Transexualidad en Cuba: entrevista a Alberto Roque, responsable en Cenesex de la atención a transexuales
19 Abr
El 22 de mayo de 1988, después de lograr que la Organización Mundial de la Salud y que la histórica guerrillera cubana y fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas Vilma Espín se interesasen por su caso, Mavi Sussel se convirtió en la primera persona que accedió a la cirugía de reasignación sexual en Cuba. El Ministerio de Salud Pública tardó 20 años en volver a autorizar operaciones, como resultado de la creación en 2004 de la Comisión Nacional de Atención Integral a Transexuales dentro del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), adscrito al Ministerio. 15 personas han accedido hasta el momento a la cirugía genital en la isla.
Alberto Roque Guerra, especialista en medicina interna, es uno de los responsables de la atención a transexuales en el Cenesex, institución en la que entró en 2004 «por activismo», cuenta. Fue uno de los asistentes que más participó en el debate sobre transfeminismo que dinamicé en La Habana. No fue posible formalizar las autorizaciones que hubieran sido necesarias para entrevistarle en nombre del Cenesex. Me tuve que conformar con entrevistarle por correo electrónico, además de compartir con él una hora de conversación off the record en la que me habló del funcionamiento de las redes de activistas LGTB adscritas al Cenesex, de cómo concilia su activismo a favor de la diversidad sexual con su condición de militante activo en el Partido Comunista Cubano (que sigue arrastrando una homofobia histórica que obstaculiza la aprobación de las reformas legales a favor de los derechos de la comunidad LGTB que promueve el Cenesex), y de su desconfianza hacia la prensa extranjera, dado que en anteriores entrevistas se sintió manipulado.
En persona, Roque se expresa con pasión y vehemencia, y no se muerde la lengua. Aunque por email, y hablando en nombre de la institución, se muestra más sucinto, se posiciona claramente respecto a temas polémicos como la prostitución o el asociacionismo autónomo.
En 1988 se intervino a Mavi. ¿Por qué no se siguió realizando operaciones?
Se produjo un masivo rechazo a la nota de prensa publicada en el periódico Juventud Rebelde. En el Ministerio de Salud se recibieron muchas quejas que expresan la no comprensión por parte de la población y de no pocos profesionales de la salud sobre la necesidad de garantizar la atención de salud a las personas trans.
¿Cuándo y cómo empezó el Cenesex a abordar la atención a las personas transexuales?
La atención a las personas transexuales en Cuba comenzó en 1979, cuando el entonces Grupo de Trabajo en Educación Sexual (que devino en CENESEX en 1989) atendiera la solicitud de atención de una persona transexual masculina al Ministerio de Salud Pública. En ese momento se creó un grupo de trabajo que se basó en las evidencias científicas en ese momento.
¿Cómo se habían adaptado las personas trans a vivir durante décadas sin posibilidad de tratarse?
No lo sé, no puedo hablar en nombre de todas las personas trans. Al menos en las historias de vida a las que tengo acceso en el CENESEX y el privilegio de conocer a personas trans, me ha permitido saber que en su mayoría han sufrido mucha angustia, y desesperación producto del estigma y la discriminación de la que son objeto.
En la actualidad, ¿cuál es el proceso que tiene que seguir una persona en Cuba para cambiar de sexo?
Se mantiene la aplicación de la llamada terapia triádica (experiencia de vida real-hormonas del otro sexo-cirugía de reasignación sexual) por dos años, que exige criterios de elegibilidad y aptitud para realizar la transición completa hacia el otro género. Este enfoque sigue siendo patologizante y estamos preparando nuevos estándares de cuidado que contemple un enfoque no patologizante, pero que al mismo tiempo no deje desprovista de atención de salud a las personas trans.
¿Aboga por dejar de exigir la cirugía genital para tramitar el cambio de sexo?
En Cuba la asignación de la identidad legal se realiza de acuerdo al aspecto externo de los genitales y cambiar los datos de identidad exige cambiar su aspecto mediante cirugías. Por supuesto que este enfoque puedes ser cambiado y para ello nos basamos en los siguientes elementos:
- La asignación de la identidad legal de una persona debe basarse en la identidad de género, es decir, aunque el aspecto externos de los genitales siga siendo la guía, puede hacerse flexible el cambio de identidad de acuerdo a la construcción específica de la identidad y rol de género de cada persona.
- El sexo en sí mismo es diverso y depende de otros factores: cromosómicos, gonadales, hormonales, cerebrales. Ello implica que la asignación del sexo puede ser errada si solamente se toma en cuenta el aspecto externo de los genitales.
- La práctica de mutilaciones genitales por razones médicas no implica un cambio de la identidad de la persona.
- Los estándares de cuidado internacionales no ponen como requisito la realización de las cirugías de reasignación sexual para lograr el cambio de identidad legal. El no reconocimiento de la identidad legal de la persona, en correspondencia con la identidad de género, niega el derecho a la personalidad jurídica en muchos aspectos de la vida de las personas trans.
En Cuba hemos visto a algunas personas que no desean operarse, pero demandan el reconocimiento legal de su identidad de género. También tenemos casos de personas que presentan contraindicaciones médicas para la cirugía.
Se ha elaborado una propuesta de Ley de identidad de género, que de aprobarse garantizaría el cambio de identidad legal sin la necesidad exclusiva de la cirugía y en caso de que se operen no tendrían que pasar por un proceso judicial (como ocurre en la actualidad) sino administrativo.
¿Cuántos transexuales masculinos han atendido, aparte de los dos únicos que están operados?
Solamente los operados.
¿A qué atribuye que haya menos transexuales masculinos que femeninas?
No se conoce la razón, ni en Cuba ni a nivel internacional, hasta donde tengo conocimiento.
¿Cuáles diría que son los principales problemas sociales que enfrentan las personas transexuales en Cuba?
La discriminación en el ámbito familiar, escolar y laboral. El estigma y la exclusión que genera la expresión de su identidad de género les limita participar plenamente en la vida social, política y cultural de la nación. El CENESEX ha desarrollado una estrategia educativa y de abogacía por el respeto y reconocimiento de los derechos de las personas trans. Los objetivos alcanzan a prácticamente todos los ministerios e instituciones de la nación.
Muchas travestis [en Cuba se utiliza el término para denominar a las personas nacidas hombre que se identifican con el género femenino sin haber iniciado o completado la reasignación] han visto limitadas sus salidas laborales a la prostitución. A otras la policía las prejuzga como prostitutas por el hecho de ser travestis. ¿Qué valoración hace de esa situación?
La prostitución es en muchas ocasiones la única solución a los problemas económicos que enfrentan las personas trans, relacionadas con lo que he expresado en la pregunta anterior. No tengo objeción sobre la libertad de usar el cuerpo o cualquier parte de él para subsistir. Es parte del derecho a la autonomía sexual y la libre expresión del erotismo. Nadie se alarma cuando usamos nuestras manos, la boca, el oído para trabajar. ¿Por qué tanto escándalo cuando se trata de los genitales u otro “accesorio” relacionado con la sexualidad? Sin embargo, la autonomía implica disfrutar o usar nuestros cuerpos libres de coerción, o explotación y se sabe que casi ninguna persona sobrevive en el llamado “mercado del sexo” sin proxeneta. Este hecho lo condeno con toda energía.
La policía no está para perseguir prostitutas ni para prejuzgar a nadie por su sexualidad. La policía está para cumplir la Ley y las políticas que define el Estado. En Cuba no es ilegal la prostitución. Toda acción o medida que se tome contra la prostitución es contraria al Código penal. En Cuba es ilegal el proxenetismo.
Debemos concentrarnos en garantizar el ejercicio de una ciudadanía plena de todas las personas y trabajar de conjunto con políticas afirmativas dirigidas a los grupos más vulnerables: mujeres, mujeres trans, jóvenes prostitutos. La creación de zonas de tolerancia no resuelve el problema de explotación que subyace en el llamado trabajo del sexo. Me parece una política hipócrita, hegemónica y patriarcal que enriquece y convierte en proxenetas a muchos estados.
¿Qué opina del movimiento por la despatologización trans?
Me adhiero, junto a mis colegas, a este movimiento. De hecho, la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad y el CENESEX se han suscrito a sus fundamentos. No obstante, creo que debemos valorar que algunas de las demandas requerirán de un proceso de tránsito en cada contexto.
¿De qué forma están sensibilizando contra la transfobia?
Las iniciativas educativas se insertan en la Estrategia Educativa por el Respeto a la Libre Orientación Sexual e Identidad de Género. También lo realizamos desde el ámbito académico y en el contexto de la Estrategia de Atención Integral a Personas Transexuales.
¿Apoyan de alguna forma el empoderamiento y la participación social de las personas transexuales?
El proyecto Trans Cuba, desde el CENESEX, ha logrado el empoderamiento y la participación social de las personas trans. Muchas de ellas son activistas que trabajan en la formación de otras personas trans y en la abogacía por sus derechos.
¿Considera deseable que en Cuba pueda emerger un movimiento LGTB autónomo? No me refiero a grupos ligados a la disidencia organizada, como el Observatorio LGTB, sino a iniciativas de activistas LGTB que quieran marcar su propia agenda y discurso al margen de las instituciones y con la posibilidad de criticar las políticas gubernamentales.
Antes de contestar la pregunta quiero expresar mis criterios sobre lo siguiente:
El llamado Observatorio LGBT no es parte de la disidencia, sino un grupillo de mercenarios mal-pagados por la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, carente de una agenda política seria. Lo que hacen es condenable legalmente en la mayoría de las naciones y es contrario al derecho internacional, sobre todo cuando un país poderoso como los Estados Unidos mantiene una guerra económica y comercial contra Cuba, por el mero hecho de disentir con la dictadura mundial que ellos pretender imponer. En todo caso, disidentes somos las personas que nos oponemos a esto. También disentimos de otras hegemonías: la burocracia, el dogmatismo, el patriarcado, entre otras.
Trabajar el activismo político por los derechos de las personas LGBT desde una institución gubernamental implica criticar con toda libertad todas las políticas gubernamentales o inclusive señalar la ausencia de políticas.
Ahora mi respuesta:
Creo que sí, es necesaria la formación de un movimiento por los derechos sexuales que sea autónomo, pero que incluya a las personas heterosexuales que disienten de las hegemonías y que tenga un funcionamiento horizontal, participativo y ajeno a rencillas, rencores y vanidades personales. Ello no implica una negación de los principios del socialismo cubano, sino su fortalecimiento y la construcción de una sociedad más justa y digna.
Me confieso un ignorante en este tema. Solo puedo decir que todos los esfuerzos dirigidos a curar o a atenuar el sufrimiento de cualquier persona, sea por el motivo que sea, han de ser apoyados por la sociedad. Con leyes que se cumplan, con información objetiva y con una educación que aporte valores humanos y equitativos.
Cambiando de dirección, quisiera hacer una crítica sobre el uso que se le da a la palabra «género» en general (valga la redundancia). Se habla de género cuando se debería decir sexo. Una persona es del sexo femenino o masculino; puede ser transexual, pero no «transgeneral». Es una de esas palabras que hemos tomado del inglés y la hemos traducido tal cual, sin tener en cuenta que no significa lo mismo en ambos idiomas. Otro ejemplo es «polución», supongo que sobra explicarlo aquí. Las palabras sí son del género masculino o femenino, o neutro; los animales no, los animales tenemos sexo. «La transición completa hacia el otro género…» está mal expresado. Parece querer decir que se trata de una transición de humano a ave, o de robot a humano, por ejemplo. Creo que un cirujano debería hablar con propiedad. Los políticos decidieron llamar «Violencia de género» a lo que debería llamarse violencia de sexo, o de sexos; que no es lo mismo que «violencia por sexo», también sobra explicarlo. Esta denominación, en contra de lo que sugirió la RAE, se mantuvo para complacer una audiencia más bien laxa en cuanto a cultura y al uso del idioma, y es uno de los muchas concesiones de ciertos estamentos en aras de ganarse adeptos, más que de hacer prevalecer los valores del lenguaje, y en este grupo meto también a periodistas y medios de comunicación en general.
Lo siento, June. Se podrá estar en contra del uso propio de esta palabra, pero no dejará de ser un criterio subjetivo que empobrece el lenguaje. De esta manera estamos confundiendo los términos cuando hablamos, porque según parece uno puede ser del género femenino o masculino, pero también del género idiota o del intelectual. Así ni siquiera parece difícil cambiar de género, no lo es. Y el sexo queda aparcado en el subgénero de las palabras políticamente incorrectas. Es perverso.
De nuevo, felicidades por artículo que es excelente en su exposición y contenido. Y lo dicho: me sumo a quienes proponen y actúan para conseguir una sociedad más justa para todos, sin distinción de sexo ni inclinaciones sexuales.
Un saludo
Chuff!!
No es lo mismo sexo que género. Seguramente habrá definiciones mucho mejores, pero te cuento lo que es para mí cada cosa. El sexo hace referencia a características físicas visibles (genitales, pechos, vello corporal, tipo de musculatura, etc.). El género es la propia identidad, algo mucho más subjetivo, por ejemplo, ¿piensas en masculino o en femenino? Cuando ves una disputa entre hombres y mujeres, ¿con quién te alineas? En ambos casos, ¿la respuesta es fija o va variando? ¿Te gusta que por la calle te reconozcan como hombre, como mujer, o prefieres que no lo tengan claro?
«Tansgeneral» no lo he oído nunca, «transgénero» muchas veces. Y no, no es lo mismo transexual que trangénero.
Lo único que me chirría a mí del artículo es lo de «personas nacidas hombre que se identifican con el género femenino». Para mí, debería ser «personas nacidas con sexo masculino que se identifican como mujeres». Precisamente por esto es por lo que es importante la distinción entre sexo y género. Sé que no todo el mundo estará de acuerdo conmigo, ni siquiera todas las presonas transexuales ni todas las trangénero. Para mí si hablamos de sexo hablamos de machos, hembras y transexuales, si hablamos de género hablamos de hombres, mujeres y personas trangénero.
Para acabar, June, quería agradecerte la serie de articulos y entrevistas que estas publicando sobre Cuba. Encuentro muy interesante el punto de vista que ofreces.
Sin entrar en el contenido del articulo de «marras», es sorprendente hasta donde llega la utilización aberrante del lenguaje con tal de darle un tinte «progre» al asunto a tratar.
Vease:
DESPATOLIGIZACION, TRANSFOBIA, EMPODERAMIENTO.
Entiendo que no es necesario atenerse en ciertas ocasiones a la ortodoxia del RAE, pero hay articuloS que rayan en el ridiculo cuando tratan temas como el que contiene el anterior y que se podria haber escrito con palabras sustitutivas de mucho mas rango, aunque suenen mas «carcas».