Acosados

30 Ago

Imagen de previsualización de YouTube

En La Habana solíamos ir por las noches a tomar una cerveza en el Malecón (uno de los mayores placeres que he experimentado). Para ello, pasábamos por una gasolinera convertida en punto de encuentro gay, en la que se apelotonaban a beber y ligar un porrón de jóvenes, en un ambiente un tanto sórdido. Nos fundíamos con la muchedumbre para comprar cervezas en la tiendita y nuestro amigo cubano, Álex (el mulato apuesto del que os hablé, que aquí definiríamos como metrosexual) se ponía rígido como un palo. Yo ni me enteraba, pero al parecer tenía que aguantar un buen número de comentarios.

Uno de los días le sacamos el tema y nos dijo: «Yo no tengo nada contra los gays pero [ya sabéis, el pero al que siempre sigue un prejuicio] que me dejen tranquilo, que no me hablen ni me toquen». Le contesté que se imaginase ese tipo de acoso todos los días del año, todos los años de su juventud, y sabría cómo nos sentimos nosotras. En Cuba los piropos, los comentarios burdos, los besitos, el marcaje, las miradas lascivas, eran constantes, e intentábamos que no nos amargasen el viaje. Cuando poníamos mala cara o contestábamos, el tío en cuestión nos venía a decir que tendríamos que estar agradecidas de recibir halagos. Lo que nos faltaba era aguantar las quejas de un chico que se enfrenta durante dos minutos al día a algo ligeramente similar. Creo que le hizo pensar.

En mi anterior blog os narré una escena de la serie The L Word en la que una de las protagonistas emplazaba a un colega impresentable que había violado su intimidad a que se escribiera «Fóllame» en el pecho, saliera así a la calle con una sonrisa en la boca y diera las gracias a quien le dijera algo. «Y entonces, jodido cobarde estúpido, sabrás lo que es ser una mujer». Si lo puse entonces es porque no tengo que irme a Cuba, en mi barrio también aguanto comentarios a diario, y lo definí como violencia de baja intensidad (sobre todo cuando te obliga a cambiar de ruta o cuando sientes miedo porque caminas sola de noche y un tío te sigue diciéndote cosas; algo que me pasa a menudo). Hoy encuentro en Facebook el vídeo que os pongo arriba, en el que se recrea la situación de un chico que recibe comentarios lascivos de todas las chicas con las que se cruza. Ojalá estas iniciativas para generar empatía sirvan de algo, aunque me temo que el vídeo no llegará precisamente a los que acostumbran a lanzar besitos por la calle.

Por seguir con la buena racha de comentarios: ¿vosotras qué hacéis ante esas situaciones? ¿Ignoráis los comentarios, os ponéis bordes, recurrís al humor…? ¿Y vosotros os habéis visto en alguna situación que os haya permitido empatizar con las mujeres que sufren acoso en la calle?

Be Sociable, Share!

36 Respuestas para “Acosados”

  1. Mónica 30 agosto, 2011 en 10:26 #

    Cuando vi este corto me encantó, pero después vi el original y me quedé un poco a cuadros al final: http://www.youtube.com/watch?v=MFBYZ0H6vBY

    A ver qué te parece.

    Besos!

    • June Fernández 30 agosto, 2011 en 10:54 #

      Pues que no lo entiendo.

      • Isidro 30 agosto, 2011 en 17:41 #

        Diría que el corto no pretende llegar muy lejos, si hubiera querido tratar seriamente el tema no habría elegido sólo mujeres jóvenes y atractivas. Creo que va por el lado del humor, sin más. Supongo que el final es en plan «si dejáramos de piropearlas quizás ellas empezarían» o algo así. Bastante básico. Me quedo con la frase «con esa colita te invito a cagar a mi casa». Aunque los pirotos sean una agresión intolerable hay que reconocer que a veces tienen gracia.

        Y bueno, la verdad es que yo no veo ni oigo piropos ni nada parecido a mi alrededor, creo que la última vez debió ser hace meses, algún silbido desde algún andamio… Pensaba que por aquí (País Vasco) había caído en desuso si es que alguna vez se usó mucho. Creo que probablemente muchos hombres no nos damos cuenta de la dimensión del problema.

        Como anécdota comentar que un amigo albañil (que a veces se va «al Artea a mirar culos»(sic)) me dijo una vez que él a veces piropea sin ni siquiera mirar bien antes a la mujer, un poco por costumbre y por divertirse con los compañeros.

  2. Lucía 30 agosto, 2011 en 10:27 #

    Pues mira, me viene al pelo. Hay un viejo verde de mi pueblo que toda la vida, toda, me ha dicho guarradas. Vamos, era una niña y ya lo hacía. El otro día me topé con él y como yo iba con marido se calló como un perro. Ahí se me hizo la luz y me prometí a mí misma que la próxima vez no le daría oportunidad. Fue la semana pasada a eso de las 10 de la noche. Él estaba escampando bajo un balcón.
    Al acercarme a él le dije, literal: «Como me digas una sola palabra, te pego una hostia». Oye, santas pascuas, se le olvidó hasta que llovíay salió pitando. 40 años me ha costado darme cuenta de lo que tenía que hacer con esa cucaracha. Me siento más ligera ahora.

    • June Fernández 30 agosto, 2011 en 14:17 #

      Qué bien, Lucía. Tengo una amiga estupenda que también ha soltado de esas a más de uno. En mi caso el problema no es que haya un mismo tío diciéndome cosas, sino que a diario hay unos cuantos que me dicen un simple «hola, guapa». Así, aislado, es como que no se les puede decir nada. Lo que no entienden (o les da igual) es que diez «hola, guapa» tocan las narices, que tenemos derecho a caminar en paz.

  3. Cliente X 30 agosto, 2011 en 10:37 #

    Ajajajajjajjajjjajjajjjj

    Qué jartón de reír, ese video es tremendoooooooo!

    Estaba por empezar diciéndote «uy mamasita rica te voy a piiiiiiii de arriba a abajo» pero me parece que no estás para bromas. En fin… que hablando seriamente no creo que sea para tanto. No lo hacen con mala intención ni tampoco suelen ser tan vulgares, si dices que un tío te persigue yo te creo pero no es normal.

    Yo me siento halagado cuando les oigo a las chicas decir cosas bonitas de mí, cuando me miran, cuando se frotan «accidentalmente» o incluso cuando alguna un poco pesada me coge de la mano o me toca más de la cuenta… y no te hablo de las del gremio, sino de las que no tienen nada que ver con la profesión. Y las transexuales que trabajan y a veces me piropean me hacen sonreir, sé que me lo dicen con cariño.

    ¿No te hace sentirte bien el saberte deseada? O a lo mejor soy yo, que como me decía el otro día una de mis amigas (esta sí, puta): «si fueses mujer serías puta. Pero puta, puta, reputa». Jajajajajaj

    Mira este video sobre el gitano de la flagoneta
    http://www.youtube.com/watch?v=x8iE_OFhuR0

    • June Fernández 30 agosto, 2011 en 14:29 #

      Cliente X, ¿cómo que no te parece para tanto? ¿Acaso lo has vivido? La cuestión no es lo que te digan sino que ese goteo constante. Es como el xirimiri, que parece que no, pero moja. El otro día fui por la calle y un chico me dijo algo tipo “qué lindo caminas, mami”. Me hizo sonreír. Pero es que en mi barrio no hay día que no salga de casa y al menos tres personas me digan algo. Hay días que no le doy importancia, pero hay otros días en las que voy de mal humor, o ensimismada, o hablando por teléfono, o lo que sea, y no me apetece tener que estar contestando y reaccionando todo el rato. Y puede parecer que no es para tanto, pero en un día en el que te sientes vulnerable, en el que te has enfrentado a diferentes tipos de discriminaciones, un niñato te dice “qué tetas” en plan asqueroso y te entra una angustia de la leche.

      Hay un contexto, Cliente X. Un contexto de desigualdad en el que a las mujeres nos hacen sentir menos cómodas en el espacio público, en el que nos sentimos juzgadas por nuestro físico en casi todas las situaciones… En ese contexto, que los tíos se sientan con derecho de hablarnos por sistema, sin pensar en si nos apetece o no charlar, indignándose si ponemos mala cara, no es algo sin importancia. A mí me cabrea, y pido un poco de empatía.

      Claro que me gusta sentirme deseada, pero créeme que no necesito ese bombardeo diario para saberme deseada. También me gusta desear, pero eso no me hace sentirme con el derecho de ir por la vida expresando todo lo que se me pasa por la cabeza cuando veo a alguien atractivo. En un mundo ideal, sería super partidaria de los piropos (por parte de mujeres y hombres, hacia mujeres y hombres). Pero los hombres deberían darse cuenta de que no estamos en ese punto y que tenemos motivos más que de sobra de estar hartas de las miradas y los comentarios.

      El vídeo me lo pasaron en su día. Qué terrible. Esas cosas pasan, ya te digo que si pasan.

      • June Fernández 30 agosto, 2011 en 14:34 #

        Por cierto, hay un montón de situaciones que explican nuestro cabreo y que tú no puedes entender porque no lo has vivido. Una pauta recurrente en los machistas es que no te dicen las cosas a los ojos, sino que esperan a que ya te has cruzado con ellos para decirte una burrada. De esa forma, te obligan o a ignorarles o a darte la vuelta, ir a donde ellos y montarles el numerito. Esos comentarios a las espaldas ponen muy nerviosa. Otra cuestión es que en los espacios muy masculinizados (como mi barrio) no es que un chico te haga un comentario, sino que una cuadrilla entera se pone pesada, se van creciendo entre ellos.

        • Cliente X 1 septiembre, 2011 en 13:31 #

          A ver, me dices que lo que te cabrea es que te digan las cosas a la espalda.
          Que se queden en lo superficial.
          Que te lancen frases con el ánimo de provocarte.

          Hmmm… espera, creo que eso me suena.

          Tengo compañeros que me dicen, sobre todo desde que aparecí en la Cuatro (y no te digo nada a partir de que salga este sábado en la Noria de Tele 5), lindezas como «¡puterooooo!» mientras paso por los pasillos o «¿cómo andan las putas de Montera?». Cuando les encaro, hacen como que no me han dicho nada con una media sonrisa. ¿Qué pienso de ellos? Probablemente lo mismo que tú de quienes te molestan, que son unos perfectos GILIPOLLAS.

          Supongo que lo mismo que te has encontrado con tíos así, habrá muchos otros que no te hayan faltado al respeto. O incluso alguno cuya reacción, cuando le gustes, sea distinta: por ejemplo que sea tímido y le coma la lengua el gato.

          Creo que es más bien una cuestión del carácter de cada persona, no de una desigualdad estructural. He tenido compañeras que me ponen las tetas encima o que me cogen de las manos o del culo sin haberlas dado pie a ello. A veces me han acosado más que en un puticlub.

          Y no pienso que sean unas babosas o unas maleducadas, sólo que están tratando de decirme algo con lenguaje… hmmm… no verbal. Si me interesase diría que sí, y en caso contrario paso en redondo. Entiendo que la gente tiene diferentes formas de decir las cosas, la verdad es que hay muy pocas cosas que me molesten. Por el mismo motivo comprendo que existen diferentes sensibilidades y que lo que para mí no puede suponer mayor problema (y que te llamen putero creo que es bastante más ofensivo que te digan lo bonitos que son tus ojos o incluso lo bien puesto que tienes el culo) a otra persona sí la puede incomodar.

          ¿Sabes que les habrían dicho mis niñas a los de la cuadrilla? Pues por ejemplo se habrían girado y, moviendo obscenamente la mano imitando una masturbación, les habrían dicho que se hiciesen una paja.

          • Maia 7 septiembre, 2011 en 15:01 #

            Vaya cliente X, eres la primera persona a la que el acoso sexual le sube el ego, me alegro por ti, a mí me lo destroza. Jamás interpretaría el que mi jefe me clavara su paquete en la espalda como una inocente manera de transmitirme un mensaje no verbal (el pobre). Todo lo contrario, pensaría que está abusando de mi condición en todos los sentidos (condición sexual, de subordinada) y que desde luego mi trabajo no lo debe de valorar mucho. No pienso que me equivoque si digo que me secundan un 99% de las mujeres, vamos que creo la mujer a la que esta situación le resulte agradable debe de ser una extraordinaria excepción.
            A mi el acoso verbal me ocurre muchas veces, generalmente con inmigrantes marroquíes (en mi caso es así, no pretendo lanzar un mensaje racista), y si es tarde y voy caminando siento una mezcla entre miedo y rabia. Miedo porque por supuesto no soy un maromo de 2m que pesa 100kg, más bien todo lo contrario, con mi 1.60 y mis 52 kg creo que poco voy a hacer, me siento absolutamente desprotegida. Y rabia porque es puro machismo, porque si voy a acompañada de un chico miran a otro lado, porque se creen con derecho a hacerlo y se lo pasan pipa si ven que además te agobias y te asustas. Explícame que recursos tienes para poder tomarme estas situaciones como un alago. Y desde luego no voy a simular una masturbación porque como ya te he dicho, también paso miedo, no sería a la primera que le pegan una bofetada si se sienten humillados.

  4. Arantza 30 agosto, 2011 en 12:52 #

    Pues en una ocasión, iba por la calle San Francisco, a plena luz del día cuando… me crucé con la típica patrulla de ertzainas que se juntan para comer pipas. De repente, uno de ellos me lanzo un beso, de forma lasciva… ¡Qué te voy a contar! Agaché la cabeza. Espero que se le atragantaran las pipas…

  5. June Fernández 30 agosto, 2011 en 14:32 #

    Arantza, a mí no me ha pasado, pero tengo amigas a las que a menudo. Esta bien contarlo, porque parece que en Sanfran (mi barrio) el problema son los inmigrantes, pero los comentarios lascivos vienen de todo tipo de tíos: polis, jóvenes que salen del after, viejos verdes… La cuestión no es la procedencia, sino el machismo.

  6. Ander Izagirre 30 agosto, 2011 en 16:54 #

    Debería ser fácil comprender que las situaciones que describes parecen leves pero resultan bien agobiantes. Suelo pensarlo cuando veo a chicas que salen a correr por la calle: para algunas tiene que ser como atravesar un túnel de lavado, pero de babas, gestos, miradas y comentarios.

    • Mari Kazetari 31 agosto, 2011 en 8:23 #

      Buena metáfora, Ander. Y gracias por tu empatía: se agradece que haya hombres que no nos tratan como paranoicas o exageradas.

      • Magdalena 21 diciembre, 2011 en 7:21 #

        Cuando me gritan por la calle siempre tengo la sensación de que no es a mí, ni para mí. Es para ellos, y para el grupo de amigos que está observándole gritarme. Yo podría ser más vieja, más joven, más guapa o más fea, y el resultado seguiría siendo el mismo.Mi incomodidad es el precio de escalar rangos en la manada.

  7. Nusa 30 agosto, 2011 en 17:35 #

    Ay, June, a mí pocas veces me agreden así, casi no me dicen nada gracias a mi aspecto. Pero cuando me lo dicen, me defiendo, a veces poniéndome borde, pero siempre recurriendo al humor, contestando por ejemplo: «¿Y si le farfullas eso a tu progenitora?» O «A palabras pronunciadas por laringes atrofiadas, tímpanos en repposo». Los ojos que ponen, de no entender nada, son un número. Y una se acaba riendo del ridículo que hacen…

    • Mari Kazetari 31 agosto, 2011 en 8:26 #

      Nusa, ahí tocamos otro tema muy cutre: ¿cómo nos sentiremos las que estamos acostumbradas a esos comentarios diarios (porque cumplimos con unos cánones de belleza determinados) cuando nos dejen de decir cosas? Respecto al humor, en Cuba fue nuestro gran aliado. Si nos piropeaban en inglés, seguíamos la conversación en inglés. Nos hacíamos las guiris tontas estridentes. O empezábamos a contarles nuestra vida. O les piropeábamos a ellos. Imagino que estar de vacaciones ayuda. En el día a día, no estoy para bromas.

  8. La siempreviva 31 agosto, 2011 en 10:08 #

    Hola! me parece un excelente artículo y video, hace poco en el Blog «Diferentes Mujeres» escribimos una entrada con el mismo tema por si les interesa verla este es el link: http://diferentesmujeres.wordpress.com/2011/07/
    Libertad y amor!

  9. Arantza 31 agosto, 2011 en 10:24 #

    Ayer me quedé con este tema rondándome la cabeza a lo largo del día, como un constante tweet-topic en mi cerebro. Es cierto, el machismo no entiende de fronteras, etnias, edad… Estuve un tiempo en Marruecos, y allí, en ocasiones, también eramos «victimas» de esta clase de comentarios. Lo mejor de todo es cuando te dicen: «¡Pero, si nosotros lo hacemos porque sentimos que debemos hacerlo. ¡Para que la mujer se sienta mejor!». Como si encima tuviéramos que dar las gracias por cumplidos que no solo no se esperan… sino que a veces, incluso desesperan.

  10. Alazne Iturrigorri 31 agosto, 2011 en 18:23 #

    Es que al 90% de los tios les parece normal los piropos porque ellos miran a la mayoría de las mujeres (y a los hombres cuando son gays) no como a personas sino como objetos sexuales, en vez de mirar como las vacas miran al tren que es como miramos la mayoría de las mujeres cuando vamos por la ciudad, a las personas desconocidas, los tios miran de arriba a abajo, con lascivia y detenimiento en las tetas y en los culos. Son muy primarios y bastante patéticos la verdad….

  11. Nusa 7 septiembre, 2011 en 11:30 #

    Después de pasar por el periodo piropil, como siempre que pasamos en la vida de un estado a otro (nacimiento de una hija/o, muerte de un familiar, menopausia…) se pasa por un periodo de adaptación, con una gran confusión de sentimientos. Creo que en este caso se moverán en un continuo entre el alivio (por fin no me dicen cosas) y la tristeza (ya no me dicen cosas). Esta última situación se parece al síndrome de Estocolmo que sufren muchas mujeres maltratadas que «comprenden» a su maltratador, y hasta retiran las denuncias que pusieron Pero no creo que éste sea tu caso. Y, si en alguna ocasión, te sientes así, dínoslo, que nos faltará tiempo para piropearte.
    En todos los casos urge contro emocional, y pienso que los medios de comunicación y el centro educativo deben preparar para ello.

  12. GranadianWeirdo 16 septiembre, 2011 en 9:11 #

    Lo más cercano que he vivido a lo que cuentas fue los primeros que viví en un pueblo de Córdoba por motivos que ahora no vienen al caso. Era un poco rollo Top Gun, estábamos unos cuantos futuros ingenieros jóvenes en un pueblo, imagina las chicas del pueblo, además el rollo ese de «tribu» que cuentas, si están en grupo se engorilaban mucho más. Yo pasaba tela de vergüenza, agachaba la cabeza y aceleraba el paso. Desde entonces no volví a salir de casa sin auriculares.

    Había escrito un tocho, pero creo que me ibas a matar, así que mejor lo borro… Tengo que ponerme contigo para consultarte una cosa, igual te sirve para un artículo.

  13. Pily 16 septiembre, 2011 en 12:29 #

    Llego un poco tarde, pero este tema me interesa…

    Una compañera y amiga lo resumio muy bien cuando hablamos de este tema en un curso: «El problema es que es continuo, que se meten en tus pensamientos.» Esta ultima frase me parecio brutal, porque ese es el mayor problema, ir tranquilamente por la calle, pensando en tus cosas y se crean con la autoridad de romper tu rutina…

    Aunque tengo que decir que el video tiene sus fallos, creo que ya los han mencionado, todo jovenes guapas???

    He llegado nueva a tu blog pero me pasare amenudo.

    Besos…

    • laurita 21 noviembre, 2011 en 13:00 #

      Pues a mi me ha pasado mucho pero de piropos lascivos no tanto, de todas formas lo que diga un extraño de mi me es indiferente hago oidos sordos si hacen un piropo que me hace gracia o con estilo lo agradezco o sonrio, no hay que tomarselo a mal, pero cuando te persiguen te tocan o ya te empiezan a acosar, mal rollo. Es o que toca, la verdad lo mejor es saber artes marciales.

  14. carolina 21 diciembre, 2011 en 2:49 #

    Me gusto el articulo, a mi de un momento a otro comenzo a pasarme demasiado seguido, al punto de que al menoz una vez por día alguien se sentia con derechoa denigrarme, ahora no peudo salir a la calle tranquila, me pongo nerviosa y salgo preparada para gritar, patear y escupir, SIEMPRE respondo, y opino que es lo que todas deberian hacer, como vamos a terminar con estos insultos si seguimos agachando la cabeza? de verdad espero ser la unica mujer en el mundo que se ve tan sobrepasada al saberse objeto, por que la rabia y la frustracion que siento siempre no se las deseo a nadie.

Trackbacks and Pingbacks

  1. June Fernández - 30 agosto, 2011

    Mari Kazetari | Acosados. Chicos, ¿os imagináis que todas las mujeres os piropearan por la calle? No os perdáis el vídeo http://j.mp/pmn0QR

  2. Pikara Magazine - 30 agosto, 2011

    Chicos, ¿os imagináis que todas las mujeres os hicieran comentarios lascivos por la calle? No os perdáis el vídeo. http://t.co/oIR08tv

  3. Beldur Barik - 30 agosto, 2011

    Chicos, ¿os imagináis que todas las mujeres os hicieran comentarios lascivos por la calle? No os perdáis el vídeo. http://t.co/8vWe9lP

  4. Rubén Díaz - 30 agosto, 2011

    Mari Kazetari | Acosados. Chicos, ¿os imagináis que todas las mujeres os piropearan por la calle? No os perdáis el vídeo http://j.mp/pmn0QR

  5. Juana Mª Hernández - 30 agosto, 2011

    Chicos, ¿os imagináis que todas las mujeres os hicieran comentarios lascivos por la calle? No os perdáis el vídeo. http://t.co/oIR08tv

  6. koldo castañeda - 30 agosto, 2011

    Ona! RT @marikazetari: Mari Kazetari | Acosados. Chicos, ¿os imagináis que todas las mujeres os piropearan por la calle? http://j.mp/pmn0QR

  7. Sandra de Pedro - 30 agosto, 2011

    ¿Y si los que sufrieran comentarios lascivos por la calle fueran hombres?http://t.co/mXk7Yzy

  8. YolandaMartosWensell - 30 agosto, 2011

    Chicos, ¿os imagináis que todas las mujeres os hicieran comentarios lascivos por la calle? No os perdáis el vídeo. http://t.co/oIR08tv

  9. Maribel R. Vergeles - 30 agosto, 2011

    Mari Kazetari | Acosados. Chicos, ¿os imagináis que todas las mujeres os piropearan por la calle? No os perdáis el vídeo http://j.mp/pmn0QR

  10. Artemisa - 30 agosto, 2011

    Chicos, ¿os imagináis que todas las mujeres os hicieran comentarios lascivos por la calle? No os perdáis el vídeo. http://t.co/oIR08tv

  11. gentedigital - 30 agosto, 2011

    Acosados, última entrada de @marikatezari http://t.co/bMLoqcH