tanteando a los medios de comunicación para que nos saquen en la prensa, me he dado cuenta (ya lo sabía, pero ahora lo he comprobado por mí misma) de lo difícil que es ser un pequeño partido y del mérito que tienen.

Todos los medios de comunicación, tanto los públicos como los privados, reparten de forma estricta y rígida los espacios. Los grandes partidos, a pesar de ser los que menos lo necesitan, cuentan siempre con una página entera o un par de minutos en todos los informativos. A los debates sólo se invita a los principales candidatos. Así, un pequeño partido, por mucho que se curre la comunicación, apenas puede optar más que a alguna fotonoticia o breve (y no a diario), a una entrevista de tres minutos en la radio, y a un corte de menos de un minuto en la tele. Y eso, dos o tres días en toda la campaña. Además, se basan en lo que los candidatos dicen en los actos de campaña, y nosotras no tenemos capacidad de organizar actos a diario. En fin, soy optimista y quiero pensar que encontraremos la forma de salir más, pero está difícil.

La alternativa: intentar ser visibles en internet. Pues eso tampoco está siendo tan fácil. Cuando eres pequeña, todo son problemas: hoy, por ejemplo, el dominio http://plazandreok.com se ha caído, y no tenemos técnicos para que nos lo solucionen, así que tenemos que esperar a que la empresa a la que se lo compramos nos haga caso. (Podéis entrar al blog por aquí: http://plazandreas.wordpress.com)

Nos topamos también con el prejuicio sobre el voto útil, la idea de que votar a un partido pequeño no sirve para nada. Es una paradoja, porque nos pasamos la vida despotricando contra la clase política, pero cuando una plataforma ciudadana se vuelca en proponer una alternativa, con pocos medios y mucha ilusión,  no confiamos en ella. Plazandreok se presentó por primera vez  a las elecciones en 1993. Hicieron una campaña ilusionante y lograron un número de votos digno, pero insuficiente para sacar una concejala. La gente se decepcionó, y en las siguientes elecciones el apoyo cayó a la mitad. Si en vez de reaccionar así, la gente hubiera pensado que a la segunda estarían más preparadas y llegarían a más gente, tal vez hubieran logrado el apoyo suficiente como para poder influir en las políticas municipales.

Yo he estado a punto de ceder a la tentación del voto útil en dos ocasiones. No lo he hecho y después me he sentido aliviadísima. Ahora mismo me estaría haciendo el harakiri. Si en vez de votar al menos malo, votásemos siempre a quien nos pide el cuerpo (aunque pensemos que no sirve de nada), quiero pensar que el panorama político sería diferente. O no, pero me parece más seguro ser fieles a nuestros principios que caer en esto de apoyar el cambio (por ejemplo) y luego ver cómo Gema Zabaleta (es un decir) se carga Heldu o recorta drásticamente la renta básica gracias a nuestro voto.

La candidata a alcaldesa de Donostia por Plazandreok, Juana Aranguren, leyó el pasado viernes en la comida de la candidatura el siguiente fragmento de un artículo de Nativel Preciado publicado en Público:

No hay nada más paralizante que el voto útil. Los grandes partidos, que se reparten alternativamente el poder, han logrado imponer la idea de que sólo conviene votar a los que tienen posibilidades de ganar. Como consecuencia de ese prejuicio se descalifica a los discrepantes, se impiden los matices y se torpedean las alternativas. El voto testimonial sirve, entre otras cosas, para castigar los errores políticos, corregir a los dogmáticos, incorporar al sistema las mejores propuestas de cada partido e incluso, después de lo visto en Alemania, para impedir que ganen siempre los mismos.

Ahí queda eso.

*

Plazandreok se presenta a la alcaldía de Donostia y a las juntas generales de Gipuzkoa, en este caso, en las circunscripciones de Donostialdea y Bidasoa-Oiartzun. Eso significa que en las elecciones forales las podéis votar si estáis empadronadas en los siguientes municipios: Donostia, Astigarraga, Hernani, Lasarte-Oria, Urnieta, Usurbil, Hondarribia, Irun, Lezo, Oiartzun, Pasaia, Renteria.

En todo caso, seáis de donde seáis, dado que son el único partido  feminista que se presenta a estas elecciones, os animo que si os identificáis con su ideario lo difundáis, y que las sigáis en Facebook y Twitter.

Bildu y Bin Laden

2 May

Ayer cenamos con la noticia de que el Supremo ha decidido prohibir que Bildu concurra a las próximas elecciones municipales y forales. Hoy hemos desayunado con la noticia de que el ejército estadounidense ha asesinado a Bin Laden. Y hemos comido con las declaraciones de Rubalcaba, diciendo que es una cuestión de justicia, que España se queda tranquila, y que así se ha mandado un mensaje a quienes optan por usar la violencia para imponer sus creencias a los demás: «los demócratas se van a defender». Usando la violencia, habría que añadir.

Evidentemente (o no), se refería a la muerte de Bin Laden. Me ha parecido una casualidad inquietante. El mismo día en el que un gobierno se jacta de haber asesinado a un terrorista, otro gobierno se jacta de haber conseguido que una coalición que se había desmarcado claramente de ETA no pueda concurrir a las elecciones, por estar contaminada por un partido que también se ha desmarcado claramente de ETA. El ministro de Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha celebrado la decisión del Tribunal Supremo. En el mismo telediario, preguntado por el asesinato de Bin Laden, también lo ha celebrado. Y ha legitimado el asesinato de Estado como vía para combatir a quienes «imponen al resto sus ideas mediante el uso de la violencia» . Y yo no puedo dejar de acordarme de Felipe González lamentándose de que pudo volar la cúpula de ETA y no lo hizo.

En fin, son sólo asociaciones de ideas. No me hagáis mucho caso. No soy analista política, ni falta que me hace. Y además ya está todo dicho. Anoche la gente se hacía preguntas pertinentes como qué ha pasado para que los mismos políticos de EA que ayer llevaban escolta, hoy estén ilegalizados por estar «contaminados» por los terroristas de ETA/Batasuna. No pretendo decir nada nuevo. Estoy muy cabreada, y sólo quiero que conste aquí, como he hecho constar otros cabreos y tristezas.

El Jukebox: «Aseguran quienes practicaban en bares y discotecas la estrategia del «¿estudias o trabajas?» que el resultado era invariablemente una cosecha de calabazas. Lo mismo sucede con la disyuntiva rubalcabiana de «o bombas o votos». El emplazamiento -menos real que retórico- realizado a la Izquierda Abertzale no era, ni es, para que rompa con ETA, sino para que rompa a ETA. Sin excusas, aunque proceda de quienes de forma simultánea sostienen que ésa es tarea exclusiva de las Fuerzas de Seguridad del Estado y los tribunales».

Mi mesa cojea: «Sortu es ETA. Bildu es ETA. Esa gente que corta troncos por hobbie es ETA, como es ETA el caserío y el euskera, esa revista y aquél periódico, todo es ETA salvo los muertos por ETA y sus familiares. Todo en Vascongadas es ETA salvo los que ven a ETA en todas partes.(…)Hoy, gracias al Supremo, hay más ETA que ayer. Porque hoy Bildu también es ETA. ¿Y mañana?»

Y, de postre, os invito a descubrir el anal-fabeto que propone Escéptico. Imagino que lo publicó antes de conocer la resolución del Supremo. Pero a mí me parece que le va bien al día de hoy. No creo que hoy sea la única vasca que esté atascada en pensamientos como «Iros todos a tomar por el culo».

El placer de poseer certezas

10 Abr

Estoy leyendo ‘Cómo me convertí en un estúpido’ una delirante novela de Martin Page cuyo protagonista, Antoine, se siente tan atormentado por su inteligencia que se propone convertirse en un imbécil feliz. Está harto de racionalizar y analizar todo, de no sentirse integrado en la sociedad porque en vez de fundirse en ella se dedica a diseccionarla. En fin, me identifico bastante con esa «enfermedad de meditar demasiado», con sus deseos de aprender a detener el cerebro de vez en cuando, con sentir que el empeño por comprender la vida impide saborearla del todo. En el manifiesto que escribe explicando su proyecto para que trascienda por si muere en el intento, dice algo que me ha parecido brillante (intentad obviar el uso del masculino como genérico):

«Los hombres simplifican el mundo mediante el lenguaje y el pensamiento, de ese modo poseen certezas; y poseer certezas es el placer más poderoso de este mundo, mucho más poderoso que el dinero, el sexo y el poder juntos. La renuncia a una auténtica inteligencia es el precio que se paga por poseer certezas, y supone siempre un gasto invisible en el banco de nuestra conciencia. Para eso, prefiero a quienes no se cubren con el manto de la razón y afirman que su creencia es ficticia. Por ejemplo, un creyente que acepte que su fe no es más que una creencia y no una primacía sobre la verdad de las cosas reales»

Pues sí, resulta muy cómodo enrocarse en certezas simplistas como que los inmigrantes se llevan todas las ayudas. Si alguien se atreve a escuchar y entender que eso es un disparate, se enterará de un montón de cosas que prefiere no saber; por ejemplo, de lo injustas que son las leyes migratorias y el sufrimiento que provocan.  Y entonces lo verá a su alrededor y ya no podrá mirar a otro lado. Creo que eso explica el enfado de mucha gente, empezando por la directora del área de igualdad del Ayuntamiento de Bilbao, cuando demostramos que en los bares de Bilbao se discrimina. Mola más pensar que vivimos en un mundo feliz, libre de intolerancia y de injusticias.

Pero ojo: tener conciencia social no nos libra de caer en certezas-trampa. En actitudes dogmáticas y sectarias que nos impiden escuchar a quien no piensa igual, entenderle y respetarle. Las que nos llevan a aplicar dobles raseros, justificar, relativizar u obviar atropellos, cuando los cometen «nuestra gente», en nombre de ideales que compartimos. No me gusta la gente que se siente en posesión de la verdad absoluta (aunque yo también crea en esa verdad); por ejemplo, me irrita la actitud atea-escéptica a ultranza que lleva a ridiculizar a quienes creen en algo más que en la ciencia.

Me preocupa que en la burbujita de los movimientos sociales en la mayor parte de debates nos limitemos a reafirmarnos en nuestras certezas, que evitemos el contacto con personas que nos cuestionan, que nos hacen hilar más fino, matizar ideas panfletarias. Conozco a personas progresistas que tienen buenas amistades en el entorno del Opus Dei. Admiro que se hayan atrevido a comprobar que incluso en los ambientes más hostiles podemos encontrar a gente que merece la pena.  Aunque imagino que estas personas abiertas a quienes piensan diferente serán de las que también anhelen de vez en cuando, como el bueno de Antoine, regresar al cómodo refugio de las grandes certezas.

¡Cuidado, que te van a robar!

5 Abr

En el bar en el que desayunaba cuando trabajaba en SOS Racismo era recurrente que alguna señora mayor me abroncase por colgar el bolso en la silla. «¡Ten cuidado, que te van a robar!», me decían malhumoradas, reprendiéndome por mi inconsciencia. Yo les contestaba: «Prefiero correr el riesgo y vivir feliz». Me lanzaban una mirada censora, pero me dejaban en paz. Es un barrio en el que ha crecido la alarma social ante los robos. Y digo alarma, porque la policía municipal descarta un aumento real en la zona. Lo cual contrasta, por cierto, con la «guerra al navajero» que declara nuestro señor alcalde cada dos por tres ante las cámaras. Hay robos, claro, y las ancianas son probablemente las que más los sufren. La cuestión es que esa percepción exagerada de inseguridad tiene que ver con que se ha puesto el foco en que algunos de los delincuentes son de cierta nacionalidad.Ya sabéis, esos que vienen a quitarnos el trabajo, a robar y a violar a nuestras mujeres.

Podríamos seguir hablando de racismo. Habréis visto la cobertura lamentable que está dando el periódico más leído de Bizkaia a la reacción vecinal ante la construcción de una mezquita, vaticinando de entrada que habrá conflictos, y estableciendo un vínculo entre presencia de inmigrantes y conflictividad social. No me apetece enlazarlo, pero es bien fácil encontrarlo. La cuestión es que parte de las y los vecinos creen que si la comunidad musulmana empieza a frecuentar el barrio, será el inicio de la decadencia, la marginación y la inseguridad. Se han concentrado bajo el lema «¡Que nadie nos cambie!». Sin comentarios.

Una amiga me contaba hace unos días que le ha tocado un piso de protección oficial en un barrio con una importante presencia de personas gitanas. Lo ha aceptado y está contenta, pero sus amistades no le están dejando disfrutar del traslado: están venga a advertirle de que no confíe en los gitanos, que son peligrosos, que ni se le ocurra darles información sobre su vida. Nunca me cansaré de recomendar el brillante post de Escéptico, en el que habla de la percepción selectiva: si nuestros vecinos gitanos son ejemplares, no nos llevara a cambiar nuestros prejuicios hacia el pueblo gitano (dudaremos de que sean realmente gitanos); si son marginales, sucios y hacen ruido, los reafirmarán.

Me he centrado mucho en la cuestión del racismo y la xenofobia, pero he empezado a escribir este post motivada por algo mucho más trivial. Ayer estaba esperando en un paso de peatones a que el semáforo se pusiera en verde cuando un chico me propuso participar en una sesión formativa de peluquería. Me ofreció pagarme 80 euros por dejarme cortar el pelo delante de unas cuantas peluqueras. Decía que no habían encontrado modelos dispuestas a cortarse la melena. De todas formas, me urgía pasar por la peluquería así que, pese a que la propuesta se me hacía rara, no dudé. Él se extrañó de lo fácil que fue convencerme. Alguna persona me ha dicho que seguro que hay truco. Por ejemplo, que luego me hagan pagar por las fotos que me hagan.

Hoy ha sido la sesión: la peluquera, que ha resultado ser muy prestigiosa y creativa, me ha cortado el pelo (antes me lo han teñido) ante la atenta mirada de 12 alumnas, que no perdían detalle de los pasos que iba dando. Me ha dejado muy bien. En la peluquería, me hubiera gastado más de 60 euros por algo así. Y además me han pagado lo acordado, sin problemas. No me han intentado vender nada, y me lo he pasado muy bien jugando a ser modelo por un día: «posa para las cámaras, date la vuelta, desfila hasta el final, déjame tocarte el pelo…» Así que estoy contenta con mi carácter confiado.

También hay gente que se extraña de que viva tranquila y contenta en un barrio considerado conflictivo. (Sorpresa, queridos racistas bilbaínos: no vivo en el Campo Volantín  ni en Neguri, no, sino en San Francisco).  Y que diga que no cuando alguien me ofrece acompañarme a casa porque ¿cómo voy a ir sola de noche? A veces paso miedo, claro. No más del que pasaba en otros barrios con mejor fama en los que he vivido.  Nos han metido el terror sexual hasta la médula. Pero me niego a dejarme llevar por él. Tengo derecho a ir sola a mi casa a la hora que me parezca.

En definitiva, algunos me consideran una inconsciente por estas cosas. Yo creo que vivo tranquila, feliz, y que no sufro más robos, agresiones o estafas que la gente que vive obsesionada con esto de la inseguridad ciudadana. Confiar, estar abierta a conocer a gente que te cambie, a coleccionar experiencias, enfrentarse a los miedos en vez de recrearse en ellos, son actitudes que a mí me sientan bien. Y que hoy me han reportado un bonito y lucrativo corte de pelo.

Splendor in the grass

25 Mar

Imagen de previsualización de YouTubeEsta semana quería haber escrito sobre el Síndrome de Alienación Parental o sobre otro de estos temas que se escriben con el ceño fruncido (no recuerdo cuál, tal vez era para anunciar el manifiesto contra el populismo xenófobo en los discursos políticos, que os pido que firméis aquí). Pero ¡es primavera! Me sumo, como Eider Elizegi, a celebrar ¡¡¡el fiestón!!!

El lunes 21, Día Internacional contra el Racismo y la Xenofobia y, sobre todo, inicio de la primavera, dejé de ser liberada de SOS Racismo. Un año y nueve meses muy chulos, en los que he aprendido de todo (desde justificar proyectos a arrancar generadores y sobrevivir a hosteleros rabiosos), pero ya tocaba centrarme en lo que me gusta hacer. Y el cielo está despejado (o al menos así se siente). Hoy hacía un viento sur agradablemente inquietante, viento que anuncia cambio. Y Bilbao estaba en estado de ebullición. Jueves noche, típico poteo en el Casco Viejo, todo el mundo en la calle. Nada nuevo. Pero hoy se sentía especialmente alegre.

Pues eso, que me encanta la primavera, y más cuando coincide con ese estado vital de salir del letargo (o de la comodidad sin emoción) y reinventarse. Ayer mandé a mis compis de militancia  un e-mail de falsa despedida (porque voy a seguir dando mucha guerra, pero sin sueldo ni horario) en el que les dedicaba una canción que me encanta por muchos motivos. Es de Pink Martini, un grupo que siempre suena a primavera. Y la canción pertenece al disco ‘Splendor in the grass’. Un título perfecto para hoy. Y todo esto me ha recordado al título de otro disco, de Neil Young en este caso, que un buen amigo cita siempre: «Rust never sleeps» (el óxido nunca duerme). Pink Martini versionando a la gran Raffaella Carrá equivale a un litro de lubricante (es que he buscado en Google qué se usa contra el óxido y dicen que lo mejor es la vaselina).

Mi piace, ah-ah. Mi piacee. Ah-ah-ah….

PD: Por consejo de Magapola, me he desprendido casi del todo del miedo a ser cursi. ¡Muchas flores!

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Dar la talla

20 Mar

Una servidora recorriendo el desfiladero del río Purón

Practicar un deporte en grupo, cantar en público, escribir ficción, tocar percusión… Son algunas de las cosas que no hago y con las que probablemente disfrutaría. ¿Por qué no las hago entonces? Porque me cuesta mucho permitirme hacer cosas para las que creo que no valgo. Este post está inspirado en éste otro de Diario de un escéptico confuso, cuyo autor lista algunos de sus miedos. Al pensar en los míos me he dado cuenta de que uno de los peores es el miedo a no dar la talla. Creo que es algo muy arraigado en nuestra sociedad y que nos hace perder un montón de vías de disfrute.

Un pariente me espetó cuando tenía diez años y andaba ensayando feliz alguna coreografía, que no me tomase tan en serio lo del ballet porque al fin y al cabo soy una patosa. No lo dijo con mala intención, pero me dolió un montón, fue un jarro de agua fría de la leche. Sin embargo, le hice caso, y desde entonces veo que tiendo mucho a hacer sólo aquello que sé que voy a hacer bien. Y me tengo que recordar esa historia para no hacerle lo mismo a mi hermano de 7 años, que está ilusionadísimo con el fútbol. Cuando siento tentaciones de desanirmarle, me justifico pensando que lo que me da rabia es que no elige libremente, sino por la presión machista. Que seguro que le iría mejor si le diera por el baloncesto, por ejemplo. O si se concentrase en desarrollar sus aptitudes musicales. Pero la cuestión es que disfruta con el fútbol, como yo disfrutaba con el ballet. ¿Acaso no es eso lo importante?

Creo que tenemos la creatividad mutiladísima por esa mentalidad de que si algo no nos da dinero, fama o posibilidades de ligar, es una pérdida de tiempo. A esto se suma el miedo a hacer el ridículo y a que nos juzguen. O lo que es lo mismo: el miedo a hacer el ridículo ante nosotros mismos, que somos los jueces más implacables. Tengo amigos a los que les ha dado por pintar lienzos, por escribir canciones o dedicar mucho tiempo a la fotografía, sin plantearse (o al menos no dejar que eso les frene) si son buenos o no. Me da mucha envidia. Podría ponerme a hablar del obstáculo añadido de las mujeres, a quienes no nos enseñan a jugar, pero no quiero buscar excusas para perpetuar el bloqueo creativo. En cambio, os voy a contar algunas decisiones de las que estoy orgullosa:

Ir al monte. Como me creí eso de que soy patosa, miedica y vaga, apenas he disfrutado de la naturaleza hasta que me he dejado contagiar por alguien con quien últimamente subo pequeñas montañas y hago excursiones camperas. Este fin de semana me lo he pasado pipa trepando (torpemente, ¿y qué?) de roca en roca, y hasta he rozado el misticismo contemplando cómo se abre paso la primavera en enclaves sobrecogedores como el de la foto (Valderejo, entre Álava y Burgos).  Estoy encantada con mi nueva faceta Dora la Exploradora.

Seguir bailando funky. El curso pasado iba a funky y a danza del vientre, pero este año no tenía tiempo para ambos. Danza del vientre se me da de maravilla. En cambio, soy consciente de que me falta fuerza, estilo, flexibilidad y casi de todo para destacar en funky. Decidí seguir con funky: me desfogo más, me lo paso pipa bailando desde Lady Gaga a Michael Jackson o Aretha Franklin, y salgo de las clases llena de energía y con el cerebro descansadísimo.

Poner en marcha Pikara. Llevaba dos o tres meses gestando la revista cuando me entró una especie de pánico escénico terrible. Si medios digitales cuyos impulsores tenían muchos más recursos, prestigio, experiencia y talento no conseguían satisfacerme, ¿cómo iba yo a poder crear algo satisfactorio? Me parecía que estaba destinada a fracasar, a que el resultado fuera decepcionante hasta para (o sobre todo para) mí misma. Pues tiré para adelante, tal vez porque más vergüenza me daba abandonar el proyecto cuando un porrón de gente se había subido al barco, trasmitiéndome la confianza que me faltaba. Y ya sabéis que estoy encantada y que Pikara va marcha viento en popa.

Creo que deberíamos rescatar ese espíritu de la niñez, el que nos llevaba a intentaba hacer piruetas o chilenas sin importarnos un bledo si teníamos madera de bailarina o de futbolista. Aparcar prejuicios y complejos, y aprender a hacer lo que nos dé la gana, lo que nos hace sonreir, lo que nos permite desconectar por un rato del trabajo, de la angustia, del racismo, de Libia o de los riesgos de la energía nuclear. Y ya que este post tiene un irremediable tufo a manual de autoayuda, diré que mi receta para superar los miedos es rodearme de gente gente creativa, emprendedora, loca, payasa, intrépida, soñadora. Gente que no se refugia en la seguridad de lo conocido, que se atreve a probar cosas nuevas, a viajar, dibujar, trepar, hacer el payaso, berrear. Soñar, vaya.

PD: Con este post he superado otro miedo: el miedo a resultar cursi. Así que me voy contenta a la cama.

París underground

31 Oct

El título de esta entrada no puede ser más literal. Ayer, en mi primera noche en París, acabé yendo a una fiesta bajo tierra, nada más y nada menos que en las famosas catacumbas; de origen romano, convertidas en cementerio común y utilizadas por la resistencia francesa en la Segunda Guerra Mundial. Si quería conocer otro París, lejos de la Torre Eiffel, objetivo más que cumplido. 

Llego al hostal y conozco a mis compis de cuarto: estudiantes de Erasmus trajeándose para ir a una fiesta chic. Por si me uno a su plan, me pongo un vestido corto mono y me maquillo. Finalmente, un trabajador del hostal me cuenta que están organizando una fiesta en las catacumbas, y me decanto por su propuesta. Su única advertencia es que no lleve tacones, porque el acceso «es complicado». El acceso resulta ser una alcantarilla, en la acera junto a una parada de metro.

Nos vamos metiendo dentro de uno en uno y tenemos que bajar seis tramos de escaleras de barras de metal. No sé si las visualizáis: no hablo de peldaños, sino de las instaladas en la pared que se usan para descender a las minas, como éstas. Manos y pies resbalan por la humedad. Por supuesto que no hay luz, y la linterna que lleva uno de los organizadores se apaga inoportúnamente cuando estás en medio de la pared. Que pasé miedo es decir poco. Cuando hemos bajado todo lo que hay que bajar, toca ir recorriendo unos túneles laberínticos (o sea, las catacumbas); uno de ellos está inundado, por lo que hay que ir avanzando con las piernas muy abiertas, pisando ambos rodapiés de las paredes.

Después de cerca de media hora de recorrido, llegamos a la sala que han habilitado con focos, graffitis, una mesa de disc jockey, una pantalla en la que proyectan vídeos extraños y decoración de Halloween. Todo eso lo han ido bajando con cuerdas los días anteriores. Mucha gente,de lo más variopinta. Un calor infernal. No hay música porque se ha ido la luz (han pinchado la electricidad de algún lado). La gente se ha traido bebidas. Yo no. No bebería alcohol ni loca sabiendo que luego tengo que subir por esas escaleras, pero necesito agua. Vuelve la luz y empezamos a bailar con ganas a ritmo de hip-hop, pero nos falta oxígeno. Literalmente: no puedo encenderme un cigarro porque el mechero no responde por la falta de oxígeno. Total, no creo que aguantásemos ni media hora antes de decidir salir de ahí cuanto antes. Ese «cuanto antes» fue, claro está, otra media hora de angustiante travesía indianajonsiana. Espero que entendáis que no me pusiera a sacar fotos.

Qué duda cabe de que fue un flipe. La fiesta más rara en la que he estado nunca. El París underground de verdad. Vale que se pueda interpretar la propuesta como una frivolidad teniendo en cuenta que hay gente, incluso niñas y niños, que tienen que hacer recorridos así de peligrosos para sobrevivir, pero no deja de ser toda una experiencia conocer de esa manera una parte de la historia francesa. Así que, si tenéis ocasión, no sigáis los sabios consejos de las guías (que definen estas incursiones como ilegales y peligrosas; con razón) y animaros a descender a los sótanos de la ciudad de la luz. Eso sí, no os pongáis vestido.

Bonjour Paris!

28 Oct

Este sábado me voy a París, a iluminar un poco mi vida en la ciudad de la luz. El motivo es que SOS Racismo Francia ha convocado un encuentro antirracista europeo, y ha sido el mejor pretexto para parar un poco en este ajetreado otoño.

 

¿Por qué ajetreado? Pues, entre otras cosas, por si alguien se lo ha perdido, Pikara Magazine, ese sueño en forma de revista que estamos preparando unas cuantas amigas periodistas y blogueras, está a puntito de salir del horno. Ya podéis suscribiros en la web http://pikaramagazine.com y ojalá podáis pasaros por la presentación, que tendrá lugar el día 20 de noviembre en la Librería Anti de Bilbao. A eso hay que sumarle los talleres de Feminismo 2.0. que he empezado a impartir. Pero bueno, os seguiré hablando de estas cosas a la vuelta.

 

Y os contaré cómo respira la capital gala tras intensas jornadas de huelga, las expulsiones masivas de gitanos, el debate anti-burka y tantas cosas de las que espero enterarme de primera mano entre paseo y paseo por las callejuelas de Paris. Para ir ambientándome, me dedico a ver este vídeo de mi venerado Jack Johnson. Eskerrik asko, Tomara.