«No tenemos pisos para inmigrantes»

6 Nov

¿Recordáis que en marzo SOS Racismo demostró que a las personas negras y magrebíes no les dejan entrar en un montón de bares de Bilbao? Pues han repetido el método del testeo, junto a CEAR, esta vez para probar que la discriminación racista también es una práctica sistemática en el caso de las inmobiliarias. Algo más grave, si cabe, porque el resultado es que las personas inmigrantes lo tienen mucho más difícil para encontrar piso; un derecho básico que además es la puerta a la regularización. Yo acompañé a uno de los grupos como colaboradora del periódico Diagonal.

Os dejo con mi crónica y os invito a leer el post de Lucía Martínez Odriozola, otra de las testigos morales. De su entrada me quedo con la idea de que el inmigrante que va a buscar piso es tan cliente de la inmobiliaria como el propietario que lo alquila. Algo obvio, pero que se nos olvida incluso a quienes reprobamos estas prácticas discriminatorias.

CRÓNICA DE UN DÍA DE BÚSQUEDA DE PISO MARCADO POR EL COLOR DE LA PIEL

«No tenemos pisos para inmigrantes»

Una acción antirracista demuestra discriminación sistemática e las inmobiliarias de Bilbao. A magrebíes y subsaharianos les ofrecieron sólo el 20% de las viviendas que ofertaron a los nacionales.
JUNE FERNÁNDEZ (BILBAO)
DIAGONAL. DOMINGO 6 DE NOVIEMBRE DE 2011.  NÚMERO 160
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A Ababacar Sambe le ofrecieron un piso de alquiler en esta inmobiliaria; al participante autóctono le ofertaron cinco./ June Fernández

 

Tres personas entran a la misma inmobiliaria a buscar un piso de alquiler. A dos de ellas les ofrecen sólo una. A la otra le ofrecen 13. Las tres son hombres que rondan los 30 años, afirman tener trabajo y contrato indefinido. ¿En qué se distinguen? En el color de la piel. El único blanco es el que se ha encontrado con esa oferta variada. Ocurrió el pasado viernes durante el testeo de inmobiliarias organizado por SOS Racismo-Bizkaia y CEAR-Euskadi en Bilbao con el objetivo de demostrar la discriminación que sufren las personas inmigrantes en el acceso a la vivienda.

Siete grupos compuestos por una persona autóctona, una magrebí y una del África negra, acompañados por periodistas en calidad de testigos, recorrieron un total de 29 inmobiliarias. A los nacionales les ofrecieron un total de 105 pisos; a los magrebíes 23, y a los subsaharianos 22. Es decir, a las personas inmigrantes sólo les ofrecieron el 20% de los pisos en alquiler; ya fuera porque no les atendieron o porque les ofrecieron menos pisos que a sus compañeros autóctonos.

A las 4 de la tarde, los siete grupos se reunieron en diferentes bocas de metro para empezar a recorrer las agencias de diferentes barrios bilbaínos. Los tres participantes de cada grupo entraban en las mismas inmobiliarias, pero de forma muy espaciada, para no levantar ninguna sospecha. Llevaban grabadoras en el bolsillo que registraron tanto declaraciones explícitas de que los propietarios de los pisos no quieren inmigrantes, como el contraste entre la amabilidad con la que se atendía a los nacionales y la brusquedad con la que se despachaba a los inmigrantes. A algunos ni se les dejaba entrar por la puerta: «No tenemos pisos en alquiler, sólo en venta». La mentira quedaba probada cuando entraba el nacional y se le ofrecía una amplia gama de viviendas.

«Encajas a la perfección con un piso y con su propietario. Le voy a llamar ahora mismo», le dijo exultante la agente a Peio en una inmobiliaria del Casco Viejo. Ya tenía al propietario al otro lado del teléfono cuando lo tapó para preguntarle a Peio: «Porque tienes nómina y todo, ¿no?». Le ofreció otros cinco pisos más. Ibrahima en cambio no duró ni cinco minutos en la inmobiliaria: «Hay poca cosa, la verdad», le dijo la misma mujer, quien se limitó a apuntar su teléfono y despedirle sin hablarle de ningún piso. En otra inmobiliaria, a Ibrahima, de origen senegalés, le dijeron que primero tenía que llevar contrato de trabajo, nómina y aval bancario, y entonces ya verían si algún propietario estaba interesado en alquilarle a él.

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16 Respuestas para “«No tenemos pisos para inmigrantes»”

  1. BaYa 6 noviembre, 2011 en 14:52 #

    Ni siquiera hace falta llegar tan lejos, para saber que la gente considera este tipo de racismo casi como «inocuo», aquí y en la otra punta del mundo.
    A mi me pasó por 1ª vez en 1994, en Madrid. ¡Y soy más «blanca» que l@s nacionales! 😀

    Cuando la propietaria del piso vio mi NIE no-comunitario, súbitamente recordó que tenía una sobrina que necesitaba un piso en alquiler. ¡Y que no podría alquilármelo a mí, tal como habíamos quedado 24 horas antes, cuando al no llevar el NIE pegado en la frente, la «buena señora» no llegó ni a sospechar que yo pudiera ser extranjera! (Desagradable, mi costumbre de tomarme en serio el país donde vivo y hablar un español sin acento que me delate. :-DD)

  2. YENCY 7 noviembre, 2011 en 10:38 #

    Hola,dios mio parece mentira que estemos en pleno siglo 21,cuando las personas se daran cuanta,que la gente negra tambien es persona y sufren como todos los demás.Esto da verguenza hasta los que pueden ayudar cierran las puertas,a estas personas yo si les jusgaria,y los mandara a la cárcel para que aprenda que el negro y el blanco son lo mismo porque los dos tambien lloramos.

  3. AlbertoNahum 16 noviembre, 2011 en 17:38 #

    No te había podido leer aún el artículo entero, June. Ahora sí. Interesante experimento. Me ha recordado aquel otro que hiciste por bares de Bilbao…

    Pero me temo que la glorificación de la diferencia en España no está solo en el color de la piel, sino en cualquier minucia. La xenofobia también se da entre españoles de diversas regiones, por ejemplo. O diversas profesiones, si me apuras. Ya sabes que para mentes poco abiertas lo decisivo es la identidad colectiva, que se pone por encima de otras identidades a las que colocan como inferiores. Y, claro, la consecuencia es la de inventarse «enemigos» que, en el fondo, son idénticos a nosotros mismos. Por explicar mi punto: imagina este mismo experimento en determinados pueblos del Goierri, con un tipo que diga que es guardia civil o policía nacional y quiera alquilar una casa. Por otras razones, pero se activa ese mismo mecanismo de desprecio y cerrazón, ¿no?

    Con todo esto quiero decir que el racismo, esa lacra, es la culminación de ese culto a la identidad colectiva y, por ende, a la diferencia, que se mama desde pequeñito. Yo creo que en muchos casos lo que consideramos racismo es más un racismo «económico», por decirlo de algún modo: los jugadores de fútbol negros o árabes no tendrán nunca problema en una inmobiliaria, cuando les vean entrar recién salidos de su BMW, enjoyados y vestidos de Armani. ¿O no?

    En todo caso, como te decía, interesante reportaje. Saludicos.

  4. June 16 noviembre, 2011 en 22:39 #

    Gracias a los tres.
    BaYa: Es alucinante el mecanismo por el que causas una impresión a una persona y su percepción cambie completamente al ver tu NIE. En fin…
    Yency: Pues sí, es un poco como esta frase de que «la homosexualidad no es una enfermedad; la homofobia sí». Da vergüenza que la gente sienta ese rechazo a quien considera «los otros», que no son sino sus vecinos.

    Nahum: Estoy de acuerdo contigo en contextualizar el racismo dentro de la tendencia de las personas a catalogar, y a dividir el mundo entre «nosotros» y «los otros». Sin embargo, me parece que el racismo tiene unas raíces muy profundas. Si algo han probado estos dos testings es que eso de que somos clasistas y no racistas, es un mito. En el caso de los bares, los negros y marroquíes fueron de punta en blanco, se pusieron americanas, se afeitaron y llevaban zapatos. Les discriminaron. En cambio, los vascos llevaban barba, playeras, pendientes… No les pusieron pegas en ningún lado. Pasó lo mismo en las inmobiliarias: A mí me preocupaba un chico vasco que tiene dilataciones en las orejas y un enorme aro en la nariz. No sólo no le discriminaron en ningún lado, sino que le trataron como a un rey. Y una vez más, los inmigrantes iban bien vestidos, y te aseguro que son gente con buenas habilidades sociales, y que no encajan para nada con una estética marginal.

    La cuestión es que el jugador de la NBA tiene que dejarse ver en limusina para que no le discriminen. Ya puede ser multimillonario, que si va a un bar o a una inmobiliaria sin presentarse como deportista de élite, le van a discriminar. Por negro. En el reportaje un chico comenta en todas las inmobiliarias dieron por hecho que era solvente económicamente. En cambio, el inmigrante lo tiene que demostrar; en principio, se le presupone pobre. Y digo el inmigrante, pero lo mismo le pasaría al negro que lleva aquí toda la vida.

    Y no es mi intención jerarquizar discriminaciones, porque ninguna está justificada. Pero joe,es muy fuerte que a estas alturas el color de la piel siga siendo determinante para que te respeten por la vida, en la ciudad en la que llevas años viviendo. Pero claro, no es casual; lo explican tanto esas raíces del racismo como los intereses políticos que hay por alimentar el miedo y la desconfianza. Así lo veo yo.

    Un abrazo, Alberto

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  1. June Fernández - 6 noviembre, 2011

    SOS Racismo y CEAR demuestran racismo en las inmobiliarias de Bilbao. Post con mi crónica para @El_Diagonal y + enlaces http://t.co/o1izdl9w

  2. Zuria Arzua - 6 noviembre, 2011

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  3. narrefh - 6 noviembre, 2011

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  4. Diagonal Periódico - 6 noviembre, 2011

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  5. Jorge Sánchez - 6 noviembre, 2011

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  6. MiquelRamos - 6 noviembre, 2011

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  7. Asela Viar - 6 noviembre, 2011

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  8. euskalhiria - 6 noviembre, 2011

    "No tenemos pisos para inmigrantes" – http://t.co/AWek0hZp

  9. Adelina P. Cañedo - 6 noviembre, 2011

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  10. laura llera a. - 6 noviembre, 2011

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  11. Azulejo - 6 noviembre, 2011

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  12. gentedigital - 7 noviembre, 2011

    “No tenemos pisos para inmigrantes”, entrada de @marikazetari http://t.co/yGCzp82u