La carretera del amor

30 Ago

Esta foto la he sacado de Google. Por lo visto, ese autohotel está en la carretera de Catarina, aledaña a la de Masaya.

 

A ambos lados de la carretera de Masaya, que une Managua con Granada (y con Masaya, obviamente), veo un montón de carteles que anuncian «Autohotel 24 horas». Con las neuronas adormecidas por el calor y la modorra, y haciendo gala de mi habitual ingenuidad, pregunto a mi acompañante si se trata de campings para autocaravanas o algo así. Se ríe y me explica que son moteles pensados para encuentros rápidos entre parejas que buscan intimidad y máxima discreción, o simplemente saciar unas imperiosas ganas de coger. La bautizamos entre bromas como «la carretera del amor».

Los autohoteles tienen nombres tan apetecibles como «Casanova» o «Burbujas de amor». Las parejas entran al recinto de casitas en su coche en presencia de guardias que giran la cabeza con elocuencia para dejar claro que no miran. Aparcan el coche en la parcela que encuentren libre y lo tapan con una gruesa cortina. No hay que pasar por recepción, no hay que identificarse en ningún momento. Disfrutan de la habitación durante unas horas y, cuando se quieren ir, pagan a través de una pequeña compuerta giratoria que hay en la pared, que se parece a las que usan las monjas de clausura para vender dulces sin mostrar su rostro. Tocas el timbre, la compuerta se gira, recibes la cuenta, depositas el dinero, y giras la compuerta. Corres la cortina y sales del recinto entre dos guardias que miran hacia otro lado.

¿Quién necesita tanta parafernalia, andar con tanto cuidado?, me preguntaba alguna amiga cuando a mi regreso le hablé de estos establecimientos. Una lo asocia inmediatamente al adulterio, pero  es una buena opción para parejas del mismo sexo, por ejemplo. Se ahorran el miedo a recibir miradas censoras o morbosas, comentarios ofensivos o, directamente, una invitación a abandonar el recinto. Se agradece tener lugares a los que una o uno pueda ir a coger sin toparse con la homofobia. Me hablan de unas conocidas sí que las echaron de un autohotel cuando se dieron cuenta de que eran dos mujeres, pero por lo general son lugares seguros. En todo caso, son una estupenda opción para echar un polvo sin complicaciones. Siempre que andés carro, obvio.

Unos días después me decidí a visitar uno. La primera parcela libre consistía en una suite con jacuzzi que podía disfrutar durante un máximo de ocho horas por 35 dólares. Es lo que cuesta más o menos pasar la noche en un hostal nica modesto. La habitación es muy amplia, decorada en tonos marrones y negros, algo anticuada, pero elegante. El jacuzzi, redondo y generoso, no decepciona. Comparte espacio con una cama king size rodeada de espejos en la cabecera, la pared y el techo (espectacular). Frente a la cama hay una televisión de plasma gigante. La enciendo y – ¡sorpresa!- aparece una rubia siliconada haciendo una mamada.

Junto a la televisión hay un asiento extraño que recuerda al de una máquina de hacer pesas. Le salen seis patas de metal para apoyar brazos y piernas, que explican su sobrenombre de «la araña del amor». Trae instrucciones de uso. Y, por lo visto, engancha. He de confesar que, como no recordaba bien el aspecto del invento, lo  he buscado en Google, y lo primero que he encontrado ha sido un artículo sobre este «sillón del amor» nada más y nada menos que en El Nuevo Diario, uno de los dos principales periódicos nicas. Dice así:

Es importante advertirles a los amantes del sexo, que la araña es un asiento que sirve para llegar a esas zonas erógenas poco alcanzables por una superficie plana y baja, pero no debe ser la única vía para desinhibir los deseos, de lo contrario esto podría hacerlos  caer en dependencia de instrumentos lejos de la fricción corporal, al tiempo que los hace dependiente de los encuentros clandestinos en los moteles por ser los únicos en ofrecer las arañas.

Sobre la cama y la mesita de noche hay diferentes productos cortesía del autohotel: toallas, chancletas desechables, kit de baño (jabón, champú, peine), caramelos y condones. Encuentro también una peculiar carta en la que se listan bebidas, aperitivos y platos, pero también pastillas. La primera, cómo no, viagra. La segunda no la recuerdo. La tercera opción se anuncia con unas siglas, PPMS, que se refieren a la píldora del día después. No consumo nada. Imagino que todo se obtiene por la misma compuerta por la que se paga.

Cuando me voy, veo a los dos trabajadores sentados junto a la pared en la que está la compuerta. Están prácticamente pegados a la pared para escuchar el timbre y atender rápido. Me pregunto cómo será trabajar ahí, si bromearán sobre lo que escuchen o si la suite estará bien insonorizada.

*

Aunque me pareció un asunto divertido, no pensé en escribir un post sobre los autohoteles hasta que llegué a Madrid. En el aeropuerto de Managua compré ‘El país bajo mi piel’, la autobiografía de la poeta Gioconda Belli, en la que narra su participación en la lucha contra la dictadura somocista, la revolución sandinista y la guerra. Tal vez hubiera tenido más sentido haberlo leído antes del viaje, para ir conociendo la historia de Nicaragua, pero creo que lo estoy disfrutando más ahora, que reconozco los paisajes que describe, los lugares en los que suceden las cosas, el léxico nica, las valoraciones que hace del carácter de la gente y del país.

El caso es que los autohoteles aparecen como escenario en el que ella y su compañero sandinista quedaban para hablar sin riesgos de la estrategia del Frente contra la dictadura. Me emocionó imaginar que esa habitación que visité movida por la curiosidad morbosa, no sólo había sido testigo de aventuras secretas y amores furtivos, sino que cuarenta años atrás había dado cobijo a quienes contribuyeron a derrocar la dictadura y hacer una revolución. Os copio el fragmento en el que Belli cuenta su paso por la carretera del amor, durante 1974:

Con la ayuda de Justine conseguí encontrarme con Roberto en varias ocasiones. La persecución era un reto que desafiábamos apelando al humor y usando varias artimañas: disfraces, pelucas. Salía por la puerta lateral de mi casa y subía al carro de Justine, quien me trasladaba a otro lugar donde Roberto me recogía. Yo me escondía en el suelo del vehículo, mientras nos dirigíamos a una carretera donde se alineaban los moteles que, en Nicaragua, son refugios anónimos de amantes furtivos. Roberto se reía diciendo que a esa carretera le decían la de los locos porque, como las pasajeras viajaban ocultas, era común ver a los conductores conversando alegre y animadamente con sus invisibles acompañantes. Los moteles eran toscos en su mayoría, habitaciones dispersas alrededor de un jardín, cada una con su propio estacionamiento. Uno aparcaba y corría la cortina de lona para ocultar el vehículo. Ya en el cuarto amueblado con una cama, una mesa y una silla, se esperaba al empleado que cobraba el alquiler a través de una abertura en la parte inferior de la puerta. Así nadie veía las caras. El empleado entregaba, a cambio del dinero, una bolsa plástica con un rollo de papel higiénico y una pastilla de jabón. Eran lugares sórdidos, pero perfectos para ocultarse. Recuerdo uno donde los muebles estaban fijados al suelo con un candado. Roberto me contó que en varias ocasiones la organización se había llevado muebles de esos lugares para amueblar casas de seguridad. Tomábamos Coca Cola y Roberto me ponía al tanto de la situación política; leíamos documentos de la organización, conversábamos, nos reíamos.< No recuerdo haber estado triste en ese período. Dentro de mi soledad, me sentía acompañada, contenta de haber traspuesto los límites del miedo. Fue entonces cuando me sentí por primera vez parte del grupo.

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16 Respuestas para “La carretera del amor”

  1. LUCIANO BUSTO RICO 30 agosto, 2012 en 15:52 #

    Genial narración (la tuya June) me ha encantado, me ha trasportado allí totalmente. Muchas gracias por compartirla.

  2. dosdedos 30 agosto, 2012 en 17:21 #

    En Argentina también son muy comunes y se les llama «telos» (hotel al revés, en el lunfardo porteño). Suelen tener «turnos» de dos horas y los hay de muchos tipos, desde los más sencillos hasta los que tienen habitaciones temáticas (Egipto, el lejano oeste, la caverna de Batman). Y no solo son lugares de «trampa» (adulterio) sino que es el refugio de muchas parejas jóvenes que todavía viven con sus padres, o lugares para festejar el aniversario (yo tengo una pareja amiga que, todos los años desde hace 15 años de matrimonio, van a uno muy famoso y han ido probando todas las habitaciones).

  3. Ineritze 30 agosto, 2012 en 19:54 #

    Qué buena! Me ha encantado la historia, además justo hoy había estado pensando en Gioconda Belli. Me están entrando ganas de viajar a Nicaragua.

  4. jose sanchez 25 abril, 2014 en 3:46 #

    Me avisas cuando regresas a nicaragua

Trackbacks and Pingbacks

  1. June Fernández - 30 agosto, 2012

    La carretera de Masaya está llena de moteles ideales para sexo furtivo. Hace 40 años cumplieron otra función.http://t.co/QxbAdQKr #Nicaragua

  2. La Hell - 30 agosto, 2012

    La carretera de Masaya está llena de moteles ideales para sexo furtivo. Hace 40 años cumplieron otra función.http://t.co/QxbAdQKr #Nicaragua

  3. Crónicas guanacas - 30 agosto, 2012

    La carretera de Masaya está llena de moteles ideales para sexo furtivo. Hace 40 años cumplieron otra función.http://t.co/QxbAdQKr #Nicaragua

  4. mario mendez arvizu - 30 agosto, 2012

    La carretera del amor – http://t.co/tu76kLxK

  5. ZoloRoberth - 30 agosto, 2012

    La carretera del amor – Gente Digital: La carretera del amor Gente Digital Una lo… http://t.co/OsocxJON #sexo

  6. Autoescuela Lara - 31 agosto, 2012

    Hoy que es viernes, qué mejor que empezar con unas "carreteras del amor" http://t.co/FKe8fDyZ

  7. Autoescuela Lara - 31 agosto, 2012

    Hoy que es viernes, qué mejor que empezar con unas "carreteras del amor" http://t.co/imFJm4kD

  8. koldo castañeda - 31 agosto, 2012

    La carretera del amor o la carretra de los locos http://t.co/VyPLXXL2 @marikazetari

  9. June Fernández - 31 agosto, 2012

    .@autoescuelalara ha retuiteado mi post sobre los autohoteles nicas. Claro, ¡son un buen motivo para sacarse el carné! http://t.co/QxbAdQKr

  10. gentedigital - 3 septiembre, 2012

    @marikazetari nos describe uno de las ofertas hoteleras más particulares de Nicaragua http://t.co/2UilOyWc

  11. La carretera del amor | Sex Appeal - 4 septiembre, 2012

    […] La carretera del amor aparece una rubia siliconada haciendo una mamada. Junto a la televisión hay un asiento extraño que recuerda al de una máquina de hacer pesas. Le salen seis patas de metal para apoyar brazos y piernas, que explican su sobrenombre de “la araña del … Read more on Gente Digital […]

  12. Velia Agurcia Rivas - 5 septiembre, 2012

    Se me había olvidado compartirlo. Una entrada en el blog de @marikazetari sobre los moteles de la carretera a Masaya. http://t.co/nBvqUhvf