Tuiteo, luego existo

15 Mar

En el congreso iRedes que se celebró recientemente en Burgos y que me dio mucha pena perderme, la representante de Twitter dijo (seguí justo esa parte en streaming): «Aspiramos a que tuitear sea tan natural como respirar, que sea como el agua para el pez». Planteaba que las redes sociales se integren tanto en nuestras vidas que ni seamos conscientes de que estamos usándolas. En fin, ya sé que son estas cosas que dicen quienes viven de esto, pero su fantasía me dio mucha grima. En todo caso, no seré yo quien arremeta contra las redes sociales. Al contrario, tengo pendiente ver la ponencia de Arsuaga, en la que expuso cómo el ser humano ha empleado redes sociales toda su vida. Efectivamente, el problema es confundir el soporte con el fin. Como dice Gusi Bertomeu, experta en nuevas tecnologías con perspectiva de género, las mujeres somos mayoría entre los usuarios de las redes sociales porque sirven para hacer lo que hemos hecho siempre: comunicarnos, tejer redes, buscar refuerzos emocionales positivos, marujear… Ahora tenemos nuevos medios para ello, pero son eso, medios.

Y creo que también hay que desdramatizar. Quien exhibe su vida en Facebook seguro que hace un siglo la hubiera exhibido por otras vías; quien se engancha a Twitter seguro que se enganchó al teletexto cuando lo descubrió… Y así con todo. Estamos en esto quienes ya sentíamos la necesidad vital de comunicarnos y de conectarnos con otra gente. Quien no escribía cartas, sólo usa el e-mail para reenviar powerpoints. Quienes las escribíamos, ahora mantenemos amistades por correo electrónico y seguimos blogueando pese a que no esté de moda. Hace un siglo hubiéramos sido radioaficionados, por ejemplo.

Eso sí: el problema es que ahora hay más vías para comunicarnos y, por lo tanto, es más difícil desconectar. Las redes sociales propician la dispersión: si enchufamos el TweetDeck estaremos constantemente leyendo titulares mientras trabajamos. Una locura. Chateamos por Gmail o Facebook mietras leemos el periódico. Tenemos como veinte ventanas abiertas a la vez. Y, bueno, podemos llegar a ciertos excesos como estar contando por Twitter lo que estamos viendo por la tele, en vez de centrarnos en verlo. En todo caso, una vez más, esto nos ocurrirá a quienes ya presentábamos esa tendencia a la dispersión y a la retransmisión compulsiva. «Soy más de comerme el helado que de describirlo», dice Estibaliz Gabilondo en una columna sobre las redes sociales. Yo no puedo decir lo mismo. Pero sí que he observado que está bien controlar ese impulso porque el helado se disfruta más a solas y en silencio.

El verano pasado hice una escapada sola a Asturias. Mi primera escapada sola. Dediqué un día a caminar por la costa de Llanes y parar en las playas que me tentaban. Era agosto, había mucha gente en las playas y no estaba muy a gusto en ellas. De repente me topé con una calita preciosa, en la que sólo había tres personas, y además en pelotas. Qué alegría me pegué. Bajé trotando por el caminito de cabras, me quité la ropa en dos segundos y me dediqué a chapotear y a saltar olas feliz, para luego deleitarme al sol con El lector. De haber tenido cobertura en el móvil, es probable que hubiera llamado a mi pareja de entonces para hacerle partícipe de mi gozo. No hacerlo, guardarme esas sensaciones sólo para mí, las intensificó. Partiendo de esa consciencia, estoy descubriendo que cuantas más opciones tenemos para estar hiperconectados y sobreestimulados, más gratifica desconectar: dejarse el móvil en casa o no conectarse a Internet en todo el día supone hoy una pequeña y dulce revolución.

Esta semana dejo de trabajar en SOS Racismo para volver a ser periodista autónoma. Pero esta vez de verdad, sin jefes que te llaman cinco veces durante el almuerzo y cinco más tras la cena. Uno de mis buenos propósitos es desconectar más y aprovechar la anarquía horaria para pasear, leer, no hacer nada, en cualquier momento. Ayer, lunes, me fui por la mañana al monte. Un gran comienzo.

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10 Respuestas para “Tuiteo, luego existo”

  1. Ander Izagirre 15 marzo, 2011 en 10:27 #

    Conectados, desconectados:

    http://eresfea.blogspot.com/2011/03/conectados-desconectados-o.html

  2. jabokatu 15 marzo, 2011 en 22:25 #

    Puedo dudar (quizas por desconocerte) si vas a desconectar cuando quieras. En mi caso, cuando he estado trabajando por mi cuenta, y cuando he estado en el paro (remunerado), he ido aumentando mis ocupaciones y mi dependencia al correo, a la gente variopinta, al trabajo para ya, a ser por obligación social de servicio público irreconocido e irreconocible. Un liberado de causas muy nobles, algunas muy egoistas(beneficio pero sin compensar ni con un café), que exigen y generan dependencia. Ese buenismo y voluntariedad puede llevar a una situación en la que debas decir Basta!. En todo caso, sin jefes se trabaja más y mejor, pero yo al menos no conseguía desconectar, sino al contrario, estar disponible, conectado y al tanto de todo, más y aprovechándose en el buen y no tan buen sentido.
    Espero que ganes en calidad de vida, enfoque profesional y felicidad.
    Firmado.- un tipo que disfruta sólo para apreciar la buena compañía, y admirar las sorpresas que supongan sensaciones agradables.

  3. Ianire 16 marzo, 2011 en 13:33 #

    No hay nada como estar continuamente conectada a la red día tras día para aprender a disfrutar con esas pequeñas desconexiones que a veces nos permitimos, casi diría como un premio o un regalo. Hace poco tuve una oportunidad para desconectar completamente de toda comunicación virtual durante tres días completos, y, sinceramente, disfruté tanto, que me ha costado hasta volver al redil. Aunque volver, he vuelto… pero y lo que he disfrutado?

    Felices desconexiones June.

  4. embotada 16 marzo, 2011 en 18:41 #

    lo siento, pero de momento estoy tan embotada que no he podido leer con tranquilidad tu artículo. Lo haré en otro momento

  5. circeolvidoaulises 16 marzo, 2011 en 18:49 #

    La aventura de bucear en los pensamientos ajenos, haciendo apnea entre los peces de colores y los tiburones que infiltrados mordisquean ilusiones me parece apasionante, aunque marea esta falta de horizonte ante estas aguas de letras prietas y quietas.

  6. vigía 16 marzo, 2011 en 19:06 #

    existo, luego tuiteo, equiparando con Existo luego Pienso versión postmoderna y opuesta a lo que decía Descartes : Pienso, luego existo.

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  1. June Fernández - 15 marzo, 2011

    "Tuiteo, luego existo", post en #marikazetari sobre redes sociales y desvaríos varios http://bit.ly/gGyBLN

  2. gentedigital - 15 marzo, 2011

    "Tuiteo, luego existo", sobre Twitter desde la bitácora de June Fernández, http://bit.ly/gGyBLN

  3. Leandro Pérez Miguel - 15 marzo, 2011

    RT @marikazetari: "Tuiteo, luego existo", post en #marikazetari sobre redes sociales y desvaríos varios http://bit.ly/gGyBLN

  4. gentedigital - 15 marzo, 2011

    Tuiteo, luego existo, por @marikazetari http://fb.me/SROrukc5