Historico | 19 junio, 2010

Putas y fresas

19 Jun


Ayer fui a la charla sobre prostitución, libertad sexual y ordenanzas del espacio público que dieron Itziar Ziga y Bea Espejo en Bilbao. Sería largo contar las bases de su discurso (que la prostitución está más que asumida y normalizada en nuestra sociedad, pero que sólo se persigue a un colectivo muy determinado y minoritario, el que tiene cara de mujer, pobre, migrante; y ejerce en la calle, sin derechos), pero me gustaron mucho. Me gustó que se desmarcaran de las dos grandes propuestas, el abolicionismo y el regulacionismo, acusándolas de simplistas, interesadas (no precisamente en las mujeres), hipócritas, etc. Yo por lo menos tengo muy claro que más que qué hacer con la prostitución me interesa cómo defendemos los derechos de las prostitutas. Estoy harta de debates ideológicos que nos separan de las mujeres y de sus realidades.

Me gustó Ziga por su discurso antirracista. Empleó dos de los grandes argumentos que repito cuando hablo de estas cosas como integrante de SOS Racismo.

1- Si de verdad quieren combatir la trata, que se carguen la Ley de Extranjería
2- ¿Por qué se habla tanto de las putas y tan poco de las trabajadoras del hogar?

El segundo punto es algo que lo tengo tan claro que más de una vez contesto así cuando me preguntan de la prostitución: No pienso opinar hasta que no me pregunten sobre el trabajo doméstico interno, que también se ejerce sin derechos, que también es alienante y en el que el acoso sexual e incluso los intentos de violación son el pan de cada día. ¿Por qué no se habla apenas de esto? ¿Tal vez porque las inmigrantes limpiadoras o cuidadoras son un recurso más cercano, que casi todas empleamos o tenemos cerca a alguien que lo emplea?

Las inmigrantes sin papeles optan mayoritariamente por ese trabajo. Un porcentaje mucho menor prefiere la prostitución, porque supone más dinero trabajando menos horas, porque permite conciliar mejor con la vida personal, porque da más margen de libertad, porque si no tienes vivienda propia no puedes reagrupar a tus hijos, porque igual te da menos asco hacer felaciones que limpiar el culo a un anciano… Cada día aguanto menos a la gente que se siente en condición de juzgar esa opción.

Pero Ziga habló de un colectivo aún más invisible, del que apenas hemos sabido algo gracias a un tremendo reportaje de El País, Víctimas del oro rojo. Las víctimas son las temporeras que recogen la fresa en Huelva, la mayoría marroquíes y europeas del Este. Reza el subtítulo: «Temporeras extranjeras denuncian abusos de sus patronos en la recogida de fresa en Huelva – La explotación sexual en el campo es un secreto a voces, pero nunca hasta ahora han prosperado acusaciones contra los responsables de una actividad competitiva en Europa». Patronos que observan a las mujeres mientras se duchan, mientras duermen desnudas, que las amenazan con despedirlas si no son buenas. ¿Hablamos de esto para variar?