Las nicas se defienden, y eso levanta ampollas
10 Sep
Primero mirad estos carteles, leed los mensajes, pensad qué os transmiten, qué os hacen sentir y qué proponen, y ahora comentamos.
Se trata de una campaña que lanzó el Colectivo 8 de marzo de Nicaragua. Se inspiraron en los talleres sobre violencia machista que impartió la psicóloga mexicana afincada en Bilbao, Norma Vázquez. Lo interesante del discurso de Norma es (entre otras cosas) que se aleja de la victimización: habla de superación de la violencia desde el empoderamiento.
En los carteles vemos a mujeres que no van a tolerar más agresiones, que se sienten capaces de hacerles frente, y que además lo hacen en colectivo. Nada de mujeres amoratadas y lagrimosas, anuladas. Son fuertes, están preparadas, están organizadas. Nada de instituciones que dicen a las víctimas qué tienen que hacer (el consabido «no te calles, denuncia») y que se olvidan del agresor. Aquí son las propias mujeres las que hablan. Y hablan a los agresores, les advierten de que van a detectar los signos de violencia y van a defenderse. Es, bajo mi punto de vista, un enfoque impecable. Pero, claro, remueve.
Hubo todo tipo de reacciones. Muchas personas (incluso dentro del movimiento feminista) consideraron que se trata de una imagen agresiva que propone responder a la violencia con más violencia. Hubo incluso gente que vio guantes de boxeo donde no los hay. Me llama la atención cómo florece el pacifismo cuando se trata de hablar de autodefensa. Aquí no se está proponiendo utilizar la violencia por iniciativa propia. Se está diciendo que si me van a agredir, me voy a defender con los recursos de los que disponga. En un contexto, por cierto, en el que las instituciones no me van a proteger (pero bueno, ese sería otro debate, hasta qué punto en un sistema que sí que dé garantías de protección, siempre el primer paso deba ser encomendarse a las instituciones). ¿Es agresivo decir que si me van a violar o golpear, por ejemplo, voy a defenderme como pueda, incluso con la fuerza? ¿Cuál es la alternativa, poner la otra mejilla? ¿Dejarse violar o golpear y después ir a denunciarlo? Y, claro está, no hablamos sólo de violencia física ni de respuesta física, aunque mucha gente se quede con eso.
Las mujeres que nos defendemos resultamos agresivas. A los hombres se les sigue socializando en la violencia. ¿No teníais en vuestra cuadrilla el típico amigo follonero que casi cada fin de semana se metía en una pelea? ¿No se acepta socialmente que un hombre se líe a hostias para defender, por ejemplo, el honor de su novia o de su madre? En cambio, basta con sugerir la posibilidad de que las mujeres podamos defendernos de una agresión que pone en riesgo nuestra integridad, y parece que estamos haciendo apología de la violencia.
En otro post conté que en un bar de Managua una chica respondió con una bofetada a un tipo que le tocó el culo. Como era de esperar, en un comentario se criticó que la chica respondiera agrediendo al agresor. Yo no voy a recomendar esa respuesta. La cuestión es por qué nos dedicamos más a cuestionar a las mujeres que responden que a los hombres que agreden. Lo mismo pasó cuando en Facebook conté que unos chicos me gritaron «guapa» desde un coche cuando yo caminaba sola de noche, y me salió contestarles «¡gilipollas!», como forma de expresar mi rabia y mi impotencia ante la frecuencia con la que los machistas me dicen cosas en una situación en la que es evidente que me siento vulnerable. A mí no me gustó mi reacción, hubiera preferido haber contestado de otra manera. Pero una vez más, la agresiva soy yo por insultar. Siempre que respondemos, como podemos, hay alguien que nos hace sentir que nos hemos pasado, en vez de centrarse en que la pasada es la situación de violencia que nos ha llevado a responder y que vivimos de forma sistemática por el hecho de ser mujeres.
Esta campaña me parece valiente y necesaria. Me parece terrible negar la capacidad de las mujeres para defendernos de forma autónoma. Nos prefieren atemorizadas y dependientes. Pues de eso nada, señores. Cada vez somos más las que nos estamos preparando y organizando para no permitir más agresiones.
Sobre este tema hablé en su día, en un post titulado Rabiosas que suscitó un interesante debate sobre el discurso de la autodefensa.
En efecto, compañera June, esta discusión es eterna. Seré breve hoy: no cabe todo bajo el paraguas de la «autodefensa». Entre dos hombres no sería «autodefensa» que uno quebrara las dos piernas a otro, aunque el moribundo le haya empujado primero o le haya tocado el culo. En verdad creo que no es tan difícil de comprender…
Cuando un hombre ha reducido por la fuerza a otro hombre que estaba maltratando a una mujer, ha sido alabado como héroe. Cuando se propone que las mujeres nos sintamos con el derecho y los recursos para reducir a nuestros agresores (no necesariamente por la fuerza), eso es violencia injustificable. Es mejor dejar que nos salven.
Si la violencia se usa para «reducir» a un agresor, es plausible la haga una mujer, un hombre o un chucho. En ningún momento he planteado lo contrario. El matiz es que, a mi juicio, la campaña no plantea «reducir» a los agresores, como tampoco lo planteaba el «ejemplo a seguir» que sugeriste de la agresora del Caramanchel. Pero es obvio, estimada June, que tenemos distintas escalas de valores para la justificación de la violencia. Saludos desde acá.
Me he leído el artículo y me gusta mucho, yo por ejemplo para poder gritar, responder al acoso sexual de los hombres fue un proceso para pararlos en 30, pararme frente a ellos y responder! Sin embargo con estos mensajes, pienso en las mujeres de las comunidades alejadas por ejemplo de Matagalpa, en donde el Machismo se encuentra en su estado puro, comunidades alejadas, sin caserios, ni organizaciones presentes, ni jefaturas de la Comisaría de la Mujer, recomendarle que se enfrente que es válido, que se defienda, que lo golpee con lo primero que encuentre, no creo tenga sentido común porque puede desatar una violencia aún más grave contra ella. No toda campaña es válida y efectiva para todas las mujeres generalizarlar, porque existen otras diversidades que con mensajes como estos pueden ser contraproducentes. Y si me imagino mujeres guerreras, agresivas es un sentimiento natural que podamos jugar con la agresividad pero los mensajes corporales pueden ser diferentes!
No, no cabe todo bajo el paraguas de la autodefensa. Pero sí caben cosas, caben muchas cosas, muy interesantes, muy necesarias y que no se suelen plantear en el asunto que menciona June, en la defensa contra los malos tratos machistas. Por eso me parece acertada esta campaña. No pide que se organicen escuadrones de mujeres para ir zurrando a hombres por la calle ni pide que las mujeres vayan un día, entren por sorpresa a la cocina y le den un sartenazo a su marido. Quiere fomentar la capacidad de las mujeres maltratadas para defenderse. Diría que incluso más la actitud mental que el entrenamiento físico, porque solo el hecho de encararse suele sorprender y desarmar a algunos de los agresores, por eso parece tan importante romper con la imagen de sumisión o resignación.
GENIAL! eso hace falta en Perú, estoy harta de ver mujeres llorando o con el ojo morado en las campañas para luego escuchar «basta de tu violencia machista» :S … no creo que ayude el vernos siempre vulnerables, nos podemos defender! podemos emplazar! podemos responder!, nadie mejor que yo para cuidar mi cuerpo y mi integridad, no se lo dejaré a otra persona.
Tal vez la violencia no sirva para las grandes causas de la humanidad (me refiero a la humanidad como especie) pero está claro que si te enteras de que las mujeres maltratadas no se dejan, que se defienden… Tal vez dejen de levantar la mano para hacer daño si ven que tienes una piedra en la tuya. No garantiza nada, pero lo inmoral es no ayudarlas a defenderse si está claro que ellas ni siquiera tienen claro si tienen o no derecho a defenderse.